volverá algún día Samuel

Samuel fue despertado por el despertador.

Samuel: maldición, maldita alarma... es una locura con un sueño así...

Samuel se quedó pensando porque sonaría eso, sería que Natalia se había arrepentido de su comportamiento o que se significaba.

Sonó su celular era su padre para decirle que había problemas en una de las empresas en la ciudad vecina y que tenía que irse lo antes posible e inmediatamente que lo más posible era que tardará en solucionarse.

Natalia cada que iba el mayordomo preguntaba si Samuel iría o que si definitivamente la mantendría encerrada para toda la vida, el mayordomo solo le decía que no sabía, había pasado una semana así, por lo que el mayordomo pensaba decirle al joven que Natalia lo extrañaba, pero esta mañana Natalia no le preguntó por Samuel para nada, ya que había escuchado uno de los guardias decir que no se encontraba en la ciudad así que decidió no volver a mencionarlo, en cambio le pidió al mayordomo que le consiguiera una máquina de coser, telas e hilos, ya que planeaba ocupar su tiempo en realizar algunos diseños que tenía en mente y poder arreglar los vestidos y la ropa que había comprado Samuel para ella. El mayordomo se sorprendió tanto, porque no esperaba este cambio en la señorita Natalia y no entendía por qué pedía eso, ya que él tenía entendido que la señorita no le gustaba trabajar, pero haría lo posible por conseguir la máquina de coser y lo necesario para que la señorita Natalia lo tuviera. Lo que más le sorprendió fue cuando Natalia le dio una tarjeta de crédito y le indico que todo lo comprará con ella, ya que no quería hacer gastar ni un peso a Samuel, así cuando se divorciaran no le debería nada. El mayordomo se sintió decepcionado porque tenía la esperanza de que se enamorara del joven. Salió de la casa y fue a buscar lo que le había pedido la señorita Natalia.

Después de unas horas regreso y con él entraron algunos guardias que llevaban las cosas.

El mayordomo vio a Natalia, empezó a cortar, nomás que no entendía por qué se veía que la ropa sería para una persona muy delgada, nomás que decidió no preguntar, lo que no sabía era que Natalia, había decidido utilizar la ropa a su medida aunque no se quitaría los lentes, ni usaría maquillaje. El mayordomo se retira y la deja que siga con sus cosas.

Natalia: bueno este hombre quiere que este a la altura de una esposa digna de él, espero y lo que he decidido lo complazca.

Samuel seguía muy ocupado solucionando los problemas, el poco tiempo que tenía libre lo utilizaba para comer, bañarse o dormir, y en pocas ocasiones le hablaba al mayordomo para saber cómo estaban las cosas. El mayordomo solo le decía que todo tranquilo, que no se preocupara que ellos estaban cuidando muy bien a la señorita.

Pasaron dos semanas más y Natalia seguía haciendo las cosas que podía realizar en su encierro, por la mañana se preparaba su desayuno, luego se ponía a diseñar y cocer, a la hora del almuerzo aparecía el mayordomo con el almuerzo, después del almuerzo realizaba cosas de la casa como lavar trastes o barrer la casa porque era lo único que le dejaba la muchacha que la vigilaba, la cual también hacia la comida, después de la comida volvía a la máquina de coser, y casi al oscurecer llegaba el mayordomo a ver si requería alguna cosa y por la noche revisaba los correos que enviaba Pedro respeto a la empresa de telecomunicaciones y publicidad Santos Jaq. Y los respondía hablaba con Pedro y después se daba un baño y a dormir.

Así había pasado un mes desde que Samuel había peleado con Samuel, aunque extrañaba al maldito pervertido de su marido, pero lo que también se le hacía extraño era que María también desde entonces no había aparecido. Natalia ya estaba creyendo que Samuel la dejaría morir en esa casa antes de que él volviera.

Natalia: volverá algún día Samuel.

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