Capítulo 6:

Como bien lo había dicho, me atacó una resaca de los mil demonios, prácticamente sentía que la cabeza iba a explotarme aunado a que los ojos me pesaban, la luz me molestaba bastante, incluso hasta el mínimo ruido me perturbaba. Tarde un rato en tener por fin las ganas de levantarme de la cama, me costó bastante ya que el y piso parecía moverse cuando me puse en pie, me acomode la pijama como pude y salí de la habitación.

Decidido solo ir por algo de comer y volver a mi habitación para dormir un poco más, salí del cuarto yendo a la cocina directamente con algo de pereza, me sorprendió el aroma del desayuno ¿Athan ya estaba despierto? no podría ser posible, el estaba más ebrio que yo anoche, tendría que estar tendido en la cama sin nada de ganas o con un dolor horrible de cabeza, al menos yo tenía un dolor insoportable.

En efecto, lo encontré en la cocina haciendo el desayuno, se veía tan sexy... se encontraba recién bañado, su cabello húmedo y sin camisa, había una ligera capa de brillo sobre su piel, ¿cómo diablos era capaz de verse tan bien después de la tremenda borrachera que se había metido la noche anterior? Solo él podía ser posible de lograrlo.

Intenté mantener mi compostura y tome un respiro largo, desviando la mirada de su trabajada espalda, de aquellos brazos marcados, trague saliva tomando el valor para girarme y regresar a mi habitación, me apenaba lo sucedido, pensaba quizás el estaría incómodo y no quería darle lata tan temprano, aparte yo si me sentía mal, la luz solo empeoraba mi estado.

Estaba a punto de irme cuando su voz tan grave y un poco ronca, me sorprendió de momento, me congelé en el mismo sitio, pude sentir un escalofrío recorrer mi espalda — ¿No vas a desayunar? Te prepare unos chilaquiles, se lo mal que tienes que estás luego de lo de anoche. Yo no recuerdo mucho pero ya sé cómo bajarme el dolor y la cruda rápido, tú eres nuevo así que ven, siéntate no acepto un no, que soy capaz de ir por ti y poner tu culo en esa silla. — Lo escuche palmear uno de los asientos junto a la barra. No me quedo más que intentar parecer normal... si es que eso se podía, mi cara tenía un aspecto de haber sido golpeado o algo parecido. Con mucho esfuerzo y aún aguantándome la vergüenza, arrastre los pies hasta el banquito para poder sentarme y suspirar — Mierda… — Exclamé en un susurro y me tomé la cabeza con ambas manos, el dolor solo parecía aumentar con cada movimiento y no querer irse, aunque odiaba esa sensación, también lo agradecí dado que era la excusa perfecta para no tener que mirar a Athan a la cara, por suerte no me recriminó mi actitud, sabía por lo que estaba pasando, ya lo había vivido muchas veces ya que solía beber más que yo.

Su aroma se situó justo en el asiento contiguo, volví a sorprenderme ¿había tomado tan bien el beso de anoche o quizás no lo recordaba? Opte por la segunda, ya que dudo la primera fuese así de bien recibida. — Anda come, no se te va a quitar solo. Come algo y vuelves a recostarte. Se lo que te digo, las primeras crudas son pesadas pero luego tú cuerpo lo recibe mejor. — Interrumpió mis pensamientos con su voz, esa voz que me encantaba escuchar pero que ahora era como un taladro en mi cabeza.... Joder... no vuelvo a tomar.

Con lentitud tome los cubiertos, dispuesto a comer, aunque tenía algunas náuseas me forcé a mi mismo a probar bocado, quizás él tenía razón y solo así me sentiría mejor, aparte que no le iba a despreciar aquello, olía de maravilla y él pocas veces cocinaba, había que aprovechar la oportunidad, ojalá fuese en un momento en que yo me sintiera bien y estuviera presentable, ahora, pese a que me había duchado la noche anterior me sentía fatal, como enfermo.

El sabor de los chilaquiles era delicioso, tenía que admitirlo, aunque como demasiado lento, mi boca parecía no procesar que tenía que comer, me sentía aturdido y tonto esa mañana pero aún así mi intriga me hizo tomar un respiro para preguntar — ¿Qué recuerdas de anoche? — Lancé la pregunta así, sin más. — Bueno, no mucho. Como te dije, solo se que me divertí y por como te veo tu también, pensaba que cuando despertaría estarías ya despierto y haciendo algo, la verdad no creí que te animaras a beber. — Admitió, su voz se escuchaba tan relajada, tan animado a la vez que no dude en que de verdad no recordaba nada de anoche, para mí fue un gran alivio. — Si lo pones así... no tome por voluntad propia, algo le pusieron a mis bebidas y para cuando acordé ya estaba mal y continúe bebiendo. — Me encogí de hombros, aún así me sorprendí de no haber estado vomitando toda la noche, pensé esa sería mi reacción al tener mi primer borrachera o quizás pudo haber sucedido pero el suceso del beso me situó la cabeza en otras cosas.

En fin, tenía que terminar de desayunar y claro que volvería a la cama, me sentía hecho un desastre como para hacer algo más, tampoco quería vomitar lo poco que había podido comer. Athan continuo diciendo una que otra cosa ocasional y yo me limitaba a comentar lo mínimo mientras esforzaba a mi cabeza y a mi cuerpo a aceptar los bocados, después de un rato el se ofreció a limpiar todo y me animo a ir a la cama. No me negué, repose un poco mientras mi cabeza intentaba no moverse de su sitio, todo me daba vueltas y lo que menos quería era ponerme peor, para cuando recordé ya estaba perdido en un sueño, acomodado en medio de la cama y enredado entre las sábanas, esa posición me haría tener un dolor de cuerpo al despertar, pero ya ni modo.

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