Reclamos

Narra Jean

— J-Jean — Escuché escapar esa frase de su boca en un tono leve, esa sensación fue lo mejor que me podría haber pasado ese día.

— ¿Mildred? — Le dije y ella me miró atentamente — ¿Por qué te alejas de mi? — Le pregunté y esta se quedó callada — Ya no hay nadie que pueda hacernos daño así que vivamos como siempre soñamos.

Aún que Elena o Charles sigan con vida no estoy dispuesto a dejar a Mildred una vez más, ella es mi tesoro, la mujer que deseaba tener desde que cumplí los 18 años.

Narra Mildred

¿A qué diablos se refería Jean? ¿Acaso Elena ya había fallecido? eso no importaba ahora.

Aún que su presencia me causo un poco de tranquilidad, el pensar que Kenny y el podrían haber tenido algo que ver íntimamente me dió tristeza … me molestó, yo estaba dispuesta a esperar hasta que fuera un hombre libre para ir tras el y lograr tener algo.

Pero Kenny solo llego y pudo comer del fruto que a mí me fue imposible, ¿cómo debería sentirme ante esto?

— ¿Vivir como? — Pregunte mirando al suelo muy decaída; Jean me miró seriamente y yo continúe — Hasta donde yo tengo entendido tú eres la persona que más daño me ha hecho en la vida — Una lágrima cayó de mi ojo y tome un poco de aire — Tu fuiste el que se encargó de cuidar de mi, de darme amor y dedicarme mucho tiempo, pero se que tú siempre supiste lo que yo comencé a sentir hacia ti, ¡hacia tu persona! — La última palabra salió más fuerte.

— … — El seguía callado.

— ¿Por qué diablos dejaste que me enamorará de ti aún sabiendo que te quedarías junto a ella?, me siento mal de no poder ser algo más para ti — Le pregunto y antes de que él pudiera hablar yo seguí — Y lo peor es que ahora vienen a presentarte como el novio de una de mis amigas nada más muere Elena vine a buscar a otros ¿o me equivoco? — Lo mire y el negó.

— Mildred Sofía Ackerman — Me hablo el y lo mire algo molesta — Desde que te adopte siempre quise hacerte mía, no hubo día que no me cautivaron tus ojos; el día que te presente con mi madre y entre a hablar con ella en la oficina, ese día yo le confesé que esperaría hasta que tú fueras mayor de edad y te haría mi esposa — Sus palabras me hicieron sentir algo incómoda por la confesión.

— ... — Las palabras no salían de mi boca y el se acercó a mi y me plantó un húmedo beso en los labios, yo quería negarlo pero varias sensaciones inundaron mi cuerpo y continúe con el beso.

— ¡Mildred! — Escuché a Tatiana y me separé de Jean rápidamente — Ven conmigo — Se acercó a mi y tomo mi mano para después sacarme lo más rápido de ahí, cuando llegamos a la mesa todas no miraron de manera confusa y Tatiana tomo su bolso.

— ¿A dónde van? — Preguntó Fany.

— Ya nos tenemos que ir a casa — Dijo Tatiana y salimos corriendo del lugar.

Subimos al carro de Tatiana y está comenzó a manejar.

— Gracias Tatiana — Le dije y ella solo negó con la cabeza.

— No tienes nada que agradecer, me preocupa que Jean haya encontrado dónde estamos — Me quedé callada y Tatiana no volvió a hablar.

Narra Tatiana

Me quedé callada por un buen rato, comencé a pensar algunas cosas que debía confesar; ella era mi mejor amiga y no sabía algo de lo más importante en la vida de una persona, mi orientación sexual: yo soy lesbiana y me apena que ella vaya a reaccionar mal y se aleje de mi.

Mi novio jamás ha existido y solo es un invento para que ella no sospeche mi oscuro secreto, yo tengo miles de fotos de ella en una habitación oculta en casa. Es ella con todo tipo de expresión: Sonriendo, llorando… durmiendo.

Un día que Mildred se quedó en mi casa de para tener una pijamada le tome una foto dormida y luego le deje un beso en la mejilla a la pelinegra para irme a dormir.

Mis padres al principio creyeron que yo solo estaba en una etapa, pero conforme pasaron los años yo seguí enamorada de mi mejor amiga. Por eso odio a Jean, lo odio desde que me confesó que ella lo amaba, ¿cómo podía amar a ese tonto? yo era mucho mejor que el y solo a mi me necesitaba para vivir.

