Visita indeseada.

...Salvador...

La noche llegó, ella me miró un poco avergonzada y se sentó en la cama. El pijamas rojo de tela fina le reluce aún perfecto, del otro lado de la pared de mi habitación la voz tosca y fría de un hombre suena.

— Te juro que cuando aparezca la haré pagar, niña desgraciada, va a conocer lo que ha hecho ... — mi rabia se acumula en mis nudillos, y por más que lo pensé por varias horas, dejar que ésta mujer abandone mi apartamento ahora sería como arrojarla a una jauría de lobos hambrientos, me puse de pie y busqué en mi armario una camiseta, la dejé junto a una chamarra, la más pequeña que encontré, unas pantuflas y unos pantalones largos.

— Si quieres date una ducha y abrígate un poco más, hace frío y esa tela es muy fina — eso y además está tentando tanto, después de haber tocado esa hermosa piel.

Por alguna extraña razón Ángela me recuerda a una hermosa chica, de la cual yo estuve enamorado cuando adolescente. Ella era preciosa, la veía de vez en cuando en las clases de esgrima, aunque no sabía su edad me tenía embelezado; un día ella tuvo un accidente y nunca más la volví a ver ...después de eso, conocí a María y me enamoré perdidamente.

Ella me miró sonriendo y se dirigió al baño, mi estómago denuevo se removió al ver esa mirada, como si la hubiese visto antes, tan penetrante y demostrativa.

— Este... mañana ya saldré a conseguir un sitio para quedarme, espero no te sientas incómodo por esta noche, dormiré en tu sofá, préstamelo por hoy ... — ella masculla y cierra la puerta del baño de mi habitación. Salir a buscar un sitio, no puedo dejarla salir ni de coña, con esos tipos rondando por ella... soy un poco loco, pero estoy algo cuerdo como para entender lo que esos tipos tiene intención de hacer. Atreviéndose a decir algo como eso, cuando pasó una tarde entera aferrada a mi cuerpo, en mi cama y casi sin ropa.

Ya son casi las diez de la noche y el hambre resuena en mi estómago... ¿Debería hacer de cenar? ¿Comprar comida? ¿Qué le gustará?.

Después de ir a la cocina hice dos cafés, esperando a que salga del baño. Me senté y el timbre sonó, abrí cauteloso y una morena infartante de vestido negro y corto se me tira encima.

— ¡Mi bebé quiero pasar la noche aquí hoy! — es Camila una chica con la que aveces... tenemos encuentros; aunque la verdad ella no me provoca nada en particular. Entró a la casa y justo cuando se iba a instalar en la mesa, miró las dos tazas de café, giré mis ojos y Ángela salía de mi habitación con mi ropa puesta, y debo admitir se ve adorable con las ropas grandes. Camila me miró clavando sus ojos de odio.

—¡ Ah ~ Estabas con una! — Ángela le miró con cara de pocos amigos y le sonrió, se acercó y le extendió la mano.

— Ángela un placer conocerte... ¿Tú eres? - Camila se puso de pie para venir a reclamarme, y la verdad es que ésta mujer no me agrada nada, ni siquiera su aroma es agradable en ella. Miré a Ángela y ella sonrió.

— Camila que bueno verte denuevo - Exclamé y le guíñe el ojo a Ángela girándome cuando me hice el tonto.—¡Te presento a mi novia Ángela, hace poco se ha mudado a vivir conmigo! —Detrás de Camila, Ángela abrió los ojos como platos y se sentó, cogió la taza de café y se cruzó de piernas siguiendo el juego.

— ¿Novia? ¿Tenías novia? — Camila enrrojeció de ira y se hizo la disimulada.

—¡ Somos pareja hace cuatro años, simplemente tuvimos un pequeño impasse... tú sábes como son estas cosas reina! - exclamó Ángela con voz firme— Pero ya arreglamos nuestras diferencias, ya sábes en la cama reina ! —le guiñó un ojo tomando un sorbito de café, por un instante pensé en ella en mi cama, y juro que no estaría mal tenerla conmigo, pero María...

Camila me miró, cogió su bolso y simplemente se fue del departamento agitando la puerta de entrada tras sus pasos, esperé un poco y la carcajada de Ángela se me contagió.