Pastor ovejero australiano

Mientras los chicos estaban afuera Thomas los vió platicar, le parecían una linda pareja de adolescentes.

Él nunca tuvo un primer amor, en su  corazón solo había admiración por su hermano mayor, sabía que Charles no podía tener el mismo sentimiento pero el respeto era mutuo así que podía vivir con eso.

Nunca tuvo necesidad de encontrar una pareja, de vez en cuando visitaba la ciudad para tener algún tipo de descarga sexual, aún era joven y no faltaban chicas que quisieran estar con él pero él tenía que cuidar de Tiryon así que no tenía tiempo suficiente para pensar en cosas de pareja pero al ver a los chicos platicar de esa manera pensó que el amor era muy lindo.

Mientras su mente vagaba en sus pensamientos, el teléfono sonó, tardo un par de minutos en reaccionar y contesto.

– Diga.

– Hola Thomas, soy yo.

– Charles, nuevamente me llamas, ¿necesitas algo?

– Si, necesito que me digas el nombre del chico que está con mi hija.

– Dijo llamarse algo de Alberto... Ruperto...¿O era Rigoberto?... ¡Robert!

– ¿Robert qué?

– Smith, Robert Smith es su nombre.

– Bien, mi niña es aún muy pequeña. Cuídala, no quiero que tenga novio aún es muy pequeña para pensar en eso.

– Jajaja, eres un loco. ¿Tú niña es muy pequeña para tener novio pero no es muy pequeña para usar armas y viajar por media Europa sola?

– Mi hija es un bebé y no quiero que le rompan el corazón así que échale un ojo.

– Si, está bien. Lo haré.

Cuando termino la llamada vió que Tiryon lo estaba mirando.

– ¿Quién era?

– Charles.

– Ay, el cachorro, ¿qué quería?

– Que le eche un ojo a su hija para que no tenga novio.

Tiryon miro por la ventana – Pues le echaremos un ojo, pero de eso a impedir que se enamore está muy difícil. Nos hubiera dicho antes, ella ya está enamorada y ahora es imposible interponernos en su amor. Deja a los muchachos ser felices, el cachorro tienen que entender que su pequeña cachorra tiene que crecer, algún día se casará y se llenará de cachorritos.

Thomas se rió y Tiryon lo miro con cara de incredulidad

– ¿De que te ríes?

Thomas lo miro – Es que lo dices como si fueran unos perritos y mi imaginación me lleva a ver varios cachorros corriendo detrás de su madre.

– Bueno, Alice algún día tendrá que crecer y tener su propios hijos. ¿Lo entiendes mejor ahora?

– Jajaja, yo nunca quise que se malinterpretara.

– "¿Sabes lo que significa el apellido de Charles?

Los apellidos alemanes se formaron a partir de cuatro formas: el del cachorro corresponde al que se adoptaba de acuerdo al oficio.

Schäfer significa pastor, cuando Charles corría detrás de las ovejas en verdad parecía un cachorrito de pastoreo.

Mi amigo amaba a su hijo y siempre le decía cachorro, la historia del por que surgió cuando él estaba de vacaciones.

Los gastos de la granja eran elevados y no siempre era autosustentable, así que él tuvo que salir a la ciudad a trabajar. Su esposa se quedo aquí con el pequeño Charles para que ella pudiera cuidar los animales que se negaba a vender.

Entonces mi amigo compro una pareja de perros para pastoreo, unos pastores ovejeros australianos.

Cuando estaba de vacaciones él se encargaba de la granja para que su esposa pudiera descansar, la pareja de perros tuvieron perritos a los cuales después pusieron a la venta pero se habían quedado con uno que no tenía nombre así que él siempre le decía cachorro.

El perro comenzo a crecer y el padre de Charles ya no le podía decir cachorro pero el nombre continuaba.

Un día cuando Charlie tenía cuatro o cinco años le pregunto: Papá, ¿pod qué le diches cachodo a ese *pedote?

Entonces mi amigo le dijo que le decía así porque a los perros cuando son pequeños se les dicen cachorros. La lógica de Charlie fue que si él era un bebé, entonces él también era un cachorro.

De tal forma que cada vez que el perro era llamado cachorro, aparecía Charlie.