Yo la cuide mucho tiempo y por eso me he negado hasta ahora a dejar que el me la quite, aún que Jean le haya mandado cartas a Mildred pidiendo perdón, estás solo llegan a casa y son quemadas por mis padres; ellos solo buscan que yo sea feliz y que no deje a Mildred junto a Jean mucho tiempo.

Al ver que Jean la besaba hace un rato sentí ganas de acercarme y darle un puñetazo en el rostro.

— Tatiana — Escuché la voz de Mildred.

— ¿Que sucede? — Pregunté mirándola y ella continúo.

— ¿Cres que el me ame? — Yo ya me encontraba bastante molesta por la situación y que me preguntara eso fue la gota que derramó el vaso.

— ¡Ni se te ocurra pensar esa estupidez! — Dije con un tono asensible — El no te ama... si lo hiciera no llegaría hasta ahora a Francia a buscarte — Fruncí el ceño y Mildred me miró vacía mente.

Esperaba que ella me respondiera algo más pero se quedó callada y sentí pena por ella. La verdad era muy ingenua y cada que Jean le hablaba se ponía peor; llegaba a parecer que se le reseteaba todo el mundo.

Narrador Omnisciente

Cuando llegaron al departamento de Mildred ellas se sentaron un rato en la cama.

— Si no te hubiera sacado rápido de ahí quizá hubiera ocurrido una tragedia — Le dijo la rubia a la pelinegra, quien miraba fijamente el techo — El es una persona muy peligrosa, pudo incluso matarnos.

— ¿Crees que él sepa dónde vivo? — Pregunto bla pelinegra y Tatiana negó con la cabeza.

— Lo dudo mucho, y también dudo que las chicas le den tu dirección — Tatiana se levantó y tomo agua de su vaso.

— ¿Crees que Elena ya esté muerta? — Mildred pregunto y Tatiana asintió repetidas veces.

— ¿A Kenny no le pareció raro que yo me fuera al baño y que Jean fuera tras de mi? — La pelinegra cuestionó a Tatiana y ella negó.

— Aún que tú te hayas ido ella no pareció extrañarse, fue como si ella lo estuviera esperando desde que entró a la cafetería, y con respecto a Elena... ella estaba enferma y no le quedaban muchos años— Tatiana suspiro.

— Además si ella estuviera viva Jean la estaría engañando y su padre lo asesinaría, a él no le conviene que el jefe de la mafia sepa que la está engañando con una chica cualquiera — Tatiana puso su mano en su cara — Si, eso creo.

— Bueno que mal por ella — Dijo Mildred — Creo que ahora me siento súper mal por todas las veces que desee que se muriera — Se cubrió la cara con ambas manos y se levantó de la cama.

— Mildred, no te sientas mal de lo que dijiste alguna vez cuando eras una jovencita tonta y enamorada, ese momento tenía que llegar y todos lo sabíamos perfectamente — Tatiana pasó su mano por su cabello — Además ella siempre te trato mal ¿lo recuerdas?

Narra Mildred

Recordaba perfectamente lo que hizo después de la boda.

— ¡Haz arruinado mi boda!, ¡Eres de lo peor Mildred! ¿Acaso no puedes aceptar que yo sea ahora la esposa de Jean? ¡Por qué ahora lo soy y te pediré que te vayas de aquí! — Elena me grito y yo me moleste mucho.

— ¡No puedo aceptar que tú seas la esposa de Jean por qué el no te ama, y nunca te va a tener el mínimo aprecio que me tiene a mi! — Le grite mientras tomaba mis cosas del armario — Por que quieras o no eres solo un acuerdo de su padre que el debía cumplir.

— ... — Elena me dió una bofetada — Pues tu eres solo una mocosa mugrosa que el junto de la calle por lastima, y si piensas que tendrías o tendrás una mínima oportunidad. Permite que te diga que los Ackerman no son de casarse con mera basura que se hayan en medio de la calle tirada — Me tomo del cabello con fiereza — Tu eres tan poca cosa … ¿Cómo crees que podrías competir conmigo? — Me dió un puñetazo en la cara y a mí se me salieron las lágrimas.

— ¡Por lo menos no soy una moribunda con la que tendría que cargar dos años para poder estar feliz con alguien más bailando en tu tumba! — Ella apretó los dientes.

— ¡Maldita desgraciada! yo creía que podríamos llevar una buena relación, pero tú no pones para nada de tu parte y eso comienza a cansarme! — Tome

de las muñecas a Elena y la arrojé al suelo.

— ¡Ya suéltame! — Tome mis maletas y salí corriendo por las escaleras, cuando baje Tatiana ya me estaba esperando.

Ese día huí de casa...

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