La llamada.

...Salvador...

Los labios de Ángela me tienen atrapado, mientras sus pequeñas manos van por mi camisa botón a botón, uno a uno hace que el sentir en medio de mis estómago sea más intenso, cierro los ojos y me dejo llevar. No puedo creer lo que está pasando en este momento. Pequeña pero dominante, ésta mujer sabe lo que hace.

Quita mi camisa con lentitud, mientras sus labios ahora corren por mi cuello con calma, beso a beso me empuja a la lujuria. Cuando un sonido estridente y molesto hace pausar sus movimientos, giro mis ojos, es mi celular, como balde de agua fría cae la mirada color gris de María ante mi pensamiento. Sin hablar respondo la llamada y coloco el aparato en mi oído.

— ¡Mi amor, ya es media noche... he esperado dos horas por tu respuesta, mañana vuelvo a Suecia bebé, dame una respuesta! — suena jodidamente sexi, pero siento como Ángela se ubica sobre mí calmada y sonriente, se estira un poco y termina con su boca sobre mis labios.

— Éste no es momento de hablar...— trato de sonar entero y serio, pero la lengua de la mujer que tengo encima me desconcentra mientras repasa lento mis labios.

—¡Vamos bebé, te extraño tanto ! — María no tiene ni idea que ésta hermosura de mujer me hace olvidar hasta mi nombre cuando la tengo así de cerca, ella crée que puede tenerme cuando quiera, y está tan lejos de eso, que hasta me causa gracia, aunque mezclada con dolor.

Cierro los ojos y me dejo hacer por esos labios cálidos, mientras ni siquiera entiendo las palabras de María al otro lado de la línea, la respiración se me hace pesada cuando siento esos labios por mi torso; entonces abro mis ojos y ella está a punto de descubrir la penosa y adolorida erección entre mis piernas.

—¡ Nene háblame! — grita María al teléfono, mientras veo como Ángela me consume por completo, haciendome gemir involuntariamente tan fuerte, que es imposible que María no lo haya escuchado con claridad ... ¡Carajo!

¡Qué mujer!

—¿Qué demonios estas haciendo? — grita María y me di cuenta que hasta Ángela la oyó, cuando los ojos verdes me miraron feroces, mientras me hace temblar con su su suave movimiento; la veo mirarme una vez más con fuego en los ojos y me suelta, para subir por mi torso denuevo, y sin aviso me arrebata el móvil y lo coloca en su oído.

— ¡Mi novio te ha dicho que no es momento de hablar! — dice tan sexi que estoy a punto de explotar, entonces cuelga el móvil y lo tira sobre el sillón que está frente a la cama. Sin darme momento a reaccionar, la miro quitarse el brassier de encaje negro que le queda perfecto, y no sé en que momento ella se quitó el pijamas que traía puesto.

Preciosa y aún más en desnudez, ella toma mis manos y las coloca en su hermosa cintura, haciendo que pierda lo poco de cordura que me quedaba, mientras mi móvil suena y suena sin parar sobre el sillón siento como lentamente me hundo en sus estrecho interior cálido y único.