UNA PELIGROSA OBCECIÓN.

☡ Advertencia este capítulo contiene escenas de violencia que pueden herir la sensibilidad del lector, se recomienda discreción ☡

Lugo de jugar lo suficiente conmigo se aleja y se mete a la ducha. No entiendo que gana provocando mi deseo si al final no quería terminar el trabajo.

Horas después salimos en un auto bastante común, recuerdo que la noche en que lo conocí conducía uno muy diferente, este es mucho más discreto y puede pasar desapercibido. ¿Acaso Matías tiene otros planes para esta salida?

No me importa hacía demasiado tiempo no podía disfrutar de mi hermosa ciudad, las calles repletas de gente disfrutando de ella, las voces, las risas todo me encanta y no pensé que lo extrañará tanto. Otra cosa que noto es que no tardamos ni 30 minutos en llegar a los suburbios así que definitivamente puedo escapar a pie cuando tenga la oportunidad.

- ¿Te duele la pierna Abril?

- De hecho no.

- Genial porque está noche bailaremos sin parar.

¿Bailar? A donde me está llevando este loco. Poco después lo descubrí, un bar bastante alejado y de aspecto sospechoso. Matías me ayuda a bajar y siento miedo al verme en los espejos que se encuentran afuera de este.

- Parezco una prostituta.

- La más hermosa del lugar sin duda alguna.

- Matías de que se trata todo esto.

- Solo relájate amor, está noche es para divertirnos.

Me toma de la mano y me ingresa justo detrás de él, todo adentro es una gran alerta roja, mujeres semi desnudas bailando, en las mesas no solo hay alcohol sino que también otras sustancias y todos actúan de una manera frenética y sin control alguno.

Nos sentamos en un rincón apartado y Matías pide dos tragos, la mesera lo trata con familiaridad lo que me indica que no es su primera vez aquí. Poco después vuelve con dos grandes jarros.

- Pruébalo amor.

- Es demasiado.

- Solo un poco, es muy rico y dulce.

Intento negarme, pero su mirada atenta me hace tener lo peor, sin más le doy un pequeño sorbo y si es dulce y bastante rico.

- Te lo dije, vamos a bailar ahora.

No sé si es por las luces tintineantes, la música ensordecedora o que la bebida tenía éxtasis, pero todo comienza a girar sin parar. Una felicidad inmensa sé apodera de mí y pierdo todo control sobre mi cuerpo.

Me veo bailando como si nadie más existiera a mi alrededor, siento las manos de mi acosador en todos mis puntos sensibles activándolos uno a uno, en un abrir y cerrar de ojos su rostro cambia por el de alguien más quien me jala a un costado y comenzamos a besarnos.

Un golpe de lucidez llega a mí y lo empujo lejos, este choca con Matías quien lo vuelve a empujar hacia mí mientras se coloca por detrás de él y me habla. Apenas logró entender sus palabras.

- (Encontre a la) víctima perfecta amor. (Llevalo) afuera.

No entiendo nada, pero mi cuerpo lo obedece sin cuestionárselo. Afuera ¿Quiere que lo lleve afuera? Lo tomo de la mano y lo llevo al estacionamiento en donde el sujeto vuelve a intentar tocarme, no veo por ningún lado a Matías y el efecto de la bebida comienza a desaparecer de mi sistema.

- Vamos hermosa, quieres al igual que yo.

Este desgraciado me está manoseado sin control, frotando su asqueroso bulto con sus manos en mis muslos.

- Sabes es este lugar me resulta demasiado familiar ahora que lo pienso.

- De que diablos hablas perra, agáchate y chupámelo.

Lo ignoro por completo. - Si ahora lo recuerdo bien, este lugar solitario es el escenario perfecto para un asesinato.

- Que dices.. ¿Estás loca?

- Puede que si, pero ya tengo toda la inspiración que necesito.

Él ignora mis palabras y comienza a ejercer más fuerza ya lastimándome, con una mano deja libre su erección mientras me obliga a arrodillarme ante él. Sin pensarlo demasiado entra en mí el personaje de la protagonista, tomo su hombría y se la aprieto con fuerza.

- Ahh maldita zorra.

Siento su golpe en mi rostro y al caer al piso siento en mis manos un trozo de una botella rota, cuando me sujeta del cabello le cortó la mano. Sus gritos cada vez se escuchaban más fuertes en esa desolada noche. Me posicionó sobre él y lo apuñaló una y otra vez hasta que ya no se escucha nada más.

Siento una mano en mi hombro que me pone alerta, pero rápidamente me neutraliza.

- Matías.

- ¿Te divertiste amor?

Salto a sus brazos mientras lo comienzo a desvertir soltado su hebilla para meter mi mano dentro de su pantalón. La emoción que me invade por matar a una persona me tiene frenetica y necesito de su cuerpo para calmar este deseo que me quema.