CAPITULO 9

-- ¿ Como tienes el valor de venir aquí y decirme eso ? ¿ Crees que soy un idiota ? - se paró alcanzando una altura increíble -. Creo que no soy tan tonto como crees, hace falta más que una cara bella para convencerme.

Nicola sintió como se contraía el estómago como si hubiese recibido un fuerte golpe, su hostilidad era muy fuerte y no quiso aceptar su agradecimiento. ¿ Que tipo de persona mostraba tanta falta de cortesía, compasión y confianza ?

-- Será mejor que me vaya.

El volteo a mirar la mochila que Nicole dejo en una esquina de la habitación y volvió a mirarla a ella.

-- Dije que no irás a ningún lado hasta que hayamos solucionado todo esto. - la miro con ojos muy abiertos y llenos de desprecio.

-- Y yo ya te dije todo lo que tenía que decirte - contesto ella apretando los dientes -. Por lo que a mí parecer, hemos terminado de hablar todo lo que teníamos que decirnos, tu ya tienes tu anillo y ahora a mí me toca marcharme.

-- ¿ Directamente a las manos de los periodistas ? No lo creo.

¿ Y como para que ella querría hablar con la prensa ? Había cosas más importantes en ese momento, un ejemplo, era encontrar un lugar donde quedarse esa noche, al menos esperaba tener dinero suficiente para pagar una habitación. Se suponia que su viaje era para Sudamérica, no había intenciones de ir a Grecia.

Solo fue un maldito impulso.

-- No tengo ninguna intención de hablar con algún periodista. - aseguró ella -. Puedes tranquilizarte y permitir que me vaya.

Negando con la cabeza, él la miro de un modo que los cabellos de la nuca se le erizaron.

-- No tienes ningún derecho de reterme aquí.

Él sonrió de una manera tan siniestra que le provocó escalofrío.

-- ¿ Y que hay de mis derechos como esposo ? - susurro -. Un esposo que se ha privado durante mucho tiempo de su bella esposa.

Dió un paso hacia ella, hasta que su cuerpo rozo el de ella y Nicole sintió el calor que emanaba el cuerpo de él. Lo que le cortó la respiración fue su mirada.

-- Tal vez no lo sepas pero en Grecia, nos tomamos muy en serio las responsabilidades y los derechos maritales.

En sus ojos había un brillo ardiente, al cual el cuerpo de Nicole reaccionó con un estremecimiento de pies a cabeza que a su vez la asusto mucho.

-- Entonces, espero que tú prometida sepa en lo que se está metiendo - levantó la cabeza para mirarlos con la misma furia en que él la había mirado anteriormente, pero no albergaba la esperanza de estar a su altura. Ese hombre tenía la confianza de un dios.

-- ¡ Ya está bien ! Esto no nos está llevando a ningún lado.

-- Estoy de acuerdo contigo - se alejo de él para tomar su equipaje.

Dos cosas sucedieron en ese instante:

Dominic la tomo del brazo y sus piernas dejaron de sostenerla, escuchó como una sarta de groserías incomprensibles al mismo tiempo en que la habitación se ponía borrosa, solo podia ver los oscuros ojos que se clavaban en ella.