capítulo 20- a entrenar

Continuaron bebiendo hasta la madrugada, para cuando los rayos de sol, entraron por la ventana, fue al rey a quien le dio primero, cuando se despertó, tenía un leve dolor de cabeza, se reincorporó para sentarse y noto que estaba con la ropa toda desarreglada, a su lado y abrazo a su cintura estaba Jiro y lejos de ellos, Jin, quien dormía plácidamente, apenas y recuerda lo que pasó anoche, no sabe ni en que momento se habían quedado dormidos, aparta a su joven hermano y se levanta, aunque primero carga a Jin para llevarla a la cama, la cubre bien, mientras que llama a un par de eunucos para que se lleven al tercer príncipe, obviamente les prohíbe hablar sobre lo sucedido, porque si llega a oídos de la reina madre, de nuevo empezará a culpar a la reina.

En la mansión de Hanae, su doncella, Maki, llega trayendo consigo una pequeña cajita de madera, la deja en la mesa y la concubina lo abre, eran hojas de un té, sonríe por su nueva posesión.

- con esto, aunque el rey pase todas las noches con la inútil reina, ella está seca.

- pero ¿como hará que la reina lo beba? Ella ya no confía en usted.

- no, pero no va despreciar un regalo de su amado rey.

- señorita, si la decubren, pueden condenarla por usar el nombre del rey.

- nadie lo sabrá, descuida.

Usará toda la influencia de su padre para comprar a un sirviente, pues sea como sea, no va permitir que la reina tenga un hijo del rey, si se enteran que es estéril, puede que así, el rey sienta la presión de todos tendrá que bajar a Jin del trono; ríe un poco, cuando ese té empiece a surtir efecto, la reina madre será la primera en protestar contra la reina. Tomo la caja y salió de su mansión, debe encontrar a uno de los eunucos para hacer que lleve el té a la reina.

Jin se despertó con una terrible resaca y no recuerdo ni como llego a su cama, incluso al salir hasta la sala, Jiro ya no estaba y las doncellas habían limpiado el lugar, así que pidió le sirvieran algo de comida y mucho jugo, mientras las doncellas iban por su comida, una de ellas se regreso con aquella caja de madera y la puso sobre la mesa de la reina.

- ¿que es esto?

- su majestad el rey se lo envía, que es un té muy codiciado entre la nobleza extranjera.

- mmm...¿si? Interesante, yo no bebo té, déjalo por ahí.

- si alteza.

La chica lo deja en un mueble cercano, ya que si el regalo del rey, puede que la reina lo pida en cualquier momento. La comida había llegado, así que procuro comer de todo, anoche solo bebió más y dejo de lado la cena, necesita muchas energías, porque planea entrenar un poco, ese pequeño cuerpo que ahora posee, necesita fortalecerse, como Jiro le dijo que iba todos los días a entrenar con los soldados, pensó que sería una buena oportunidad. Horas después, ahí estaba, frente a todos esos hombres, que mantenían la cabeza inclinada, por su presencia, incluyendo al general.

- levanten sus cabezas, hoy no vengo como la reina, vengo como a entrenar, a ser una de ustedes.

Todos estaban sorprendidos por las palabras de la reina, ya que habían escuchado que era una chica tímida y tranquilo, se rumoreaba que por eso, era fácil intimidarla, pero esa mujer que ahora veían frente a ellos, tenía una mirada afilada, que decía, que nadie debe meterse con ella o acabará muy mal. Se quito el kimono que cubría su cuerpo, revelando un atuendo más parecido al de los hombres, pantalón y botas, así como una par de muñequeras, su cabello lo ato en una sola coleta.

- bien, hoy yo les enseñare un par de movimientos, Jiro, tú me ayudas.

- claroooo~ observen bien, que después tendrán que repetirlo.

Y así, Jiro y Jin, estarán usando el campo de los soldados, para poder entrenar, además de que andar por ahí, les va servir para obtener mucha información, sobre de quienes deben cuidarse en ese palacio.

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