La persona que estaba afuera notó que la estaban mirando así que giro la cara, la mirada de Alice y Robert se cruzaron mientras la expresión de Alice era de sopresa, la expresión de Robert era de felicidad.
Robert camino a paso firme hasta que llego a la puerta, sin ninguna duda abrió la puerta y en cuanto vió a la chica su expresión cambio.
Su ceño fruncido era clara evidencia de que estaba molesto – Tú, pequeña idiota, ¿por qué me abandonaste en la posada? ¿Por qué viajas sola? ¿No sabes qué es peligroso? Te puede pasar algo, si te pasa algo como vas a seguir buscando a tú padre.
Alice no sabía que decir ante el regaño, Robert por su parte la siguió reprendiendo.
– ¿¡Soy tan insignificante para ti que solo me dejaste una nota!? ¡Una maldita nota!
Alice dijo en una voz delgada casi como un susurro – Yo... Creí que estarías mejor si regresas a casa, como tú dijiste eres el heredero de la familia Smith y no puedes estar vendiendo pescado en un mercado o cargando cosas pesadas y lastimarte las manos, sin duda en un futuro esas manos crearán millones de euros. No es justo que tengas que trabajar por unos cuentos euros
Las palabras de Alice hicieron enojar aún más a Robert.
– ¿¡Qué!? ¿¡Crees que soy un inútil!? ¡Siempre he estado en una cuna de oro pero eso no significa que no pueda aprender! Además te prometí que buscaríamos juntos a tu padre y hasta que no lleguemos a ""Stadt der Glühwürmchen" no me separaré de tí, seré como tu sombra.
En el rostro de Alice se dibujo una sonrisa tímida y volteó su rostro, se sintió apenada por haber dejado a Robert.
En ese momento sintió unos brazos cálidos que envolvían su cuerpo, Robert la estaba abrazando mientras le decía ahora con voz más calmada:
– No me vuelvas a abandonar.
Alice paso su manos por la cintura de Robert.
– Perdón, no te volveré a dejar atrás. Somos buenos amigos.
Aunque Robert sabía que eso era cierto pero algo en la palabra "amigos" se escuchaba rara.
Robert y Alice regresaron al interior de tren, luego él saco de sus bolsillos algunas cosas, eran golosinas que le había comprado a Alice, entre las golosinas brillo un pequeño empaque.
El rostro de Alice se puso como un tomate, tomó el empaque y le reclamó:
– ¿¡Qué esto, maldito cerdo!?
Robert miraba de modo ingenuo lo que Alice tenía en las manos, recordo que eran los preservativos que la señora había insistido en darle, después comenzo a reírse.
– No soy un cerdo, soy prevenido.
Robert de repente sintió un fuerte golpe en el brazo, después de quejarse comenzó a reírse y sintió otro golpe.
– ¿De qué te ríes, idiota? ¿Con quién pensabas usar esto?
– No son míos.
– Los tienes tú, ¿cómo puedes decir que no son tuyos?
– Lo que pasa es que la señora de la posada pensaba que eramos pareja y que éramos muy jóvenes para ser padres y cada vez que me veía me daba preservativos.
Alice se sentía cada vez más avergonzada.
– Bueno, no somos pareja. ¿Por qué los conservaste?
– Simplemente los guarde en mi bolsillo y no me acorde de ellos hasta este momento.
Alice lo miro con los ojos entrecerrados, como si no creyera por completo su historia.
Robert lo notó – Puedes creerme o no pero juro que eso no lo compre yo.
– Esta bien te creo, espero que me estés diciendo la verdad o verás – dijo Alice mientras le enseñaba el puño.
– Eres demasiado ruda, cuando tengas novio no temera a nada mientras te tenga a su lado.
Alice se sintió un poco orgullosa, aún así le solto un golpe más al chico que se quejó mientras se sobaba el brazo.
Ambos chicos caminaron hacía sus respectivos asientos pero querían estar juntos así que Alice tenía un plan.
Le dijo a Robert que cuando la diera la señal tendría que tirarse al piso y fingir tener un ataque de algo. Robert no entendía su petición pero estuvo de acuerdo.
