Capitulo 4

***Celia***

Gracias a Ulises pude salir de aquella situación, ahora estamos todos dirigiéndonos a la casa, ya que esta noche celebraríamos mi cumpleaños en un restaurante. Debíamos bañarnos y arreglarnos. Teníamos una reserva 8:30, y eran ya las 7 yo debía bañar también a Anna, la bañaría conmigo, porque estábamos un poco cortos de tiempo y tenía que arreglarme y arreglarla a mi princesa también.

Una vez bañada y cambiada bajamos con mi pequeña a la sala donde ya se encontraban Ulises con Rodrigo y Uriel que acaban de llegar solo dejaron sus cosas en el dormitorio y volvieron a la sala, ya que ellos estaban ya arreglados para salir, eran las 8 cuando empezaron a bajar el resto.

Celia: ¿Estamos todos?.- pregunté mirando si estaban todos en la sala.-

Julián: No falta mamá.- dijo levantando los hombros.-

Sabía que mi madre se tardaba un buen rato decidiendo que se podría, solamente nos quedaba esperarla, pero nos quedaban pocos minutos para irnos, ya que tardaríamos 10 minutos en llegar al lugar y no quería llegar tarde y perder la reservación. Mi madre baja echa una diosa, puesto que mamá ya estaba aquí nos podríamos ir, agarre a Anna que la había dejado en el suelo, por el hecho de que no quería estar aúpa y la cargue, el resto se dirigió al auto para irnos.

Al llegar al restaurante había un alboroto al parecer estaba pasando algo y alcance distinguir un hombre tirado en el suelo, tenía Anna en brazos, pero me abrí camino por la multitud y llegue a donde estaba aquel hombre tirado que para mi sorpresa era uno de los amigos de Cristian, vi que Leandro había venido detrás de mí y le di a mi pequeña para que la sostuviera, me agache para poder tomar su pulso, también note que algo le estaba causando una opresión en las vías respiratoria y le afloje la corbata que llevaba necesitaba aire y eso no ayudaba, vi que también tenía hinchada la cara y la garganta, estaba sufriendo una alergia severa, tenía que ayudarlo o podía morir en aquel lugar.

Celia:¿Sebastián, me escuchas? Si lo haces asiente con la cabeza o aprieta mi mano.- necesitaba saber si aún podía responderme.- Tienes una reacción alérgica supongo que algún alimento.- veo asentir con la cabeza, me doy vuelta y veo a Leo sosteniendo a mi niña.- Hermano necesito que busque a Ulises y le diga que te dé el maletín, y que busque dentro de esta epinefrina.-

Siempre lo traía conmigo, ya que en cualquier momento podía tener mi pequeña una reacción alérgica, puesto que la pequeña era alérgica a las fresas igual que su padre, no podría en riesgo a mi bebe, podría distraerme un segundo y ella siempre se lleva lo que encuentra arriba de la mesa a la boca y mi hermano le encantan las fresas.

Ulises llegó con lo que le encargue y rompí el envoltorio de la jeringa, luego cargue la jeringa con epinefrina y lo estaba por colocar pero me interrumpieron

Alan: ¿Estás loca? ¿Qué haces?.- me grita.-

Celia: Sé lo que ahogo soy médica solo estoy intentando ayudar a tu amigo a recuperarse mientras espera la ambulancia, si seguimos tardando más morirá aquí.- No podía seguir perdiendo tiempo así que seguí con lo que estaba haciendo y le coloque el inyectable. De a poco su pulso que antes era débil y acelerado comenzaba a normalizarse, la respiración comenzaba también a normalizarse y por fin dio un suspiro todo estaría bien.

Celia: Seba solo sigue relajándote todo estará bien, en pocos minutos llegará la ambulancia e iras al hospital.- A los pocos minutos llego la ambulancia y ella habló con los enfermeros que se encontraban levantando a Seba y poniéndolo en la camilla.-

Ya que se fue la ambulancia con Sebastián, su novia lo acompaño y me agradeció el verle ayudado, me di la vuelta y camine hacia la mesa que ya le habían asignado a mi familia y amigos, podía sentir detrás de mí la mirada de mi ex suegros, los amigos de Cristian y hasta la del propio Cristian sobre mí aunque no me deje poner nerviosa, solo había ayudado a una persona que lo necesitaba, la conocía aunque no lo había tratado mucho y hoy me necesitaba así que lo ayude, me senté en nuestra mesa y no tardo casi ningún segundo en venir hacia nosotros los padres de Cristian