– Oye, chica. ¿Tú hermano va a estar bien? – pregunto otro de los pasajeros que se había cercado – Él no habla mucho
– Es que mi pobre hermano ha tenido varios golpes en la cabeza, lo que lo ha dejado un poco tartamudo y cuando ha tenido ataques y nadie le ha ayudado se ha mordido la lengua, entonces tampoco puede hablar muy bien.
Robert al principio se había sentido muy avergonzado de las mentiras de Alice, pero después cada palabra que decía le causaba demasiado risa.
Oculto su rostro para que nadie pudiera verlo, trataba de contenerse pero no podía evitarlo así que sus hombros se movieran y la gente pensó que estaba llorando.
Durante el resto del viaje todos los pasajeros trataron de ser amables con ellos, vieron que solamente viajaban con una pequeña mochila y algunos les dieron sus propias prendas para el frío.
Robert todo el tiempo oculto su rostro, entonces Alice le dijo:
– ¿Hermano, te sientes bien?
Robert quería hablar pero la risa no se lo permitía así que tartamudeaba – S-si,
e-estoy bie-en.
La forma de hablar del chico sirvió de apoyo a la mentira de Alice, cuando por fin llegaron a la estación en Ciudad Capital esperaron a que todos los pasajeros bajaran.
Cuando Robert levanto la cara la tenía roja y por fin pudo soltar enormes carcajadas y comenzó a adular a Alice.
– Eres una excelente mentirosa, realmente eres una estafadora. Sin duda sin ti no podría viajar de está forma.
En cuanto se calmó le dijo de una forma más seria – ¿No tienes remordimientos de engañar a las perosnas.
Alice lo pensó por unos segundos –No, no engaño a las personas, las estoy haciendo más conciente de que ayuden al próximo. ¿No haz escuchado el dicho de "haz el bien sin mirar a quién"?
Robert se acomodo la ropa, tomó algunas prendas de las que les habían dejado, unos guantes y un abrigo pues él solo cargaba con la manta que les había regalado el marinero.
Alice le acomodo la bufanda roja en el cuello y juntos bajaron del vagon del tren.
Cuando estaban ahí, Robert le preguntó a Alice – ¿A dónde hay que ir?
Alice le dijo que estaban cerca pero habían gastado gran parte del dinero en los boletos del tren.
– De lo que nos dieron los pasajeros juntamos 120 euros pero aún así necesitamos un lugar para pasar la noche.
Alice tomo de la mano a Robert, nunca había estado en ese lugar pero caminaba muy segura de si misma.
Entraron a un lugar de comida, Alice llevaba perfectamente las cuentas, pidió algo de comer y les sirvieron algo de sopa caliente y una charola de pan.
Alice abrió su mochila y hecho las piezas de pan, después pidió otro poco al camarero. Ambos comieron la sopa caliente, después Alice pagó y cuando estuvieron cerca del lugar fueron a una pequeña tienda donde ella compró un poco de queso y jamón, ahora tenían lo necesario para tener emparedados.
También preguntaron donde había posadas u hostales, les dieron indicaciones donde podrían encontrar hospedaje a bajo costo. Los chicos siguieron las indicaciones mientras caminaban hacía el lugar que les habían indicado.
Cuando pasaron por una tienda de empeños, Alice vió algo que le llamo la atención y le pidió a Robert que la esperará en la puerta.
Ella entró y cuando salió llevaba una guitarra acústica, Robert se le quedó viendo.
– ¿Para qué quieres eso?
– Con este instrumento vamos a conseguir el dinero que nos falta.
Robert se comenzo a reír – ¿Vas a asaltar a la gente y le vas a pegar con la guitarra?
Alice puso los ojos en blanco – No digas tonterias, no necesito una guitarra para golpear gente, ¿quieres comprobarlo? – nuevamente amenazó con un puño al chico.
Él solamente solto un par de risas y continuaron su camino hasta el hostal que les habían dicho.
Los chicos pidieron una habitación, el hombre que los atendió les dió la llave sin preguntar nada, sin embargo, los miro de una manera extraña.
Al parecer les quería ofrecer algo pero Robert saco de su bolsillo los preservativos y se los mostro al hombre.
– Ya tenemos, muchas gracias.
Ambos chicos se dirigieron a la habitación y cuando estuvieron ahí Robert se fue a asear mientras que Alice estaba ajustando las cuerdas de la guitarra.
Robert le gritó desde el baño – ¿¡Sabes lo que estás haciendo!?
– Claro que lo sé.
