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El Jardín Del Cerezo

Prologo

En esta historia les contare mis grandes aventuras y mi primer amor, como con mis amigos superamos grandes desafíos y como recuperé mi memoria y mi familia.

Soy Daniel, (El pronta) voy al instituto y tengo 17 años. Me gusta todo simplemente, soy un tipo de persona especial, de esas que solo se lee en los libros, el chico que ama hacer de todo, y se divierte con cosas simples.

Tengo buenas notas, no he tenido novia, ya que me parece una cosa innecesaria, bueno no se me da bien interactuar con las chicas, ya solo me dedico a estudiar, mis dibujos y un poco a la música no tocó instrumentos pero me gusta cantar. Mi pelo es castaño y uso lentes, de contacto claro, para la mayoría soy un nerd, también a lo que vivo leyendo libros no podría dar otra impresión, pero no saben lo que se pierden. Cada libro contiene un mundo diferente en su interior, el cual estimula tu imaginación, y no tiene límite alguno, sólo el que tu te impongas.

Cuando era niño (a los 11 años) sufrí un accidente, casi fatal y debido a ello perdi la memoria, simplemente no tengo ningun recuerdo, y en todods estos años no e podido reciperar ninguno, una persona que dice ser mi pariente, un tio mas precisamente, se izo cargo de mi, me dijo que me cuidaria y protegeria, él me dio su casa para que tuviera mi propio lugar, para no sentirme agobiado por la precensia de otros que me estresaran o pudieran acusarme algún otro daño y también asi poder terminar el instituto. Él me manda plata para los gastos del dia a dia, viene una ves al mes a verme para ver como estoy y como avanzó con mis estudios.

Me acuerdo que cuando desperté en el hospital, él estaba junto a mi, me dijo que era mi tio y que habia estado en coma durante varios meses, tambien me dijo que mi madre y mi hermana que ivan en el auto habian muerto y que era el unico que habia logrado sobrevivir. Como no tenia recuerdos no supe como reaccionar, me senti agobiado y tube un ataque de pánico, los doctores le recomendaron que me diera un lugar propio y así pueda estar más tranquilo y evitar ataques de pánico en el futuro.

El trabaja para una gran empresa y siempre esta de viaje, asique sólo me llama de ves en cuando, cuando no esta cargado de trabajo. La casa donde vivo esta ubicada a 5 cuadras del instituto y a 3 de mi parque favorito, al cual salgo a correr en las mañanas.

En el Instituto sólo tengo tres compañeros a los cuales los podría considerar mis amigos, bueno aunque creo que soy el único que piensa así. Mi materia favorita es Geografía, soy muy bueno y mis profesores me adoran. Cada día es un reto para mi, escribo todas las cosas que hago y a quien conozco por miedo a volver a perder mi memoria, ese miedo me impide acercarme mucho a aquellos que me rodean.

Pimer encuentro

Esa mañana escuche las gotas  de lluvia golpear contra mi ventana, me esperaba mi tipo de clima favorito (lluvioso), tan solo para ir al parque a correr. Me prepare un desayuno ligero, que consta de: "Un capuchino con galletas", me puse mi ropa deportiva, me coloque mis auriculares y salí en dirección al parque. Al salir de casa siempre llevo un paraguas conmigo, por si alguien lo necesita, y a mitad del camino encontré a una abuelita debajo de un toldo esperando a que la lluvia sesara para poder seguir si camino, me acerqué y le ofrecí a mi paraguas, ella lo aceptó y me dio unos caramelos por haberla ayudado a seguir si camino.

El parque era extenso y contaba con una gran cantidad de árboles, flores, y un camino casi vacio, lo cual, hacia el aire más fresco y puro. Me sentía tan relajado que me senté en un banco que habia debajo de un árbol, tan solo para sentir la lluvia caer sobre mi. Me gusta sentir como las gotas caen sobre mi rostro, cada gota se lleva un poco de mi preocupación y estrés, incluso puedo dejar salir toda la tristeza que llevo dentro, en estos días lluviosos puedo dejar que mis sentimientos se desvorden y salgan a los a través de mis lágrimas.

Empece a disfrutar de cada pequeño detalle del paisaje enfrente de mi, como cada color comenzaba a resaltar cuando la lluvia lo limpiaba, queria grabarlo en mi mente y asi poder dibujarlo cuando volviera a casa, pero replicarlo siempre es imposible, porque nunca llegas a esa perfección que tiene cuando lo estas viendo y viviendo en persona.

Estaba tan inmerso en esa escena grabando cada pequeño detalle, cada color, cada aroma, que me izo sentir tan en paz, me puse a escuchar una melodia que tenia en el celular (*musica instrumental de flauta de bambú y koto* aunque no lo crean aveces funciona para despejar toda preocupacion y sentirse más tranquilo consigo mismo... Se los recomiendo.)

Los minutos transcurrieron tan pero tan rápidos, que al mirar mi teléfono me di cuenta de que era muy muy muy super tarde y volví a toda prisa a la casa, al pasar por la puerta me olvide de un pequeño escalon que había en la entrada y cai de cara al piso, me levanté y sin tener tiempo para lamentarme o llorar me coloque el uniforme como un rayo, tome mi paraguas azul, agarre la mochila y corrí al instituto.

