capítulo 3-

Se quedo pensando en la manera de acercarse a Rael para evitar el encuentro destinado de este con Iris y la única opción que encontró es unirse a la clase de caballeros, como en sus años de secundaria práctico esgrima, quizás pueda usar una espada, además de que las clases de etiqueta y bordado, son aburridas, no entiende como les gusta a las chicas de ese mundo.

- el problema será conseguir el permiso de mi padre...

Caminaba de un lado a otro en su habitación mientras la observa su dama quien ha servido el té.

- Sandy ¿mi padre está en casa? Hay algo importante que debo hablar con él.

- el señor debe estar en su estudio a esta hora, señorita.

Cecile le agradece y se sale de su alcoba, hablará con él, aunque quizás no tiene una mínima esperanza de conseguir el permiso de ese hombre, pero al menos, espera poder decirle unas cuantas verdades a ese hombre, lo detesta, en la novela no tuvo compasión al vender a su hija. Toca la puerta y al entrar, solo se queda parada frente al hombre, por su aspecto supone a de tener unos 40 años o más, pero eso no importa, lo que importa, es esa mirada de desprecio que le mostro apenas le vio entrar, pero Cecile, ya no era la misma, así que no le interesa lo que ese hombre piense de ella.

- solo desperdicio mi dinero, esa academia, no te han educado para nada.

- oh, si lo hace, pero no creo necesario saludar tan cortésmente al Duque.

El hombre, apretó el puño ante esas palabras insolentes e incluso su mirada estaba fija en los ojos de Cecile, pero ella mantuvo la vista en la misma dirección y sonrió.

- solo vengo a decirle quiero ser una caballero, quiero unirme al entrenamiento en la academia.

- ¿que? Deja de decir tonterías, sin mi permiso no puedes hacer nada, tu deber es ser una buena esposa para el segundo príncipe, no quiero que avergüences a la familia.

- ah! Claro, es lo único que le importa al Duque. Seré una caballero y si no quieres apoyarme, no me interesa, tengo todo el dinero que mi madre me heredó. Por eso, no te pido permiso, solo te aviso.

- niña insolente, debería darte una lección! Si crees que puedes sobrevivir sin mi ayuda, bien, inténtalo, pero no vengas llorando a rogar.

- él que debería rogar eres tú, ruega perdón a mi madre, por como tratas a su amada hija.

Dicho esto, salió del estudio, solo al caminar unos pasos, dejo salir un suspiro, fue horrible sentir esa mirada de desprecio, no entiende como ese hombre puede detestar tanto a su única hija, su madre, si que desperdicio su vida con una persona como el Duque. Se apresuró a llegar a su alcoba y ahí se desplomó sobre su cama, Sandy se acerca a ella y le ofrece pasar a darse un baño, quizás eso la ayude a recuperar energías. Mientras que en el estudio, el Duque había golpeado el escritorio debido al coraje que le acaba de hacer pasar su hija, como es muy caprichosa, seguramente solo es un capricho eso de querer unirse a los caballeros, cuando vea que no puede, regresara llorando, pero, mientras no se cancele el compromiso con el segundo príncipe, dejará que esa niña haga lo que quiera.

Al día siguiente en la academia, Cecile llego, pero fue directo a la oficina del director, su dama Sandy lleva consigo un maletín, al llegar a la oficina, Sandy deja el maletín sobre el escritorio y lo abrió ante el director, era una suma muy alta de dinero.

- esta es una donación, pero a cambio quiero unirme al entrenamiento de caballeros.

- ¿q-que? Señorita, ese lugar esta lleno de hombres, una dama como usted no puede estar ahí.

- entonces es una pena, no quiere el dinero.

Cecile se encoge de hombros mientras hace una expresión de tristeza, el director detiene a Sandy cuando quiso cerrar el maletín y sonríe nervioso, no sabe si el Duque esta de acuerdo con esa situación, además de que es lo suficientemente extraño que una chica se una clase exclusiva para hombres.

- hablaré con el Duque, si da su permiso lo permitiré.

- mi padre le dirá que no, por eso, le estoy dando una jugosa cantidad de donación.

El hombre, mira fijamente el dinero, pero, si deja que la chica se una a los caballeros, quizás ella se salga cuando vea lo duro que es el entrenamiento, así no le pasara nada y tendrá una suma de dinero muy buena.

- bien, pero señorita, ese lugar es una zona llena de hombres, no me hago responsable si algo le pasa.

- no se preocupe, no me pasara nada.

Sandy cerró el maletín y se lo entregó al hombre para así retirarse del lugar.

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