capítulo 7-

Cecile fue llamada a la oficina de su padre, el hombre había notado que paso ya bastante tiempo y Cecile no había ido a rogarle porque le regrese sus privilegios y encima, pidió informes del capitán que la estaba entrenando quien dijo lo talentosa que puede ser la chica, ya que en poco tiempo ha aprendido más de lo básico. Cecile toco y entró a la oficina, sin saludar simplemente se quedo de pié frente al Duque.

- me han dicho que envió por mi, Duque.

- necesitas volver a las lecciones de modales.

- señor, se lo suficiente de educación, no se preocupe. Solo dígame porque envió por mi.

El Duque muestra molestia ante la respuesta de la chica.

- así que, estás tomando lecciones de espada, eso no es de una dama. Aunque tengas la herencia de tu madre, sigues siendo una niña, no me obligues a tomar esa herencia.

- no se atreva, esa herencia la dejo mi madre, si me quita todo, iré a rechazar el compromiso ante la reina, no querrá una humillación así ¿verdad?

- Cecile, no hagas una tontería, he dicho, dejarás esas lecciones o tomaré las riendas de todo.

- hagalo señor, entonces hablaré de como mi padre me ha quitado todo, porque no soporta verme, ya que soy idéntica a mi madre, una mujer que nunca pudo usted dominar.

Dicho esto, Cecile se sale de la oficina y escucha como caen las cosas dentro, el Duque por ira había tirado todo de su escritorio. Cecile ya había previsto algo para una situación como la que el Duque le ha puesto, por ello, movió todo su dinero a otro banco, en una cuenta independiente, donde su padre no puede tocar ese dinero, sin el sello y firma de Cecile, por suerte, pudo conseguir un buen abogado que la ayudará gracias al padre de una de sus amistades.

Como se le hacía tarde, solo se vistió con su ropa acostumbrada pues llegará a la academia justo a la hora del entrenamiento. Estando ahí, el capitán le manda a dar diez vueltas al campo, pues para luchar con espada, debe fortalecer sus piernas también; mientras ella corre, un chico se acerca al capitán, ese chico era Rael Darkness, el príncipe del país vecino, era un joven bastante atractivo, de cabellera rubia y ojos carmesí.

había llegado a la academia por orden de su padre para obtener más conocimientos y quiso unirse a la caballería, solo como algo para distraerse, mientras habla con el entrenador, nota a Cecile quien ha dejado de correr y esta a un lado, ajustando el nudo de su cabello.

No esperaba ver una chica tan linda en ese sitio, solo sonríe un poco, Cecile voltea y al verle se sorprende, pero, se inclina levemente ante él y continua corriendo.

- su nombre es Cecile Hamilton, hija de un Duque, es famosa por ser elegida personalmente por la reina como prometida del segundo príncipe.

- no pregunte nada. Pero, que extraño ver una señorita en un lugar así.

- lo siento majestad, solo note que pareció interesado. Al principio pensé que era solo un capricho, pero parece estar tomando en serio todo.

Rael se quedo mirando un poco más, pues Cecile se notaba cansada, apenas llevaba cinco vueltas, el campo era grande, pero no piensa rendirse; además acaba de notar la llegada de Rael, por ello, debe darse prisa en mejorar, los eventos ya han empezado aunque sean un poco diferentes, aun así, sus finales serán los mismos, pero ella, cambiará todo, salvará su vida y para ello, necesita a Rael vivo también.