capítulo 3- primer día

Desde muy temprano un carruaje lujoso llego a la mansión, Rachel pudo observarlo desde la ventana, por lo lujoso que era se notaba que era alguien importante y más porque su padre había salido personalmente a recibirlo; cuando ve bajar a la persona del carruaje se sorprende al notar que era un chico casi cerca de edad, al verlo mejor, era un pequeño joven de unos 14 años, era guapo, para su edad y su cabello y ojos azules, eso hizo que Rachel lo reconociera de inmediato, era sin duda el segundo el príncipe Jasper.

- pero...¿que hace aquí? Se supone que lo debo conocer un años antes de la boda...

- ¿de que hablas señorita? Desde hace unos días actúa un poco extraña.

- no me hagas mucho caso, olvidemos eso, vamos, es mi primer día de entrenamiento.

- claro, espero sea muy cuidadosa, usted no ha entrenado antes.

- lo se, pero haré lo mejor que pueda.

Ambas salen de la habitación para ir al jardín trasero, cruzando ese jardín están las salas de clases y los campos de entrenamientos de la mansión, mientras camina hacía ahí, el príncipe Jasper puede verla mientras camina por el pasillo, por la apariencia de la niña, puede que sea ella la que su padre mencionó como su posible prometida. Celia se atraviesa en el camino del príncipe y le da un saludo, haciendo una reverencia, Celia era quien igualaba de edad al príncipe y por eso, ella misma cree que es mejor para ser la prometida del chico.

- bienvenido a esta casa, príncipe, mi nombre es Celia Scarlett, es un gusto.

- un gusto señorita Celia, se por su padre, que usted es la más bella y habilidosa de las hermanas.

- oh! Mi padre creo que exagera, mis otras hermanas son más lindas.

Celia se ríe tímidamente, pero el príncipe se mantiene serio, hasta que solo sonríe un poco.

- lamento dejarla, pero debo instalarme, estaré aquí por unos días.

- ¿en serio? Esta bien, espero verlo después.

Se ofrecería para acompañarlo, pero por ahora, tiene algo más que hacer y es darle una gran lección a la inútil de su hermanita. En el campo entrenamiento, el maestro asignado a Rachel obviamente estaba siendo muy rudo con ella, pues apenas empezaban y ya la puso a luchar con uno de los chicos jóvenes que entrenaban ahí, el un primo lejano de Rachel, aunque ellos nunca se han llevado, sus padres inculcan en ellos que las hijas e hijos de concubinas, no valen nada; el chico ya la había golpeado varías veces, pero ella se volvía a levantar, incluso tenía un leve hilo se sangre saliendo de su ceja, el último golpe le rompió esa zona, el chico nuevamente se lanza para golpearla, pero esta vez Rachel lo esquiva y al inclinarse, lanza un golpe contra el estómago del niño, aumentando el poder de su golpe con magia, lo que causa que el chico sea lanzado hacía atrás y ruede un poco. El maestro se sorprende mientras que el pequeño rueda quejándose de dolor.

- ay por favor, me golpeaste varias veces y no estoy llorando.

- hiciste trampa, tienes algo en la mano.

El niño ya se ha puesto a llorar, así que el trata de tranquilizarlo.

- hum! Si estás contra un enemigo, también le dirás que no fue justo por hacer trampa, que patético.

- señorita, no puede insultar de esa manera el señorito, es su superior.

- callese, usted solo es un empleado y uno patético, se que organizó esto para humillarme.

- ¿que? Tenga más respeto mocosa inútil...

Levantó la mano para intentar golpearla, Rachel no hizo nada y se dejo golpear, debido a la fuerza cayó sentada; es de lo más bajo que un adulto golpee a una pequeña niña de esa manera.

- espero haya disfrutado su vida, maestro.

Como Rachel lleva una pequeñas botas, de ella saca un pequeño cuchillo y salta contra el hombre causando que pierda el equilibrio y cae de espaldas contra el piso, Rachel quien este encima de él, clava el cuchillo en su hombro, haciendo que se hunda lo más que se pueda ante los gritos del hombre.

- yo soy Rachel Scarlett, hija del Archiduque Scarlett y no te permite golpearme.

La sangre no dejaba de salir, mientras que Rachel se aparta del hombre y limpia la sangre de su mano en su vestido, de una manera como lo haría un niño normal, cuando su mano se ensucia de lodo.

- ¿que? ¿Tú también quieres que te haga lo mismo?

Rachel voltea mirando fijamente a los ojos a Celia, quien llego justo en el momento en que Rachel atacaba al hombre. La rubia sonríe con cierta malicia.

- t-tú heriste al maestro, se lo diré a mi padre.

- hazlo, él primero me golpeo, yo solo me defendí.

Al estar más tarde ante su padre, eso mismo le ha dicho al hombre cuando le preguntó porque lo había herido, aunque, esa herida y por la perdida de sangre, lamentablemente el hombre murió mientras era atenido. El archiduque estaba sentado en silencio después de escuchar las palabras de su hija, hasta que finalmente esboza una leve sonrisa.

- se te asignará uno mejor para mañana.

- se lo agradezco, señor.

Rachel hace una leve reverencia nuevamente.

- ahora ve y cambia esa ropa, tenemos un invitados y no querrás que te vea sucia.

- comprendo señor, lo haré de inmediato.

Aunque ella prefiere no encontrarse con ese chico, incluso hará todo lo posible para evitar un matrimonio con él. Al caminar, por los pasillos, Celia ya la esperaba en una esquina, sonriente ya que creía que su padre la había regañado.

- ese pobre hombre, que niña tan mala eres. Padre seguramente te echo de la casa.

- padre dijo que me asignara un profesor más calificado.

Dicho esto sigue su camino, mientras que Celia se muestra enojada por sus palabras, estaba segura que su padre la regañaria.

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