CAPITULO 12

Dominic entro a la sala de una de las habitaciones de invitados, era la que estaba más cerca de la suya. Vigilaria a esa mujer hasta encontrar una solución al gran problema en el que estaba metido.

Ella estaba inmóvil en sus brazos, dejo de luchar y eso es lo que a Dominic le hacía sospechar. La verdad es que se sentía complacido por sentir esa energía, ya que tenía un aspecto muy frágil. Le alegro saber que no estaba al borde de la muerte.

Esto se estaba complicando.

La conexión que sentía con ella era demaciado extraña, pues cada que la miraba sentía una sensación de peligro, el peligro más básico y primitivo de todos los tiempos al darse cuenta de que su cuerpo encajaba perfectamente en sus brazos.

Más él se negaba a sentir cualquier tipo de atracción hacia aquella vulgar oportunista.

Pero el placer que había sentido al apretarla contra él era demaciado evidente, no podía darse el lujo de sentir eso, solo era una ilusión y debía de convencerse de eso.

La dejo en el sofá tan rápido como pudo, sabía que necesitaba alejarse de ella. Pero su ropa había quedado impregnada de su aroma. " ¡ Maldita sea ! ".

Se alejo de ella con rabia y pidió por teléfono que le llevarán café y algo de comer. Tenía que volver a su fiesta de compromiso, no tenía tiempo que perder con aquella mujer.

¿ Cómo se atrevía a ponerlo en semejante situación ?

Al voltearla a mirar, comprobó que estaba llorando en silencio. Parecía alterada.

Sintió un poco de culpa que rápidamente oculto recordando que era una excelente actriz.

Pronto recordó la primera vez que la había visto, también había habido lágrimas en sus ojos, lágrimas de miedo y desesperación que ella había secado al verlo. Se había puesto de pie con un gesto defensivo mientras a lo lejos se seguían oyendo disparos. Aquella reacción le dió a entender la manera en como la habían tratado.

Estaba desesperada, pero dispuesta a seguir luchando.

Él había reaccionado de inmediato, no solo por la necesidad de sacarla de esa terrible celda, sino también como respuesta a su hermoso rostro y a su cuerpo tentador.

¡ No ! ¡ Se negaba recordar !

Ya no importaba lo que había sucedido hace mucho tiempo, ahora estaba ahí para chantajearlo; ahora él no era ningún tonto y no iba a caer en sus redes tan fácilmente y eso se la haría saber cómo fuera.

Lo había subestimado si creía que con tan solo unas lagrimitas lo había engañado.

-- Te escucho - le dijo con una especie de gruñido -. Dime cuánto quieres de una buena vez.

Nicole parpadeo varias veces para secar lágrimas que se negaba a derramar, pues lo último que deseaba era mostrar algún tipo de debilidad frente a aquel hombre.

-- No quiero nada - aparto la mirada de él, incapaz de enfrentarse a su mirada.

-- Se me está acabando la paciencia - contesto él -. No vas a obtener más dinero retrasando el momento. De echo, cuánto más me hagas esperar, será menos la cantidad.