Me arrepiento de mis palabras.

Directora: Mia se agarró a golpes con otras señoritas de su grupo, le rompió el labio a una de ellas y la otra tuvo una fractura en una pierna, puesto que la Señorita Mia se la patio muy fuerte.

Sergio:Todos los gastos corren por mi cuenta, Mía vámonos a casa.

Sergio la tomo fuertemente de la mano y se dirigió con ella hasta el coche. Los estudiantes al verla de la mano con ese magnate hombre, se sorprendieron mucho, ya que Mía era muy linda, pero no tenía una figura muy escultural y eso no estaba muy bien visto por la sociedad.

El chófer les abrió la puerta a ambos y se dirigieron hasta la mansión.

Todo el camino Sergio no dijo ni una sola palabra, Pero al llegar a la mansión, seguramente sería otra cosa.

Al llegar a la mansión Sergio se bajó de la camioneta y camino hacia adentro dejando a Mia atras.

Mía a pasos grandes logro alcanzarlo y le dijo.

Mia:Qué pasará?.

Sergio: Pasará que subirás te cambiarás de ropa y bajarás a almorzar.

Mía se sorprendió demasiado, esperaba que al llegar a la mansión Sergio le dijera algo muy malo, pero para su sorpresa a el parecía no importarle.

Hizo lo que el le dijo, subió se dió una ducha y bajo a almorzar, Ahí estaba Sergio sentado en una punta de ese gran comedor negro.

Les sirvieron el almuerzo y comieron juntos, pero Mía no podía estar tranquila, así que le dijo.....

Mia: Dime lo que me tengas que decir ahora.

Sergio: Linda por qué crees que te voy a decir algo?.

Mia: Se cómo eres, y no dejaras pasar esto por alto.

Sergio: Decirte algo a ti es como hablar con un animalito, tu no entiendes palabras y sería gastar mi saliva y era de esperarse de ti, es así como eres, un pequeño e inconsciente animal.

Mía: Eres un maldito estúpido, no quiero que me hables más.- Mia se paró de su lugar y subió muy enojada a su habitación, se sentía muy humillada, Sergio la tenía en el peor concepto de todos.

Sergio sintió una leve molestia, y a la vez tristeza, él no era el tipo de hombre que le hablaba así a las mujeres, pero esa chiquilla lo sacaba de quicio así que suspendió su comida y decidió ir a hablar con Mia y disculparse.

Sergio tocó la puerta de la habitación de Mia y ella respondió.

Mía: No quiero ver a nadie, déjenme sola.

Sergio no aceptaría un no como respuesta, así que abrió la puerta sin aprobación y entró a la habitación. Se sentó en uno de los muebles que adornaba el cuarto de Mia y hablo.