Escribiste una novela espectacular. Entonces, ahora, es necesario pulirlo incansablemente hasta alcanzar la perfección, haciendo que los personajes salten vívidamente frente a los lectores, los diálogos resuenen como encantadoras melodías y cada acción quede profundamente grabada en el corazón del lector. Estás listo para lanzarlo al mundo, confiado en que será un éxito de ventas o que al menos captará la atención de alguien influyente en una editorial.
Sin embargo, hay un elemento crucial que todavía te falta. Todavía no has descubierto la respuesta a esta pregunta fundamental: ¿Cómo consigues que la gente lea tu historia? Nadie se convencerá de leer basándose en promesas vacías o por mera petición. Los lectores necesitan una razón legítima para dedicar dos horas de su precioso tiempo a su trabajo: ¿Qué cubre? ¿Cuál es la trama? ¿Dónde está el anzuelo seductor? ¿Por qué querrían leer su libro en medio de una rutina ocupada?
Aquí es donde entran en juego el título de tu libro y la introducción (o sinopsis), herramientas que hay que manejar con maestría. Sin embargo, muchos autores simplemente no saben cómo escribir una buena sinopsis de un libro e incluso crear títulos que cumplan con los criterios. O revelan demasiado, o no revelan lo suficiente, o lo hacen de una manera tediosa, como un lugar común, "el chico conoce a la chica, el chico pierde a la chica, el chico recupera a la chica", etc.