Alice comenzó a tocar la guitarra pero en algunas notas desafinaba, en cuanto Robert salió de ducharse se sentó junto a ella y le quito de las manos la guitarra.
– Así se hace – le dijo y nuevamente verificó la tensión de las cuerdas.
Alice lo miró asombrada – ¿Tú sabes tocar este instrumento?
Robert no quería contestar pero ella insistió
– Anda dime, ¿sabes tocarla o solamente haces como si supieras?
Robert tomó la guitarra y comenzo a tocar una pieza, cuando terminó Alice aplaudió entusiasmada.
– ¡Que bien tocas! ¡Nunca imaginé que tuvieras esa habilidad y talento!
– Lo aprendí gracias a mi amigo Cristopher.
Alice puso una cara incrédula – ¿Le querías declarar tú amor a tú amigo Cristopher?
– ¡No seas tonta! Cristopher y yo comenzamos a tomar lecciones de piano y guitarra, dice que es la mejor forma de conquistar chicas.
Alice le arrebató la guitarra – Chicos tenían que ser, solamente piensan en tener novia. Son realmente repulsivos.
Robert se burlo un poco de ella – ¿Tú nunca haz pensado en chicos o te gustan las chicas?
Alice por acto reflejo le dió un puñetazo a Robert – No, yo no pienso en esas cosas. Yo soy una niña muy estudiosa.
Robert comenzó a reírse a carcajadas
– No creo que fueras a una escuela de monjas y por eso no pensabas en tener novio si solamente estabas rodeada de puras chicas igual que tú.
Robert lo decía de broma pero al ver el rostro serio de Alice supo que era verdad.
Se puso frente a ella – ¿De verdad verdad ibas a escuela de monjas? No puedo imaginarte con una falda hasta los tobillos.
Alice chasqueo la lengua – Tsk, es culpa de mi tonta madre. Yo ni siquiera creo en Dios ios y me metió en una escuela de monjas.
– ¿Entonces qué fue eso de Dios las bendiga cuándo te dieron el dinero?
– Era parte de la actuación, ¿no viste que tenía un crucifijo en el cuello? No hubiera dicho lo mismo si hubiera visto una estrella de David o un collar Tiffany. ¿No sabes que tienes que estudiar a las perosnas para saber como reaccionarán ante tus palabras?
– ¿Quién te enseño eso? Dirás que tú padre también.
– "No, eso me lo enseñó mi madre aunque fue de forma indirecta. Cada que salíamos a algun lugar y yo hacía un comentario incómodo, mi madre me decía entre dientes "Alice, fíjate donde estamos. No digas eso niña."
Entonces poco a poco me fuí dando cuenta que dependiendo el lugar en donde estuviera tenía que comportarme de forma diferente.
Ahora trato de observar como van vestidos o si llevan algún tipo de joya. Las joyas dicen mucho de las personas que las porta, su forma de vestir y de hablar. Todo eso me dice como me tengo que comportarme."
Robert frunció el ceño – ¿Entonces a mi también me manipulaste con tú acto de mentalista?
– "No, tú no eres fácil de leer. Cuando entre a tú camarote al ver todo ordenado, la caja de chocolates y después la carta pensé que era el camarote de alguna chica linda.
Cuando te ví me sorprendí, después pensé que eras un chico gay pero cuando te ví con la chica de cabello largo me dí cuenta que eres heterosexual. Además no llevas joyas, anillos o colgantes, solamente un reloj y eso no me dice mucho de ti más que te gusta ser puntual.
Así que para mí hubiera sido imposible manipularte sin tener datos previos, pero con la gente del tren veía sus rostros y entre más veía sus expresiones más me ayudaban a guiarme en nuestra historia."
– ¿De verdad tengo cara de ser gay?
Alice se rio a carcajadas – Claro que sí, con un poco de macarilla en las pestañas y labial serías una chica muy atractiva.
Robert sintió herida su masculinidad, tomó una almohada y se la arrojó a Alice.
Ella tomó otra almohada y comenzó a golpear a Robert, después de unos cuántos minutos el relleno de las almohadas estaba esparcido por toda la habitación.
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Comments
Eri Cruz
de todo lo que le dijo, solo captó de "que sí era gay" 😂😂😂
2024-12-27
0
Omirsa Benites
Pobre Robert va a terminar loco como Alice 🤣🤣🤣🤣🤣🤣 que tremenda eres muchachita
2024-02-07
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LectoraPR
Muero de la risa. Gracias escritora.
2023-12-11
0