Acorralada

Habían pasado algunas horas, la noche se volvía más oscura en esa carretera donde los autos circulaban de forma irregular, las luces de la ciudad donde se encuentran absorbidas por la noche negra.

Zara estaba feliz y libre, dormía en un profundo sueño, en el estaba Patrick, la tomaba de la mano y se acercaba para darle un beso en la frente, pero ese sueño se transformó en pesadilla cuando vio que el rostro apuesto y joven cambiaba por el rostro viejo y lascivo de Jonson.

Le tomaba la mano con mucha fuerza, sintió dolor en su muñeca, quería liberarse pero no lo lograba, de repente abrió los ojos, sintió un fuerte golpe en la frente, lo que la hizo reaccionas súbitamente.

El autobús había parado de forma repentina, empujando a todos hacia enfrente, Zara se golpeó en el rostro con el asiento delantero. La puerta del autobús se abrió, las luces se encendieron, la luz lastimó los ojos a Zara y se cubrió el rostro adolorido.

Varios hombres subieron, comenzaron a ver los rostros de los pasajeros uno por uno, cuando llegaron a Zara aún se cubría el rostro. Uno de los hombres quitó a la persona que estaba aun lado de ella, para dejar el espacio libre y comparar el rostro de la chica con el de la fotografía que cada uno de los invasores tenía entre sus dedos.

El hombre la tomo por el cabello, a la fuerza le levantó la cara para poder escudriñar con cuidado cada rasgo y compararlo con la fotografía.

- ¡Aquí está la encontré !. - Grito el hombre.

Zara entro en pánico, los Sáenz estaban con problemas económicos ellos no contratarían personas especialmente para buscarla de esa forma, solo había alguien con dinero y poder para hacerlo.

- ¡No!, ¡Yo no iré con ustedes, ese maldito hombre cree que soy propiedad de los Sáenz pero no es así !, ¡yo no soy una propiedad!

Zara gritaba y forcejeaba con todas sus fuerzas, en cuanto la bajaron del bus, ella se libero del agarre de él hombre y comenzó a correr tan rápido como pudo, pero en la carretera se encontró con otro convoy que iba por ella, dejo de correr por la carretera y se hundio en el oscuro bosque, su ojos no veía nada aún no se acostumbraban a la oscuridad del lugar.

Corrió con tumbos y caídas, los hombres se acercaban, escuchaba las voces cada vez más cerca de ella, no viviría una vida de encierro, no estaría en un lugar donde no vería la luz del sol nuevamente, su mente y corazón deseaban salir volando de ese lugar, alguien que le diera un poco de ayuda.

Siguió corriendo hasta que cayó en una cueva subterránea, permaneció en total silencio, en algún momento creyó que sería descubierto por los fuertes latidos de su corazón.

Se acurruco en esa cueva húmeda, de repente sintió algo caminar por su mano, quería gritar y salir corriendo, pero era mejor estar ahí y morir por la picadura venenosa de cualquier insecto o animal que salir y ser descubierto.

Estuvo ahí por mucho tiempo, realmente no supo cuánto, la luz del sol iluminó todo, los hombres seguían buscando pero en otro sector del tupido y profundo bosque.

Cuando abrió los ojos sintio un intenso dolor en su mano, intento moverla pero estaba roja e inflamada, salió con dificultad, las rocas eran resbaladizas.

Aguzo el oido, esperando no escuchar cerca a sus perseguidores, el dolor se volvía más intenso, pero no podía dirigirse a la carretera ni pedir ayuda, no sabía que tan cerca estaban los hombres de Jonson.

Pero sabía que sí la atrapaban no tendría escapatoria, no abría segunda oportunidad para estar lejos de ese infierno, en su corazón donde había tenido a Adolfo Sáenz como un padre, alguien querido y respetado por ella su imagen se convirtió en lo pero que le pudo suceder, tal vez si su madre la hubiera dejado en manos de servicios infantiles su vida no sería tan miserable como lo era ahora.