Capitulo 3 “Una razon para vivir"

-Martha por favor quitale la ropa mojada y ponle esta seca, me avisas cuando termines- dijo con una voz baja.

La mujer solo asintio con la cabeza levemente y se dispuso a cumplir con la tarea que le habian encomendado, al mirar el cuerpo magullado de la mujer se apresiaba que habia estado golpendo con algo, sus quemaduras en la piel eran tan rojas que fruncia el seño cuando la tocaba, pero tenia que hacer su trabajo.

Quedo con la boca abierta al ver su curvilineo cuerpo, Elizabeth tenia una muy buena figura, pero despues de un rato y dejar de llevarse por sus pensamientos por fin pudo terminar de quitarle las ropa mojada y poberle la sudadera de Jacob, se disponia a salir cuando escucho a Jacob conducir al medico hacia la habitacion.

-Esta hecho señor- dijo Martha y salio de la habitacion sin mirar atras.

El doctor examino a Elizabeth, pero esta estaba con fiebre y desidratacion, porque alguien estaria en ese estado penso, es tan joven porque caeria al mar o alguien la queria muerta, sin pensarlo mas solo se limito a ponerle una inyeccion y una bolsa de suero para que se recuperara al salir se encontro con Jacob que ya estaba esperandolo en el pasillo.

¿-Como esta la pregunto nervioso Jacob.

-Estara bien, aun esta inconciente, no se cuando reaccionara pero deben cuidar de sacarle la aguja cuando termine la bolsa que le he puesto- dijo seriamente y se despidio de Jacob.

-Si doctor la estaremos observando- contesto y estaba a punto de irse pero el doctor lo detuvo.

-Por cierto ¿Donde encontraste a la chica?¿Sabes su nombre?-

-No se quien es, la encontre en el peñasco creo que debe haberse caido, pero no se nada mas, cuando despierte le preguntare-

-Creo que talvez deverias tambien llamar a la policia, en caso de que su familia la alla reportado como desaparecida- despues de decir esto se marcho.

Jacob la cuido cuidadosamente y la acompaño en su recuperacion, tardo un dia y una noche en despertar al tercer dia cuando era aun de madrugada, la luz de la luna se reflejaba por las delgadas cortinas de la ventana, su luz era tan triste como su corazon, Elizabeth no pudo evitar llorar, esta vez las lagrimas no dejaban de caer, sus lagrimas eran frias igual a la luna azul.

-¿Porque lloras?- se escucho la voz de un hombre no muy lejos de ahi.

Al escucharlo, Elizabeth volvio en si, examino la habitacion y se dio cuenta de que no sabia donde estaba, pero estuviera en donde estuviera aun asi se sentia muerta en vida, sin una razon para vivir.

-¿Donde estoy?- pregunto por costumbre mas que por curiosidad.

-Te encontre antier en la mañana, estabas en la playa y te traje a mi casa¿Como te llamas?- pregunto Jacob.

-No es importante, ya solo soy un cascaron- dijo triste Elizabeth.

-Bueno señorita cascaron, mucho gusto mi nombre es Jacob- dijo con una sonrisa.

El chiste dio en el blanco ya que Elizabeth solto una risita -Gracias por tu hospitalidad- dijo al hombre ya mas tranquila.

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