CAPITULO 20

Dominic se volvió a mirarla, su rostro cubierto por una máscara indescifrable.

-- Si queremos hacer las cosas bien, si. Todo debe ser legal.

-- Estoy de acuerdo - aparto la mirada de él para no sentir su frialdad.

-- Les pediré que redacten un acuerdo adicional.

-- ¿ Un acuerdo ?

-- Un documento en el que te comprometas a no hablar con nadie de nuestro matrimonio,especialmente con la prensa y mediante el cual renuncies a reclamar compensación alguna.

-- Crees que a mí me interesaría hablar sobre esto, te recuerdo que soy mujer y que por lo que a mí concierne no me gustaría estar dando explicaciones sobre ese tema y mucho menos a la prensa. Ya que quien quedaría en mal sería yo, al ser rechazada por mi supuesto marido, por otra parte, pedirte ¿ que ? ¿ dinero ? pues déjame decirte que no todo se puede comprar y yo no tengo precio, como tampoco tengo la maldita intención de pedirte nada porque no me interesa nada de ti, más que solo una cosa, la nulidad o el divorcio. Está vez espero que hayas entendido - respiro profundo.

Vio la cara de Dominic perplejo y lleno de furia.

-- ¿ Así nada más ? ¿ Entonces no vas a discutir el precio de tu silencio ?

-- Cuantas veces tengo que repetirtelo, acaso no entendiste o no quieres entender, por otro lado, estoy segura de que tú ya calculaste tu precio, dime ¿ cuánto quieres pagar por ese silencio ? - replicó.

De lo que estaba segura es que en su vida no tocaría un centavo de ese dinero, pero no sé lo diría, ya que él la había sentenciado y juzgado.

Vio un movimiento por el rabillo del ojo y cuando quiso darse cuenta, lo descubrió a su lado, realmente se movía de un modo sigiloso.

-- No juegues conmigo - le advirtió poniéndole una mano en el hombro -. Llevas las de perder

-- ¡ No me amenaces ! Estoy cansada de ser juzgada y sentenciada, tú no sabes nada de mi, tal vez no sea una mujer con clase a las que estás acostumbrado por la posición que tienes, pero eso no quiere decir que me quieras pisotear y menos tratarme como lo haces -. dijo una vez más.

Nicole se esforzó por hablar para no sentir el escalofrío que le había provocado el roce de su mano.

Volvio a respirar profundo y continúo:

-- Iba a llamar a la embajada australiana en Atenas para pedir que me ayudarán a tramitar el divorcio o la nulidad , lo que sea más rápido - termino.

-- No es necesario, mis abogados se encargarán de todo - contesto él.

-- ¿ También me comprarán un billete para volver a Australia ? ¿ O eso puedo hacerlo personalmente ? - dijo sarcásticamente.

Con solo mirarlo supo que perdía el tiempo siendo sarcástica, sus ojos brillaban de una manera que la hizo estremecer; entonces apareció en sus labios una sonrisa que nada tenía que ver con la simpatía, una sonrisa fría, peligrosa.