Capítulo 9.

-¿Que hacemos en este lugar?-Pregunto Elizabeth.

El le respondió con palabras que ella pudiera entender.

-Aqui hay una mina,engañan personas y luego los hacen esclavos. Esta mina no esta en ningun informe,nadie sabe que existe.Asi que nadie nos sacara de aqui, pero si somos perseverantes algún día saldremos y eso dependerá de nuestra propia fuerza.

Elizabeth no entendia la mayoría de las palabras que el uso.

Derrepente la puerta se abrió, y se los llevaron a los dos de ese calabozo,Elizabeth no entendia nada pero seguía al anciano en silencio. Al llegar a un pasillo de tirra le dieron una pala,una zapa y otros artefactos para que pudieran extraer oro.Estaba todo oscuro y mientras más mirabas más intensa se hacia la oscuridad. Parecía un camino sin final.

Elizabeth apenas podia ver con las linternas que traian los matones.Al ver a su alrededor vio muchas personas esposadas trabajando mientras eran azotadas. Sus ropas estaban hecha un asco,apenas estaban vestidos algunos, sus ropas eran tan viejas que estaban todas rotas.

Ella siento un poco de miedo e inconscientemente tomo la camisa de Donal, el anciano que compartía celda con ella.

A Elizabeth la pusieron a trabajar junto al anciano y un niño de aproximadamente su edad.Ellos le enseñaron como trabajar en la mina, ya que si no lo hacia debidamente sufriría las consecuencias.

Elizabeth no era nada fuerte,su cuerpo estaba debil debido a que no habia comido nada en casi todo el dia y su cuerpo no estaba acostumbrado a tal trabajo.Al final no pudo más con la presion del trabajo y cayo desmayada.

Al despertar un hombre la estaba azotando por haberse desmayado.Nunca nadie la habia golpeado ni siquiera su padre,ella sentia como el latigo le partia la piel de la espalda en dos y como la sangre empezaba a fluir de sus heridas. Nunca en su vida había experimentado tal dolor. Queria llorar pero sabia que eso no solucionaría nada.

Ya no queria ser más golpeada asi que se paro como pudo,las piernas le temblaban pero igual siguio trabajando o la azotarian hasta la muerte.

Al llegar a la celda solo se tiro en el suelo duro y helado esperando que el dolor cesará pero eso nunca paso.

-No es trabajo para una niña-Dijo el Donal mientras suspiraba.

Elizabeth se sorprendio y con vos debil dijo:

-Sabes que soy una niña?

-Yo ya soy viejo a mi no me engañas pequeña,tu postura,tus facciones de la cara todo,es demasiado obvio. Pero tranquila se que debes tener tus razones así que lo mantendré en secreto. Me da tanta pena que una pequeña princesa como tu termine en un lugar así. Estos monstruos sin corazón no tienen humanidad, no siguen las leyes de la ética y el bien.