Capítulo 9

Me gustas

La semana próxima Elise estuvo al pendiente de los ejercicios de rehabilitación de Enzo, había días en los que estaba completamente animado y otros en los que parecía cansado.

Su espalda baja tenía llagas que de vez en cuando sangraban. Aún así Enzo y Elise siempre fueron positivos.

Esa tarde Enzo salió de paseo con algunos compañeros, el café bar era siempre el sitio donde se veían.

—¿Entonces ya has podio ponerte en pie? —preguntó un amigo.

—Si, sólo fueron unos segundos pero sin duda un gran avance, Liss estaba muy contenta.

Su amigo tomó un trago de cerveza con una sonrisa.

—Últimamente hablas mucho de "Liss" ¿Seguro que solo es tu enfermera? —preguntó.

Enzo se ahogo con su cerveza ante esa pregunta.

—¿Habló mucho de ella? —preguntó confundido —. No me había dado cuenta...

—Si, Liss esto, Liss lo otro. ¿Te gusta? —le preguntó su amigo.

Enzo lo pensó un poco, no podía negar que ella le atraía, de hecho ya lo sabía desde hace días, tal vez desde la cena en casa de ella.

—Me gusta, no le veo inconveniente. Ella está soltera al igual que yo —contestó Enzo.

—¿Qué ocurre con su ex novio? Dijiste que hace varios días fue a su casa ¿Crees qué ella realmente está abierta a la idea de un nuevo amor?

—No lo sé, ella no suele hablarme sobre su relación, se que se iban a casar —dijo Enzo —. Por lo que se su novio la espero todo ese tiempo, finalmente acepto su muerte. Él ya tiene una vida, Elise está haciendo la suya y ti quiero formar parte de ella.

—Te deseo suerte hermano, siempre has sido un conquistador así que creo que lo harás.

—Ya es tarde, deberíamos ir a casa con tu esposa —pidió Enzo la cuenta a la camarera.

La camarera les cobro y los despidió.

—Que tengan buena noche caballeros.

El amigo de Enzo respondió leyendo el nombre del gafete.

—Igualmente, Hanna.

Efectuar esa noche era muy pesada para Hanna, últimamente Março estaba algo extraño y no podía encontrar mejor respuesta a Elise.

—¿Sigues pensando en Março? —le preguntó su compañera.

—Es qué no quiero desconfiar de él... —suspiró con los ojos llorosos.

—¿El sabe de la llamada? —le preguntó su amiga dándole un café.

—¡No! —dijo desesperada —. Si él se entera de eso me dejará... Yo lo amo.

—Su novia y él no terminaron por que quisieran, ellos se iban a casar y fue la supuesta muerte de ella la que los separó —dijo la chica a su lado —. A ti no te ha dicho nada de matrimonio...

—Es culpa de ella... —lloró Hanna—. ¿Por qué pasa esto? Ella estaba muerta... Yo estuve con Enzo en todo ese tiempo, yo lo cuide y lo ayude a ser quien es...

—Hanna... Março no es mal hombre, él no te dejará solo porque su ex novia volvió —consoló la chica —por desgracia para él y para fortuna tuya, Março es un caballero.

La campana sonó dejando ver a Elise quien fue reconocida por Hanna al instante.

—¿Qué hace ella aquí? —preguntó.

Enzo qué seguía en su mesa la saludo, cuando estaba por irse recordó que Elise era muy fanática de lo dulce y justo en esa cafetería vendían un pastel delicioso.

—No creí que tu me invitarías a salir —dijo Elise quitándole la chaqueta.

—Es solo que tienes que comer más, estas tan delgada que da miedo —se justificó Enzo.

—No siempre fui así, realmente era atlética, practicaba vóleibol en la universidad, pero ocho años de vivir de suero creo que no estoy tan mal.

—Es por eso que debes comer, hay un pastel muy rico aquí —le sugirió Enzo con una sonrisa radiante.

Elise se ruborizo un poco, ese hombre era un galán sorprendente. Así que no se hacía a la idea de verlo de pie luciendo más seguro de lo que ya era. Seguramente sería un arma letal.

—Iré a encargar la cena, hoy yo pediré —se levantó Elise con nerviosismo.

Caminó a la barra viendo por su hombro a Enzo que jugueteaba con los saleros.

"Parece un niño" sonrió.

—Pediré Pizza napolitana, papas a la francesa y dos rebanadas de pastel —pidió volteando a ver a la mesera.

—... Claro, en unos momentos estará listo —respondió Hanna con algo de incomodidad.

—Ah... Si, gracias —dijo Elise volviendo a su asiento.

—¿Pasa algo? —le preguntó Enzo—. Pareces incomoda.

—No es nada, pedí pizza espero y te guste.

—Todo lo que decidas me gusta —dijo Enzo consciente de esas palabras con doble sentido.

Él era consiente de que Elise le gustaba, no había razón para no coquetear con ella, a parte su reacción era demasiado linda para el débil corazón de Enzo.

—Que cosas dices —sonrió Elise con su rostro pálido teñido de un rojo muy lindo.

—Elise, ya no soy un chico de veinte años, se claramente a lo que me refiero, me gustas.

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