Juntos llegaron al lugar de Alice y le pidieron a la señora junto a ella si les cedía su asiento a Robert.
– Señora, por favor. Es mi hermano, está un poco mal de la cabeza, no alcanzamos boletos para sentarnos juntos y aunque soy menor que él lo tengo que cuidar pues tenemos que viajar para buscar a nuestra madre que abandono a nuestro padre porque se fue con otro hombre.
La mujer lucía incrédula – Ustedes no parecen hermanos, no niego que los dos son muy bien parecidos pero tú eres castaño y tú eres rubia y tienen rasgos completamente diferentes.
– Señora, mire nuestros ojos, ambos los tenemos azules. Somos hermanos, se lo juro. – dijo Alice.
– Bueno, ¿si su madre los abandonó por qué la van a buscar? Una mujer así no merece que la busquen.
– Es que usted no lo entiende, señora. Mi padre la ama muchísimo y ahora que está hospitalizado, su última voluntad es volver a verla.
– No, muchachos no les voy a dejar mi asiento. Busquen otro lugar.
En ese momento Alice le dió la señal a Robert, él se dejo caer en el piso y puso los ojos en blanco.
– ¡Mi hermano tiene epilepsia! ¡Le está dando un ataque!
Entonces pateo suavemente la pierna de Robert, en ese momento él comenzó a hacer movimientos de una compulsión.
Uno de los trabajadores se acerco a auxiliarlos mientras los otros pasajeros observaban la triste escena y comenzaron a comentar.
– Que mala señora, no los dejó sentarse juntos.
– Seguro al chico le dió un ataque de nervios.
La señora se escabullo en el otro vagón y se oculto en el baño, estaba muerta de vergüenza.
Mientras tanto un oficial del tren que se acercó, colocó a Robert de lado y pidió a alguien que le diera un objeto para colocarle en la boca y evitar que se ahogara con su propia lengua. Llevó a cabo el procedimiento de rutina en estos casos.
Alice se arrodilló y colocó la cabeza de Robert en sus piernas mientras lloraba.
– ¡Hermano, te vas a poner bien! ¡No te preocupes, en cuanto lleguemos a nuestro destino te llevaré a un médico!
Robert que había disminuido los movimientos de su cuerpo parecía estar dormido pero realmente estaba escuchando con fascinación que tan buena mentirosa era esa chica.
Sin duda ella sería una excelente actriz, una excelente estafadora también.
Después de un rato de que había calmado su compulsión falsa ambos chicos se pusieron de pie y algunos de los pasajeros se acercaron a ellos preguntando si necesitaban ayuda.
Alice dibujo una cara triste – No, gracias. Cuando lleguemos a nuestro destino buscaremos en la basura algo de comer. – le dijo a una pasajera que les pregunto si tenían apetito.
Después de que la mujer escuchó que buscarían entre la basura sacó de su bolso 50 euros y se los dió a la muchacha.
– Gracias señora, que Dios se lo pagué.
Robert estaba sumamente sonrojado por las grandes mentiras que estaba diciendo esa mocosa.
Más de una persona le pregunto si su hermano estaba tomando medicamentos a lo que Alice contesto con una cara de preocupación:
– Tomó su última píldora antes de salir pero nos asaltaron quitándonos todo nuestro dinero y los medicamentos de mi pobre hermano.
Del rostro palido de Alice rodaron algunas lágrimas, la gente no podía evitar sentirse conmovida por estos pobres chicos: cuánto habían tenido que vivir pero aún seguían siendo muy amables pues escucharon como le hablaron a la fea y grosera señora que no los quiso ayudar.
Su tono humilde aseguraba que su padre los había educado muy bien y se molestaron con esa mala mujer que abandonó a sus pobres hijos.
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Comments
Eri Cruz
Robert lo que está niña lo hace actuar, por Dios 😂😂😂😂
2024-12-27
0
Omirsa Benites
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 Alice serías tremenda actriz, que buena actuación🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
2024-02-07
0
Darlyn Perez
Este capitulo me iso reír asta el punto de hacer pipí jajaja
2023-06-18
1