– Yo soyd tu cachodo – le decía a su padre.

Así que el perro terminó llamándose Duque y el cachorro era Charlie.

A la madre de Charlie no lo gustaba que le dijeran cachorro pero el niño siempre repetía:

– ¡Yo soyd cachodo! ¡Yo soyd cachodo!"

En cuanto la historia terminó Tiryon solto un suspiro cargado de tristeza.

– No sé en qué momento el cachorro cambio tanto.

Thomas solamente vió el rostro de Tiryon, sabía a qué se refería pero no tenía caso hablar al respecto sobre eso.

– Entonces si Charlie es un cachorro, su hija es una cachorra y sus bebés serán cachorritos. Así tenga 50 años para mí Charles sigue siendo un pequeño cachorrito.

Thomas escuchaba con cuidado todo lo que decía Tiryon, después comenzó a burlarse.

– Este tonto de mi hermano quiere que cuidemos de su cachorra. Si la cachorra se escapó de su propia madre que pertenece al cuerpo de élite militar, ¿qué podemos hacer nosotros para detenerla? Tenemos suerte de que Charles no le enseñará a ser francotiradora o de lo contrario estaríamos en grandes problemas.

Tiryon se retiró de la ventana y dejo de observar a los chicos:

– Dile a esos mocosos que ya entrenen a la casa, se pueden enfermar si siguen afuera.

Cuando los chicos entraron Tiryon se apresuro a decirles:

– Mañana salimos temprano así que tienen que descansar bien, de lo contrario se agotarán rápidamente.

Antes de irse a acostar Alice le pregunto a Tiryon:

– ¿Por qué no hay ecoturismo en esta zona?

– ¿Qué diablos es ecoturismo?

– Pues explotar de forma sustentable los recursos sin ser invasivos con el medio ambiente.

– Pero aquí no hay nada más que bosque.

– El espectáculo de las luciérnagas es muy bonito, el pueblo podría traer un poco más de turismo y desarrollo – se apresuro a decir Robert

– ¿Luciérnagas? – pregunto Thomas.

– Solo es parte de la historia que les conté, aquí no hay luciérnagas.

– Claro que sí hay – dijo Alice – Las acabamos de ver, ¿cierto, Robert?

– Es cierto, las acabamos de ver. Las vimos los dos.

– Mmm... Pues tal vez ustedes estén enamorados y solo ante ustedes aparecieron, en todo el tiempo que he vivido aquí nunca las he visto.

Thomas movió la cabeza en forma negativa – Yo tampoco las he visto y tampoco me he estado enamorado.

Entonces miro a los chicos con mirada traviesa – ¿Ustedes están enamorados, chicos?

Ambos se sonrojaron.

– ¿Yo? ¿Enamorada? Estás loco tío, tal vez no eran luciérnagas sino ovnis. Me voy a dormir.

La chica abrió muy grande la boca simulando un bostezo y dijo de forma muy rápida – ¡Me voy a dormir, hasta mañana!

Alice se apresuro para irse de ese lugar, no quería contestar nada. En la recámara se acostó sobre la cama y mientras miraba el techo se pregunto a si misma:

¿Estoy enamorada de ese tonto? No, es imposible que él me guste, además él ya tiene a alguien que le gusta.

Se metió debajo del cobertor y pronto se quedó dormida.

Por su parte Robert que se había quedado solo con Thomas dibujo una sonrisa tonta en su rostro:

– Bueno, también tengo sueño. Nos vemos mañana.

Y se fue, cuando estuvo solo pensó en Antonella, ahora que lo pensaba bien cuando estaba con Alice no pensaba en nadie más que en ella.

Su mente estaba inundada por las diferentes expresiones que pasaban por la cara de Alice: desde el llanto fingido hasta el real, su rostro molesto, su sonrisa sincera y sus risas burlonas. Toda su mente estaba llena solamente de Alice.

Él se acostó a dormir, el día siguiente sería muy difícil pues se tendrían que separar. Ya había cumplido con su palabra y pronto tendría que regresar a su casa, a su colegio y a su vida normal.

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* No lo malentiendas, Charles estaba chiquito y no hablaba bien, él solo quería decir perrote.

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