capítulo 11- recuerdo

Arthur llego al palacio, debido a que su padre quería que el fuese a estudiar a ese país, como una especie de intercambio, ya que el hermano menor de Oscar, había sido enviado a cambió. Durante los primero días, su relación con Oscar y Liam fue buena, se puede decir que se hicieron grandes amigos, como tenía total acceso al palacio, cuando Oscar no estaba, Arthur vagaba por el lugar, en uno de sus tantas caminatas, al pasar en el jardín trasero del palacio, vio a aquella belleza rubia, caminando entre las flores, para él, era como si hubiese visto una hermosa hada, su corazón se agitó al solo mirar esos profundos ojos azules.

Quiso ir con ella, pero Liam le había alcanzado y en un descuido la perdió de vista, aun así cada vez que podía regresaba a ese sitio con la esperanza de encontrarse con ella, pero no sucedió, fue entonces que un día fue presentada ante él, Charlize Allen, ese era el nombre de la hermosa hada, pero, tuvo que resignarse, pues al momento en que Oscar la presento, este dijo que Charlize era su prometida, siendo de ese modo, no le quedo de otra que olvidarse de ella y se vio obligado a verla como una amiga, ya que siempre asistía con ellos a las reuniones y fiestas, la chica era el centro de atención, la adoraban en la sociedad.

Pero mientras más tiempo pasaba cerca de ella, más iba teniendo sentimientos hacía la chica, sentimientos que debía ocultar, era la futura esposa de su amigo, no podía meterse entre ellos, eso sería muy bajo, además, ambos se llevaban muy bien, aunque después de un año, Oscar había empezado a actuar distante ¿la razón? Porque Charlize no trataba bien a la joven dama que Oscar había incluido en su círculo social, era la hija de un barón, Adele Peyton, una chica linda y humilde, amable con todos, de cabello castaño y linda sonrisa, lo que destacaba en ella eran unos ojos azules marino, pero nada comparados con los de Charlize.

Arthur no tardo en darse cuenta que a Oscar le gustaba ¿como podía hacerle eso a Charlize?

Charlize, quien siempre ha dado lo mejor de si misma por él y que es una dama muy noble, siempre ayudando a quienes los necesitan, mientras que esa chica, solo parece ser feliz al rodearse de la alta sociedad.

Poco a poco, Oscar se fue acercando a Adele, mientras que Charlize fue perdiendo el brillo de sus ojos, al ver como el prometido que tanto amaba, se paseaba por todos lados con otra chica, por supuesto Charlize siendo de armas tomar, regañaba cada vez que podía a Adele, pero eso solo causaba mayor disgusto en Oscar hacía ella, al ver todo eso, Arthur pensó que sería su oportunidad, si Oscar no quería a Charlize, él haría todo por hacerla feliz, sabía que no estaba bien, pero aprovecho el distanciamiento de ellos para hacerse a la chica, se hizo amigo de ella, la comprendió y le hizo saber que él estará a su lado sin importar que, Charlize fue aceptando poco a poco su acercamiento, con eso, sus enfrentamientos con Adele habían cesado. Un día Charlize llegó a su alcoba y apenas entró, lo abrazo, temblando, él la hizo pasar porque no sería bueno si los veían así en pleno pasillo, Charlize tomo asiento en el sofá.

- Oscar le ha pedido a su padre romper nuestro compromiso...

Arthur se sorprende por sus palabras, pero Charlize parecía tranquila, aunque, se notaba un ligero aire de tristeza en sus ojos, era entendible, Oscar había sido su primer amor, lo ha amado desde que eran niños.

- señorita Allen, venga conmigo a mi país, haré todo por hacerla feliz.

Arthur quien estaba sentado a lado de Charlize, sujeto su mano, ella temblaba un poco, debía ser porque estaba triste y enojada por el rompimiento de su compromiso, aun así, correspondió el agarré.

- iré, aquí ya no me queda nada...

Arthur sabía que Charlize solo aceptaba porque esta despechada, pero para él, era una gran oportunidad, porque si la llevaba a su país, estaría lejos de Oscar y eso le daría a él la oportunidad de ganarse su corazón.

- prometo que viviré para hacerla feliz, señorita Allen...

- Charlize, llámame Charlize...

La chica ya le miraba a los ojos y de un momento a otro, ambos ya habían unido sus labios en beso, un beso que se fue profundizando mientras se abrazaban con fuerza; pronto se dejaron llevar por el momento, hasta ceder a la pasión.