capítulo 11- dulce recuerdo

En la mansión del rey, este sigue sin poder concentrarse en su trabajo, aun sigue pensando en el gran cambio que ha tenido la reina, según sus doncellas es como si no fuese ella misma desde que despertó, después de su intento fallido de suicidio; sus pensamientos se ven interrumpidos, cuando un sirviente anuncia la llegada de la concubina real, quien al entrar hace la reverencia acostumbrada, su rostro solo tiene un pequeño hinchazón por el golpe de días pasados.

- lamento esta interrupción alteza, pero, me dijeron que fue a ver a la reina hace dos días ¿como se encuentra ella?

- la reina sigue negándose a verme, no se nada de ella, debería usted ir a verla.

- lo haría majestad, pero.

Se lleva la mano a la mejilla mientras muestra una mirada llena de tristeza.

- la reina ha sido muy agresiva conmigo.

- son hermanas, no hay nada que no puedan arreglar hablando.

- ella nunca escucha alteza, usted lo sabe, hasta en el último momento, ella se negó a escuchar mi explicación cuando me convertí en concubina.

El rey golpeó la palma de sus manos en el escritorio y se pudo de pié, bajando del sitio de donde estaba para pasar de largo a Hanae.

- no mencioné ese tema de nuevo.

Del solo recordarlo, le hace sentir furioso, la familia de la reina, solo uso sus influencias para meter a la hermana de Jin como concubina, a los pocos meses de haberse casado con la Jin, debido a eso, ella empezó a alejarse de él y se hizo cercana a su segundo y tercer hermano, si no fuese por ello, él y Jin serían felices ahora. El rey siguió su camino hasta salir de la sala, mientras que Hanae aprieta los puños mostrándose furiosa, aun con todo lo sucedido, no puede creer que el rey aun tenga sentimientos por Jin, hasta este punto, ella ya debió ser destronada, se supone que ahora ella debía ser la reina en lugar de Jin.

- maldita, maldita ¿por qué no te moriste?

Por culpa de su hermana, nisiquiera ha podido consumar su unión con el rey, ya que éste insiste en rechazarla cada vez que le pide ir a verla en su mansión. Sale de esa sala, caminando a prisa, mientras sus doncellas van tras ella, como vieron salir al rey primero, ya imaginan que su señora debe estar furiosa. El rey llego a ese jardín, donde Jin lo había visto, ese jardín, era su favorito, porque las flores que ahí están, fueron plantadas por Jin, aun recuerda que desde niños, cuando ella lo visitaba los dos jugaban en ese lugar, cerca del estanque; el rey camino hasta la orilla de este, sonriendo por ese breve recuerdo, fue hace tan solo dos años, cuando ambos estaban sentados mirando la luna, él apenas era el príncipe heredero y Jin, solo era su amiga y su primer amor; se atrevió a sostener su mano, Jin dudo por un momento, pero no aparto la mano.

- Jin...yo, quiero que tu seas mi reina, mi única mujer, no quiero a nadie más, voy a pedirle a mi padre, que pida a tu familia nos dejen casarnos.

- ¿lo prometes? Prometes que no habrá ni una otra mujer a tú lado...

- lo prometo, no quiero concubinas, ni amantes, solo te quiero a ti.

- esta bien, entonces, acepto, seré tu reina.

Ambos sostenían sus manos, sin dejar de mirar el brillo del estanque y la tranquilidad que este, emanaba. Se dio la vuelta, ya estaba por irse, cuando escucha algo caer al agua, debe ser algo grande porque le ha salpicado, cuando se da la vuelta, puede ser que era la reina quien salía del agua toda empapada, el peinado ya deshecho y el agua goteando por las hebras del cabello, así como también resbalaba por sus mejillas y barbilla, la ropa era gruesa y de color oscuro, así no transparentaba nada, lo que era bueno, nadie la vería.

- maldita sea, este sitio es un ¡p#t0 laberinto!

Desde el otro lado, puede escuchar a sus doncellas gritando; si escapó de nuevo, era solo porque quería buscar a su ahora hermano Jiro, no ha sabido de él y las doncellas no le han podido decir nada, cuando sale del agua, levanta la falda para exprimir el exceso de agua, esa ropa era pesada estando mojada.

- ¿reina?

Jin levanto la vista y se hizo hacía atrás cayendo de nuevo al agua, se pierde y ahora de nuevo se encuentra con ese odioso, el rey al ver que había caído de nuevo, se metió al estanque para sujetarla de la cintura y ayudarla a salir.

- es peligroso, puedes resultar herida.

- oi, oi, suelta.

Le sujeta de los dedos para apartarle la mano y se aleja del estanque, ahora que fue recubierta, seguramente será arrastrada de nuevo a su mansión.

- sabe que no debe salir ¿por qué insistes en desobedecer?

- porque a mi, ningún hombre me manda, además soy la reina, este también es mi palacio. Puedo ir a donde quiera.

El rey podía ver en los ojos de Jin, esa seguridad en si misma, nunca antes había tenido esa clase de mirada y nunca antes fue tan desafiante; el rey esbozo una leve sonrisa.

- ve a cambiarte o enfermaras, no se a donde quieras ir, pero dile a las doncellas que te guíen, menos fuera del palacio.

- oh...

Eso no lo esperaba, incluso parecía de buen humor. El rey si dirige fuera del jardín, en ese momento llegan las doncellas, quienes al ver al rey se inclinan, este aprovecha para decirles que guíen a la reina, mientras sea dentro del palacio.

(les dejo una imagen como referencia, de como viene siendo el palacio, es enorme y cada habitante en él, siendo de clase alta, tiene su propia mansión dentro de este. en este caso, el rey, la reina y las concubinas, también incluye a los reyes pasados. de ahí que Jin se pierda jajajaja)

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