Cuidate Mucho Mi Princese Azul

Los días pasaban y ya estaba haciendo una rutina dentro de ese hogar, mis costillas ya estaban mejor, y cada día veía más cercanos a Antonia y a Alex, -eso me asustaba, que no debían acostumbrarse a estar juntos-. Cada día Alex se despedía de nosotras dejando un beso en la frente y luego nos buscaba para abrasarnos y darnos un beso cuando llegaba, ya casi habían pasado quince días viendo como Alex jugaba con Antonia o le contaba cuentos mientras yo preparaba la cena. Todo iba bien entre nosotros teníamos una buena comunicación, pero aun sentía que debía volver a casa de mi familia, - Y no es que no me guste Alex, pero siento que él no debe estar con una mujer como yo con el pasado que tengo-, esa noche después de acostar a mi beba, volví a la sala y hay estaba él guapo Alex junto a la chimenea, -se veía tan sexy el condenado- 

Yo: Alex debemos hablar. 

Alex: Claro princesa, llevo varios días dándole vuelta a algo que quiero decirte y que es muy importante. 

Yo: Bien entonces si es importante, comienza tu. 

Alex: No princesa, las damas primero. 

Yo: bueno, mira Alex ya llevamos quince días en tu casa, invadiendo tu privacidad, y yo creo que ya es tiempo de volver a casa de mi familia. - Su mirada cambio, una tristeza total se veía en sus ojos- 

Alex: Pau princesa, estas segura que es lo que quieres? Yo iba a pedirte todo lo contrario, pero siento que en todo este tiempo siempre fue ese tu plan, y yo, aunque hice todo lo que estuvo en mis manos, para cuidarlas, protegerlas, darles amor, por lo visto no fue suficiente para que cambiaras de opinión. 

Yo: Alex por favor, no hagas esto más difícil, yo sé que no soy digna mujer para ti, tú sabes todo lo que he vivido en este tiempo, y necesito luchar por mi hija, salir adelante sola por ella, quizá un día llegue la mujer correcta para ti, yo ya no creo en el amor de un hombre a una mujer, solo decido ser mamá por ahora, sé que quizá un día me voy a arrepentir de mi decisión y que será tarde, pero hoy estoy segura que lo mejor es volver a casa y empezar de cero sola. Por favor apóyame una vez más, y no hagas esto más difícil para todos. 

Alex no decía nada, -mi corazón dolía como condenado- y a pesar de que todo este tiempo estaba tan segura de querer irme, hoy después de decirlo, ya no lo estaba. Alex se paró el sillón y caminó hacia las habitaciones, pero se detuvo y sin mirarme dijo: 

Alex: Esta bien princesa, respetare tu decisión, cuando quieras irte avísame, yo mismo te llevare a tu casa. 

Yo: Alex, mañana mismo me iré, solo te pido me prestes tu teléfono y vendrán por mí, no quiero seguir molestándote. 

Alex: Paulina, mi teléfono esta sobre la mesa. Una vez más te digo respetare tus decisiones. 

Yo: Alex por favor, no me hagas sentir culpable. Tú sabes que es lo correcto, y que un día llegara a tu vida, una mujer maravillosa, que te llenara de felicidad, con quien querrás compartir tu vida, pero esa no soy yo. 

No dijo nada y se fue a su habitación. Y hay quede yo hecha un ocho pensando si estaría en lo correcto. Trate de no pensar más, tome el teléfono de Alex y llame a Bianca para que viniera por mí a la mañana siguiente. No pude pegar ojo en la noche deje nuestro bolso listo para irnos, y me acosté junto a mi princesa, -Hay mi niña, sé que quizá me equivoque, pero es lo mejor, Alex merece un gran amor, como los cuentos de mi Mamá, el sí es un príncipe azul, solo yo no soy su princesa. Pensé-. 

Al día siguiente, me levante temprano como todos los días, y prepare pan amasado y almuerzo para Alex, -ahora quien hará esto por ti mi príncipe azul?, pensaba, ojalá que llegue a tu vida una mujer buena que merezca tu amor-. Y como cada mañana hay estaba Alex mirando mientras yo le servía su desayuno, y dejaba su lonchera con comida lista para su almuerzo, -se veía pálido y ojeroso, y no tenía su sonrisa- 

Alex: Paulina no era necesario que hicieras esto por mí, yo podía haber hecho algo rápido para llevar.  

Yo: No Alex, para mí es un placer hacerlo, tómalo como una muestra más de mi agradecimiento hacia ti por todo lo que hiciste por nosotras a demás... 

No me dejo terminar y estampo un beso en mis labios, un beso cargado de pasión, lleno de anhelo, un beso que obviamente correspondí, sentí como sus brazos aprisionaban mi cintura haciendo que mi corazón latiera a mil por hora, nos separamos solo por falta de aire, juntamos nuestras frentes, aun sus brazos estaban a mi alrededor, era como si no quisiera que me fuera, quería retenerme hay, y lo peor yo quería quedarme. 

Yo: Alex, ya es hora que vayas a trabajar 

Alex: Las necesito en mi vida, no se vayan, no me dejes por favor 

Yo: Alex, se te va a hacer tarde, -tome su mentón, y deje un casto beso en sus labios- CUIDATE MUCHO PRINCIPE AZUL, -lo último lo dije entre lágrimas- 

me fui a la habitación, solo escuche la puerta que se cerró, entendí que se había ido a trabajar, así sería mejor, pensé. 

Cerca de dos horas después llego Bianca a buscarme, no dijo nada, solo me abrazo fuerte, de esos abrazos que llenan el alma, tomo mi bolso y lo subió al auto, mientras yo cerraba la puerta con mi beba en los brazos. Porque me dolía tanto el corazón? Pero sería lo mejor, quizá!. 

Subo al auto y Bianca se pone en marcha, con el corazón estrujado, miro con tristeza la casa que me acogió y donde encontré paz después de mi tormenta personal. Sentí que gritaron mi nombre, volteé, pero no vi a nadie, debe haber sido mi imaginación. Y nos fuimos. 

" Quizá un día nuestros caminos se vuelvan a cruzar mi príncipe azul, mientras cuidate mucho y sé feliz"...

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