Asco

Hombre 1: Así que te gusta que te follen, maldita perra?? -Decía ese asqueroso mientras jalaba de mi pelo-  

Hombre 2: Todas las mujeres son unas perras!! ¡Ven acá, hazme una mamada! - yo mientras trataba de luchar con todas mis fuerzas, mientras lloraba- 

De repente sass... otro golpe!!- ya después de eso dejé de forcejear, entendí que nadie me iba a defender, solo lo miraba a Él con cara de odio. Después de que llenaron mi culo y mi coño de su asquerosa leche, se acercó él a mi lado. 

Él: ya tuviste lo que querías maldita perra, ahora VETE DE AQUÍ!!!!  

Yo como pude me pare mientras los asquerosos cerdos me miraban, y subí las escaleras, subí a mi habitación y mi angelita aun dormía, -como tomarte entre mis brazos ahora mi pequeña, si estoy sucia, soy un asco de mujer. Dios quiera y tu jamás te enteres de lo que pasó esta noche-, cerré con seguro la puerta y me derrumbe a llorar, dicen que “LLORAR NO SOLUCIONA NADA” pero sí que desahoga el alma, luego me duche, talle tanto mi cuerpo que sentía que estaba sacando parte de mi piel, y eso era lo mejor, una mujer sucia como yo estaba necesitaba cambiar de piel. 

Al día siguiente, me despierto con los llantos de mi pequeña, pero no la quería tomar, me daba miedo mancharla con esta piel asquerosa, llame por teléfono a Bianca, una vez contestó le dije: “te necesito urgente” y colgué. Ella era mi mejor amiga en ese lugar, le tenía mucha confianza, tanto así que ella tenía llaves de la casa, y me guardaba mis joyas, por miedo a que me las robaran. 

Pasaron quince minutos y llegó corriendo, subió las escaleras y llegó a mi habitación, golpeó la puerta avisando que era ella, y yo abrí. No sé qué tan mal me veía, pero su cara me lo dijo todo. 

Bianca: QUÉ MIERDA TE PASO?? LO VOY A MATAR AL MUY HIJO DE PERRA!! MALDITO INFELIZ!! DEJA QUE LO PILLE!! - No la deje seguir hablando, solo la abrace y me puse a llorar de nuevo- 

Yo: Por favor ayúdame, -entre llanto-, mi hija está llorando, y yo no la quiero tomar, estoy sucia, entra y te cuento lo que pasó... 

Paso el rato y le conté con detalles lo que pasó la noche anterior. Cada palabra mía era rabia o pena de ella, lloraba a mi lado mientras cuidaba de mi hija. 

Bianca: Ahora si vamos a poner la denuncia, y vas a llamar a tu mamá. 

Yo solo asentía con la cabeza, medio que se le quedó el teléfono en la casa y el mío estaba sin minutos, los últimos los ocupe en llamarla a ella. 

Bianca: Negra tu tranquila, la casa está vacía, yo voy corriendo a mi casa y traigo mi teléfono – yo solo asentí con la cabeza-. 

Una vez ella salió de mi habitación yo cerré con seguro otra vez, no sé qué me pasaba, pero sentía un gran dolor en el pecho y no dejaba de llorar, solo que lo hacía en silencio desde la esquina de mi habitación, no quería que mi hija me escuchara, no quería que se asustara, ella es pura e inocente no tiene por qué saber qué es lo que está pasando su madre. 

Los minutos pasaban, y Bianca no regresaba... 

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