capítulo 16- mi premio

Hasta donde sabía, el tercer príncipe era alguien muy enfermizo, pero amable y serio, destacaba por su buena caligrafía y su talento para los instrumentos musicales, pero ahí estaba, un tipo totalmente diferente a lo le habían descrito, desde que hace ya días que sigue acudiendo al campo de entrenamiento, rodeado de varios chicos quienes lo atienden, mientras esta sentado en un lujoso sofá que ha llevado desde la primera vez que llego ahí, por supuesto, al principio todos estaban incómodos por su presencia, pero ahora, ya no le prestaban atención; mientras los observa entrenar, puede ver que en la mayoría, se destacan por usar espada o arcos, pero ¿que tal están en el combate cuerpo a cuerpo? Si son desarmados ¿como podrían defenderse? Se puso de pié para ir hasta el centro del campo.

- ¡ALTOOOOO! Hay algo que me molesta aquí ¿que clase de soldados son, si no saben luchar desarmados?

- ¿perdón? Alteza, no creo que usted este en condiciones de decir algo así, ellos trabajan duro para proteger a la realeza.

- ¡entonceeees! Quiere decir que les vale la seguridad de su rey.

Todos empezaron a abuchear al príncipe por sus palabras, pues siempre trabajan duro, entrenando durante hora, incluso el general muestra molestia por sus palabras, así que se acerca llevando dos espadas consigo y tira una a los píes del príncipe.

- si habla así debe ser porque es muy fuerte, veamos que puede hacer.

- ¿me esta retando? Por supuesto, luchare, pero si gano debo tener algo a cambio.

- si me gana, le daré lo que pida, pero si usted pierde, se arrodillara a pedir perdón a estos hombres.

"Si, si, que suplique de rodillas" gritaban al unísono, Jiro sonríe, porque ya sabe que pedirá al ganar, porque aunque esos hombres sean fuertes, él esta seguro de sus buenas habilidades en el combate, pues durante las tardes, práctica antes de irse a dormir.

- bien, acepto el reto, más le vale cumplir su promesa.

El general se preparo con la espada, pero le extraña que Jiro no haya recogido la suya, sin embargo adopta una posición, separando un poco las piernas y haciendo leve flexión mientras levanta ambos puños a la altura de su pecho.

- ¿que hace? Debe usar la espada.

- simulamos un combate real, si solo dependen de la espada, estarán en desventaja y se los voy a demostrar.

- como quiera.

Cuando uno de los soldados da la señal, el general ataca blandiendo su espada sin tener cuidado, pero Jiro esquiva fácilmente los ataques y en un momento en que su guardia esta baja, Jiro flexiona las piernas para estar más bajo y entonces con el puño, lanza un fuerte golpe dandole en el estómago, la fuerza fue suficiente para dejarlo sin aire causando que suelte su espada y Jiro aprovecha para sujetar su mano y gira con el brazo del general sobre su hombro, ya dándole la espalda, tira con fuerza lanzando al general al piso y rápidamente, con el pié toma la espada y apunta al cuello del general, todos los presentes estaban sorprendidos por esa habilidad, había derribado al general, sin necesidad de una espada.

- se los dije, las armas no son suficientes, si el enemigo es como yo, estarían muertos.

El general se mantiene quieto en el suelo, pero puede verse la molestia en su rostro, es tan humillante que ese principito le haya vencido en un solo movimiento.

- ahora tomaré mi premio.

Sin pensarlo dos veces, se posiciono sobre el general y al inclinarse, presionó sus labios contra los del general, todos se quedaron pasmados ante tal acto, incluso el general no sabía como reaccionar, teniendo sus labios contra los del príncipe, quien no dudo en profundizar el beso, el general reaccionó cuando sintió la lengua del príncipe, así que le empuja con fuerza ya se aparta recogiendo su espada para amenazar al príncipe.

- ¿que cree que hace? No soy como usted...

- solo tome mi premio, yo gane...

- ¿que? Eso no es...

Cierto, recordó que el príncipe podría pedir lo que quisiera; se limpia la boca mientras aun mira al príncipe con enojo.

- nunca haga eso de nuevo...

- oooh~ no fue tan malo, soy un chico hermoso.

Jiro se ha puesto de pié y le guiña el ojo al general, este, solo guarda la espada para retirarse del lugar diciendo que pueden irse todos a descansar, Jiro por su parte, se va dando saltitos, esta feliz de haber probado los labios de ese atractivo general.

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