Comencé a desesperarme cada ves que agarraba un semáforo en rojo y sólo eran tres semaforos, ya en el último que también lo agarré en rojo, fui tan despistado que resbale y casi caigo sobre una abuela que estaba esperando para poder cruzar, pense que no se daria cuenta de mi presencia, pero me equivoque, en un momento me vi ayudandola a cruzar la calle, ya que se habia agarrado furtemente de mi brazo y por mas que quise liberarme, al verla no pude dejarla cruzar sola (soy tan blando a la hora de ayudar a los mayores, nunca puedo negarme a ayudarlos), y como toda abuela después de ayudarla siempre te dan una golosina, me despedi de la misma segui corriendo.

Al llegar cruce corriendo tan rapido la calle, que en la entrada me tropecé con una chica que llevaba un paraguas rojo, le pedí disculpas sin mirar y seguí hacia el curso. Al menos llegue antes de que sonara la campana.

Transcurrió tranquilamente la tarde, con la lluvia que no cesaba, lo cual me encantaba. Después de que terminaran las clases volvi a casa agotado, tome una ducha y fui a dormir directamentamente.

Esa misma noche tuve un sueño de lo más extraño, donde veía a una bella niña en lo alto de un árbol en el más precioso jardín, rodeado de rosales, el césped bien cortado, una glorieta cubierta por una enredadera de flores amarillas y en medio de la misma, dos bancos enfrentados y una mesita de color blanco con todo tipo de bocadillos. Al seguir observando la niña me gritaba: -¡Daniel! Ven mira la preciosa vista de aquí arriba ¡no vas a creer lo lindo que se ve! ¿Podrías pintarlo algún día para mí?-.

-Si lo pintare para ti algún día- respondi.

Comencé a escuchar una melodía a lo lejos de una flauta, comencé a seguirla y ver de donde provenía, poco a poco se iba aciendo más y más fuerte, al encontrar el lugar, vi a una mujer sentada en un banquito de madera que estaba tocando una flauta de bambú, su sonoro era tan armonioso que me hacía sentir en paz, en eso ella me hablaba pero no logre escuchar lo que me decía, quise tomarla de la mano pero no logre alcanzarla algo me jalaba lejos de ella.

En ese mismo momento me despertó la alarma de mi celular, me senti triste, frustrado, me levanté, comencé a hacer unos panqueques, les agregue dulces de leche y crema chantilli con frutilla, y me senté en el sillón a escuchar música.

Primer encuentro 2

El clima se puso cada ves mas frío, la lluvia poco a poco se convertía en copos de nieve, y sin darme cuenta, se había aculado bastante en la puerta la mi casa, al salir, meti de lleno la pierna en toda la nieve y tube que volver a cambiarme. No había podido salir a correr por la cantidad de nieve que había; me puse unas botas, agarre una pala y me dispuse a sacar toda la nieve de la entrada (la entrada de mi casa tiene 2 metros de largo cuvierto por unas baldosas de cuadraditos de diferentes colores y estaba cubierta por 30cm de nieve). Nunca me habia costado tanto hacer algo, de un momento a otro lo poquito de nieve que quedaba se disperso, luego de tan arduo trabajo, que casi me mata un par de veces por descuidado y torpe, me dispuse a ir al instituto.

Esa mañana había algo diferente. Me sentía ansioso, nervioso, me palpitaba tan rápido el corazón que pensé que moriría, era como si precintiera que algo iba a pasar o capaz fue por tanto trabajo que jamas había echo.

Llegue al instituto justo a tiempo como para ir a la cafetería por un chocolate caliente y antes de cruzar la calle fue cuando la vi, por segunda vez a la chica con la que me había tropezado el día anterior. No sabía nada de ella, ni siquiera su nombre, pero no podía dejar de mirarla. Ella al verme me dedicó una media sonrisa que me hizo subir al cielo mismo y caer en picada. Llevaba el paraguas rojo y el uniforme del instituto. Tenía el pelo castaño claro, que caía en prefectas ondas hasta su cintura, a las cuales no parecía afectarle la humedad del ambiente (dichosa ella, yo sufro todo el tiempo al no poder acomodar bien mi pelo y con la humedad es cuando más se rebela). Sus ojos eran color almendra, con una chispa de oro, que me dejó encantado. Parecía haberse detenido el tiempo, tan solo para que yo pudiera admirarla, la nieve caía suavemente, un rayo de luz atravesó las nubes haciéndola quedar como si fuera un ángel. En ese momento mi corazón se aceleró, mis mejillas se sonrojaron, mis manos temblaron, que casi se me cae el paraguas, no sentía el frio, solo había calor en mi cuerpo, estaba tan concentrado en esa escena intentando grabarla en mi cabeza, que si no fuera porque un auto me tocó bocina no habría podido salir de ese trance.

Bajé la mirada, junto con el paraguas para taparme un poco la cara de la vergüenza que me había dado, no sabía cuánto tiempo había estado mirándola, o si ella había notado mi mirada mientras conversaba con otra chica.

Acorté esa distancia que nos separaba. Al pasar junto a ella, el mismo viento me jugó en contra, llevando consigo el aroma de su perfume, un perfume dulce parecido al de las rosas cuando apenas florecen, me detuve un instante fingiendo que ataba los cordones de mis zapatillas para poder escuchar su dulce voz, pero al darme cuenta de que me veía como un idiota intentando fingir atar mis cordones, los cuales ya había desatado y atado como dos veces, me levante y seguí mi camino hacia el curso, sin querer volver a mirarla, pero algo me decía que ella estaba mirándome, podía sentir su mirada en mí, aunque solo creo que fue mi imaginación, porque ¿quién podría prestarle atención a alguien como yo? Un chico solitario, que le gusta leer, la música, el arte y la mayoría de mis compañeros solo me trataban como un nerd.

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