Mujercita.

...Salvador...

Me senté en mi oficina con el café en mano. La mañana está fría, antes de salir de casa dejé Ángela en la cama, estaba dormida, preparé el desayuno y se lo dejé en la mesa.

Las horas de trabajo son algo abrumadoras, pero siento algo extraño en mi pensamiento hoy, no he parado ni un segundo de pensar en esa mujercita. Me tiene un poco inquieto la idea de dejarla sola, después de todo aún la están buscando... ese viejo de su padre está haciendo alborotos televisivos, llorando falsamente por su hija " Desaparecida ", cuando sé bien que cada noche maldice al otro lado de mi pared buscándola para hacerle quién sabe qué cosas. Ya hace una semana que ella está conmigo, y mirando que aún no puede dejar mi casa, al menos tendré que hacer algo por ella.

— Alfonso por favor busca información de los Casanova, todo lo que puedas, y pídele a los de Dolce y Gabanna que envíen sus últimas colecciones... — el hombre a mi lado asiente, fue quién me crió, cuando mis padres estaban fuera, el hombre en el que más confío, y ahora mi asistente personal.

— ¡Está bien mi señor, tendré todo listo para cuando usted finalice su trabajo a medio día! - Él me sonrió y salió por la puerta... mi teléfono en el escritorio sonó, miré la pantalla y un mensaje de la mujer menos esperada... María, mi corazón se retorció en el lugar y me quejé ¿Qué hace enviándome mensajes?

" ¡Hola mi amor! estaré por allí en la tarde, te espero en el café de siempre, en una hora... tengo una propuesta para ti te amo " .

— ¡Maldita sea! — Di un golpe en la pared y Alfonso entró.

—¡ Mi señor! estará todo listo para cuando regrese a su casa.— él me miró, y supo que algo andaba mal.— ¡Mi señor ! ¿Qué ha ocurrido ?

— ¡Ella volvió a escribir, quiere verme en una hora en el café! — mascullé de mala gana, y sin darme cuenta pensé en Angela, ¿Cómo estará ella? Una explosión de sensaciones raras tengo dentro de mi corazón, mezcladas con ira y dolor.

— ¡Puedo cancelar esa petición personalmente señor! no se olvide que la señorita Ángela los espera en la casa hoy ... — me miró dando a entender que él se encargaría de María, caí en el sillón y encendí un cigarro, cerré mis ojos y la sonrisa de María se enterró en mi pecho, para luego caer al recordar los ojos puros de Ángela al despertar.

No comprendo que quiere lograr María, regresando así, pretendiendo aún que nos encontremos furtivamente, claro está, aún después de ella casada con mi mejor amigo... la extraño, pero no es justo para ninguno. ¿Cómo se atreve a llamarme su amor, después de jurar lealtad y amor puro ante Dios a Caín?

No quiero odiarla, pero tampoco volver a amarla ciegamente.

Me incliné con la cabeza hacia atrás, no puedo creer que esa mujer insista en esto, tragué saliva y suspirando.

—¡ No te preocupes, tengo que terminar todo de una buena vez! Aunque pensé que las cosas habían quedado claras con su boda, maldita sea— denuevo llegaron a mi mente los ojos de Ángela, y el corazón se serenó un poco, como si pensar en ella sea mi calma.

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En un abrir y cerrar de ojos la hora de cumplió. Me puse mi saco negro y salí, la rabia y la ira me volvieron a tomar ... en sólo pensar en lo que María pretende. Llegué al café, ahí estaba ella radiante como siempre, y volverla a ver rompió mi corazón en añicos... respiré profundo, y caminé a ella, sentándome en silencio mis ojos comenzaron a escrutirla.

—¿Qué se te ofrece María? — ella me sonrió cálida...

—Sólo quiero tomar un café con mi gran amor, Salvador.— señaló la taza frente a mi y sonrió.

— Al grano, estoy ocupado, y deberías de respetar a a tu esposo... — Traté de sonar frío, no quiero verla, mi corazón no lo soporta.

— Bien ... quería ofrecerte un lugar en la empresa, para que te mudes allá... verás, cariño, me di cuenta que te necesito cerca. — ¿Qué mierda está diciendo ahora?.

Iba a responder cuando mi teléfono sonó, es Alfonso...

— ¡Mi señor! le pido que corra a su casa, la señora Ángela... está... —oí el nombre de la pequeña mujer y mi corazón se estrujó, miré a María y me puse de pie.