En Tus Brazos
Capítulo 1. Jennefer
Las vacaciones decembrinas se acercan, Anne y yo nos arreglamos en nuestra habitación al ritmo de ‘The Look de Roxette’.
Todos los días corremos de un lugar a otro, de la Universidad al trabajo y al final de la jornada a casa. Por suerte, las clases habían terminado desde hace unos días, así es que podíamos tomarnos con calma las cosas. Anne y yo vivimos en Ciudad Y desde hace casi cuatro años, en casa de una amiga de mi madre.
Aún recuerdo cuando vi por primera vez mi nombre en la carta de invitación de la Universidad de Ciudad Y, Jennefer Taylor. A pesar de la renuencia de nuestros padres, decidimos aceptar la beca universitaria fuera de Ciudad A, nuestra ciudad natal; y en poco más de seis meses, terminaremos la carrera de Ingeniería Civil.
Salimos de casa para tomar el autobús que nos dejaría a unas cuadras del centro comercial Real Place, trabajamos como asesoras de ventas en la tienda departamental Elle’s.
- ¡Ya quiero que llegue el fin de semana! Tengo tantas ganas de ver a los chicos. «Dijo Anne mientras ponía su brazo sobre mi hombro».
- Sí\, igual yo. Pero extraño más ver a mis padres y a mi querido abuelo. «Apoyé mi cabeza sobre su brazo».
- Jen\, ¿estás segura de que no tendremos problemas por la reunión del sábado? «Preguntó inquieta Anne».
- Si lo que te preocupa es Bratt\, puedes estar segura de que estará en la base. No lo veremos hasta el domingo por la tarde. «Acaricié su cabello para calmarla».
- Lo sé\, pero ya conoces a tu hermano\, es sumamente protector con nosotras. Si no fuera por que ahora está en la base\, ten por seguro de que estaría vigilándonos en este momento. «Ambas sonreímos con la idea».
Llegamos a la tienda departamental y checamos entrada, por suerte no perderíamos nuestro bono por puntualidad. Como asesoras de venta nos asegurábamos de que la ropa en exhibición estuviera perfectamente ordenada, de mantener los estantes y repisas con la mercancía disponible, de revisar inventario y recibir los pedidos.
El trabajo en la tienda era curioso, era un buen lugar para saber sobre la vida de muchas personas; y es que de vez en cuando atendíamos a algunas clientes que no les paraba la boca cuando hablaban sobre sus asuntos personales. Ya las teníamos identificadas.
Hasta ahora hemos estado dando vueltas por toda la tienda, éstas fechas son excelentes para las ventas. Ya me dolían los pies, el uniforme constaba de una blusa blanca de botones, falda arriba de las rodillas y un par de molestos zapatos de tacones.
Al fin llegó la oportunidad de relajarme, los clientes habían bajado y podíamos tomar un ligero descanso.
- Anne\, iré al café de Viggo por un té helado\, ¿me cubres? «Anne estaba conversando con Stefanía\, una de nuestras compañeras del trabajo».
- Bien\, pero no te olvides de nosotras. «Asentí con la cabeza y salí en dirección al café que estaba a unos cuanto locales».
Mientras esperaba mi turno, revisaba mi teléfono móvil. Jake me había mandado un mensaje confirmando la hora de la reunión del sábado.
- ¡Hola Jen! ¿Qué vas a pedir? «Preguntó Viggo\, el chico que siempre nos atendía con una sonrisa en sus labios».
- Hola Viggo\, lo mismo de siempre\, pero agrega lo que toman Anne y Steffi. «Entregué el dinero para pagarle».
Después de recibir mi pedido y de despedirme de Viggo, caminé hacia la salida. Pero en el camino choqué con alguien.
- ¡Oh\, por Dios! Lo siento mucho… «Me quedé callada al notar la mirada gélida del hombre».
- ¡Diablos! ¿Por qué no se fija por dónde va? «El tipo intentaba limpiar la mancha que el café de Anne había dejado en su camisa blanca».
- Señor en verdad lo lamento\, pero fue un accidente. Permítame arreglarlo por favor. «Supliqué avergonzada».
- Olvídelo\, no es necesario. Solo manténgase lejos de mí. «Resopló».
- Bien\, escuche\, fue un accidente. No tiene por qué ser tan grosero. Además intentaba ayudar pero ya que está en este plan\, olvídelo. «Respondí molesta».
- Escucha tú torpe\, tengo una reunión con un cliente en veinte minutos. Encima de que acabas de echar a perder mi camisa\, ¿te ofende que reaccione así? «Gritó ante la mirada curiosa de los clientes del café».
- Bien\, lo que sea. «Respondí obstinadamente» – No es que vaya a perder el sueño por usted señor. «Me di la vuelta para salir del lugar».
El tomó mi brazo con fuerza, lo miré directamente a los ojos, estaba furiosa, no solo por haberme dicho ‘torpe’ sino por que estaba siendo un completo patán. ‘Lastima de pinta’ pensé.
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Comments
Verónica Bustos
ya me enganche, seguro la próxima vez será de terror,cuando sepan quién son ,y se den cuenta que empezaron con el pies izquierdo.
2024-01-17
0
Alma Delia Morales
interesante a seguir leyendo
2023-03-14
0
Mariangel Rondòn
Amém
2022-09-01
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