El demonio de ojos rojos - Parte 1

“Ah, la información de ese niño parece útil pero sólo son palabras, nada más. Encima si eso pasó hace 10 años esa mujer debe de estar involucrada y lo último que quiero es enfrentarme a ella. Además si es que eran hijos de nobles por qué el Emperador no tomó cartas en los asuntos, esto parece aún más sospechoso. Si fuera un fraude cometido por ese bastardo seria útil pero esa mujer, por qué entra también ahí”

“Señorita, Madame Sahara ha vino a verla” dijo Zuri irrumpiendo.

“¡! Ahí bajo”

“¿Por qué tienes qué aparecer en este momento?” suspiró y mordió su labio inferior al darse cuenta que no podía evitarla.

Esa mujer era como una fría sombra que no se apartaba de ella, no hasta que haya hecho lo que acordaron.

“Bienvenida abuela” mostró una reverencia con gracia al bajar al salón.

Su madre y hermana habían salido por lo que sólo ellas dos estaban.

“Déjate de formalidades y dime cuáles han sido tus avances” fue directo al punto.

“Conseguí tener una buena relación con Lady Helena, ahora ella me ve como una hermana y tengo su total confianza. Lady Amelie es fría pero logrará seguirme si es que gano la competencia del próximo año. Lady Isobel en sí no es importante, sólo es un perro que hace lo que digo. En la fiesta de los Rohan logré acercarme a su hijo, así mismo calle rumores sobre mí impuestos por la duquesa. En el condado no había nada interesante, sólo son niños normales” terminó con su informe.

“¿Por qué no mencionaste al niño que trajiste?”

“Sabía que Zuri abriría la boca”

“Porque no es importante, sólo se quedó unos días y se fue”

“Pensé que no eras de las personas con alma noble el día que te encontré”

“Sólo fue compasión, curé sus heridas, le propuse ser mi caballero pero se negó”

“Qué interesante, mayormente los campesinos morirían por un puesto así. Debiste darle mucho miedo con esos ojos rojos que tienes y no es por más, el día que te vi pensé que eras un demonio”

“Y lo soy señora, seré el demonio que consumirá todo por usted” besó su mano devotamente.

“Jaja si que eres sorprendente, pensar que no me enteraría de ello” agarró su barbilla con fuerza “Sé muy bien que le diste mi dinero a ese mocoso inmundo que piso mi casa”

“Agh…sólo me dio pena, ya lo dije” no podía hablar adecuadamente por el apretón.

“¿Lastima? Un demonio como tú no tiene corazón pero no me importa. Las monedas que le diste me las pagarás cuando seas Emperatriz” la soltó de golpe sin ningún cuidado.

Willow tosió por el agarre y se paró adecuadamente para seguir hablando con esa mujer.

“Ya le dije que pienso cumplir mi promesa”

“Lo sé, porque sino morirás y fácilmente puedo conseguir a otra lacaya con la misma ambición que tú”

“Lo sé perfectamente, además usted sabe muy bien que lo que más quiero es ver a la familia de su hijo destruida, ese es mi deseo y sólo con su ayuda lo lograré”

“Así es, en eso piensa en que mi hijo mató a tu madre, en que su mujer le quitó su lugar y en que tu hermana te desprecia, eso te dará fuerza” agarró sus cabellos con fuerza como si quisiera quitárselos “¡Vamos dime quién es tu enemigo!”

“¡A-Aedus, Aedus Widget!”

“Bien, no lo olvides” la soltó y limpio sus manos con un pañuelo.

Era como si dijera que su cuerpo era inmundo y por más que Willow quería contraatacar no podía, aún no era el momento. Ella sabía muy bien en lo que se estaba metiendo el día que aceptó ser su arma a la gloria.

“Ese niño ¿sabes a dónde fue?”

“Dijo que iría al campo”

“¿El campo? Qué interesante” mostró una sonrisa escalofriante.

“¿Quién era en realidad ese niño?” no pudo ocultar su curiosidad. Ver a esa mujer interesada por encontrar a alguien era ya algo sorprendente.

“Alguien que se puede meter en nuestro camino”

“¿Lo matarás cuando lo encuentres?”

“Por supuesto que sí, no me gusta dejar ratas sueltas además si no lo hago no podrás servirme adecuadamente”

“¿Tan importante es?”

“Ya me retiro antes de que llegue tu «madre y hermana», querida nieta” se levantó y le hizo una seña a su criada para que la acompañase a la puerta “Vigílala” le susurró a Zuri cuando esta se disponía a cerrar la puerta.

Los ojos de Zuri se iluminaron, su fiel ama le daba una nueva orden, era reconfortante.

“Mi ama me quiere, me quiere tanto que me da una tarea tan importante”

Su estúpido corazón no captó la verdad. Era obvio, Zuri no era más que una pequeña herramienta para Sahara pero mientras le sea útil ella la seguiría.

“No la pienso defraudar mi señora”

“Deja de mirarla con esa cara, ahora yo soy a quién sirves” Deseaba gritarle en la cara a esa mujer que parecía un perro domesticado pero no se atrevió y sólo se fue a su cuarto furiosa.