CAMIÓN ( Parte 2)

SEBASTIÁN

Desde ese día, me bajaba en la misma esquina para subirme al camión, Juan mi asistente de llevaba mi coche, si esa fue mi primera tonterías, nosé que tenía esa chica que me intimidaba, cada vez que me le acercaba las palabras no me salia, quería invitarla a comer, quizá al cine nosé lo que ella prefiera, pero no, me quedaba mudó, ella bajaba del camión y corría a la empresa y yo la perdía de vista, no sabía su nombre, en qué área trabajaba, cuánto años tenía quería saber todo de ella, si tenía novio o quizá estaría soltera, a lo mejor tendría suerte y no estaba comprometida, me imaginé miles de escenarios posibles, si ella está soltera no habría problema, pero si tenía novio que debía hacer alejarme o luchar por ella.

NATALIA

Desde la primera vez que vi al chico de los ojos grises, trató de verme más linda, no se lo que hago, me subconsciente me traiciona, yo no debo pensar en el amor, pero esos ojos roban mi alma y mis sueños, desde que lo vi no dejo de pensar en él, su olor lo llevo impregnado, cada vez que se me acerca salgo corriendo, tengo miedo de decir alguna estupidez, se que trabaja en la misma empresa que yo, aveces me preguntó si tendrá novia, me imagino que si, alguien como el, no puede estar solo, no se cómo se llama, cuánto años tenga, solo se que me estoy enamorado, debo de olvidarlo, no tengo tiempo para el amor, además todos los hombres engañan, te enamoran y después te botan como basura, después que logran tener sexo, no quiero que se repita la historia de mi madre. Ha pasado un mes y el chico de los ojos grises sigue tomando el mismo camión que yo, el está sentado con un porte tan distinguido que hace que sobresalte mi corazón, el se pone de pie y me sede el lugar, por fin conozco su voz, es tan grave, se nota su fuerza, el camión frena muy brusco haciendo que el pierda el equilibrio, cuando me doy cuenta su paquete está cerca de mi boca, el se incorpora muy rápido, me preguntó que si me encuentro bien, en su rostro se podía ver la pena estaba más rojo que un jitomate y creo que yo también podría sentir el calor en mis mejillas.

--- Como te llamas? --- Pregunto

---Natalia --- contesté.

--- Mucho gusto, yo me llamo Sebastián, Trabajas por aquí? --- dijo

--- Mucho gusto Sebastián, Si trabajo en la textilera en la recepción.--- dije

--- Yo también trabajo ahí, creo que hemos llegado --- dice dándome su mano ayudando a bajar, cuando lo toque sentí una descarga eléctrica que recorría todo mi cuerpo, sus manos eran tan grandes y fuertes, entramos juntos a la empresa, yo fui a los vestidores a cambiarme el uniforme, y el tomo el elevador, al salir a tomar mi lugar en el escritorio de la recepción se encontraba una rosa blanca con una tarjeta que decia: