–No dejo de maravillarme con tu hermosa casa cada vez que vengo, Henry, de verdad es bellísima–
–Pues gracias pero es la casa de Alexander, yo sólo soy su hermano– le restó importancia y continuó repartiendo las bebidas.
–¿Por qué refrescos?– Erica mostró la botella, ya que era propio de Henry hacernos beber una cerveza cada vez que íbamos a su casa.
–También me prohibieron el consumo de alcohol, es más también debo acostarme a las 8 y no puedo salir más que a la escuela y a la empresa, les dije que ahora me puso a trabajar en el área de archivos? Odio leer y redactar, lo odio– se quejó mientras nos acomodaba.
–Pues ahí esta la respuesta, queríamos saber cómo te iba en tu nuevo castigo– comentó Lucas.
–Pero, ¿qué es este milagro de que Lucas esté en una reunión? ¿No te la pasas ahora con tu novia?–le molesto Henry actuando besar a alguien con los ojos cerrados demostrando mucha pasión.
–¿Qué? Lucas tiene novia?– casi que Sebastián escupe el jugo.
El susodicho miraba de manera molesta a Henry y éste sólo chiflaba de camino a sentarse.
–¿Tienes novia y no lo habías dicho?– recriminó Erica. –¡Ni a mi! ¿Cómo fue que se enteró el idiota de Henry primero que yo? ¡Habla escoria!–
–Que no tengo novia, es sólo Henry inventando cosas–
–¿¡Qué!?– soltó El detonador de la intriga. –Sí te vi con mis propios ojos besándote con una mujer–
–Viste mal entonces–
–Ah ahora vas a decir que no eras tú cuando únicamente me faltó sacarte la identificación de los bolsillos para constatarlo, ¿eh?–
—¿Estas seguro que era yo?– prácticamente eso fue una amenaza.
–Ustedes saben que puedo ser todo menos mentiroso– se defendió. –Además estaré un buen rato sin salir de casa, ¿crees que me das miedo?– Lucas se puso de pie e inmediatamente Henry corrió para protegerse detrás de Erica.
–Que me hayas visto no significa que ella sea mi novia–
–¿Ah pero ven? que sí es cierto. Ya lo acepta–
–Pero, ¿qué diablos pasa aquí? ¿Cómo es eso de que mí Lucas adorado anda de casanova? ¿Tienes idea desde cuándo, Henry?–
–La verdad no, pero de que lo vi, lo vi. Lo hubieran visto también, estaba allí todo acaramelado con esa chica, que si no fuera porque tenía la chaqueta de cuero negra que sé como luce perfectamente no lo había sacado entre la gente–
–Vaya vaya señorito conquistador. Como que tiene cosas que contarnos–
–Es alguien que conozco pero vuelvo a repetir la chica no es mi novia, nos estamos conociendo–
Derrepente oímos el sonido de los autos afuera. Henry se puso pálido, como una hoja de papel.
–Se supone que no debemos estar aquí, ¿verdad?–Pregunté al notar su nerviosismo.
–Él no dijo nada de eso–
–Aún así estas asustado– habló Sebastián.
–Será mejor que nos marchemos– agregó Lucas.
–Tranquilos, cuando Alexander vea que aquí también está Azul no le va a molestar en lo adsoluto–
–Claro, por mi linda cara–
–Y tú lindo cuerpo también– sumó.
–Realmente quiero escuchar porque dices que el hermano de Henry está enamorado de mí Azul–habló curioso Sebastián.
—Enamorado enamorado tal vez no, pero le gusta y lo sé, nunca me falla mi sexto sentido–
–Es verdad, estoy al tanto de ese sexto sentido, es como una captura emociones– dijo Henry
–Es para lo único que sirve– inmediatamente la chica le golpeó.
–Sólo anda por él, lindura–
–Que es mayor que ella– añadió Lucas.
–Es verdad–le apoyó Sebastián.
–Para el amor no hay edad par de idiotas, ánimo–
–Es difícil– suspiré.
–Piensatelo más, tal vez sea mejor uno de tu misma edad– recomendó Sebas.
–Si tal vez tienes razón–
Henry salió a recibir a su hermano supongo que a tratar de convencerlo de que no nos echara, pero ya nosotros estábamos decididos a irnos y no incomodar.
–¿Ya se van chicos? Le estaba contando a Alexander que se quedarían a cenar– nos cruzamos en las escaleras de la entrada.
Seguidamente tras lo dicho por Henry nos lanzamos la mirada del uno al otro a ver quién hablaba por el grupo para que finalmente la bola cayera sobre mi.
–Bueno, si no es mucha molestia y no incomodamos para nada entonces sería un placer quedarnos– dije, Henry me sonrió de espaldas a su hermano.
—Si lo desean pueden quedarse, no incomodan para nada, señorita Azul–Alexander respondió subiendo las escaleras y pasando a mi lado.
Erica y Henry apretaban sus labios para no reírse.
–Estúpidos todos– solté.
—Ni siquiera disimulan– les regañó Lucas, el único cuerdo.
–Si, si ahora vayamos al jardín hagamos un asado fabuloso, que Sebastián cocinará–
Henry me llevaba empujando de los hombros mientras él mencionado renegaba sobre cocinar cuando se suponían que nos invitaban a comer.
–Eso te pasa por tener buena sazón– dijo Erica al tiempo que Sebas con ayuda de Lucas intentaban hacer encender el asador.
–Bueno, iré a preparar la ensalada, ¿Me acompañas, Henry? no quiero que me sorprendan vaciando tu refrigerador–
–Si lo dices por mi hermano no te preocupes el debe estar por cenar en el comedor así que no vendrá aquí– el chico sacaba los elementos necesarios y me daba acceso a su refrigerator para sacar los frutos.
Le di la razón y empecé con mi tarea de picar mientras él intentaba convencerme de presentarle a mis compañeras de trabajo que aseguraba que debían ser espectaculares.
Entre eso los chicos llamaron para pedir una taza para echar las carnes asadas y Henry salió con ella al jardín preciso tiempo a solas para que su hermano asomara su cara en la cocina dizque por una copa y un vino.
Nos miramos las caras hasta que solté un hola para cortar la incomodidad y él tipo respondió con "¿cómo ha estado, señorita?" observando mis acciones.
–Pues bien, estudiando y trabajando, ¿cómo le va a usted?– me atreví a seguir para armar conversación.
–¿Usted trabaja?– me preguntó algo sorprendido y evadiendo mi pregunta como si fuera anti natural.
–Trabajar trabajar, lo que se diga trabajar, sí– respondí con burla ante su tonta pregunta.
–¿En qué trabaja usted?– era como si no terminara de creerme. Me dio la espalda buscando el saca corchos para la botella.
–Se supone que soy modelo–
–¿Qué modela usted? ¿Ropa, calzado, perfumes, accesorios?– volvió a mirarme con el objeto en sus manos.
–Por ahora sólo ropa–
–Juvenil supongo– era como hablarle a mi jefe y ni siquiera mi jefe era así de plano.
–Pues si– le vi remangar un poco su camisa.
–¿Está usted todavía trabajando a estas horas? Disculpe que sea tan entrometida– agregué al final cuando subió sus ojos de la botella que abría ante mí.
–Sí, tengo asuntos pendientes que cerrar y no dan espera– abrió la botella en un movimiento rápido.
–¿Un sábado por noche?–
–Sí, ¿qué tiene de malo?– preguntó sirviendo la copa.
Ahora era mi turno de burlarme.
–Pues creí que la vida adulta no sería tan aburrida o es sólo la suya?– me atreví a comentar.
El tipo me reparó algo serio, luego dibujó una sonrisa de media luna sin mostrar los dientes y su mirada se suavizó.
–Y usted no tiene con quien más salir un sábado por la noche a parte de sus amigos?– también preguntó.
Justo en mi soltería. Maldije en mis adentros.
—Pues no, pero podría a pesar de trabajar para mantenerme, mi política no es ser esclava del trabajo– arremetí y seguí picando los tuberculos.
–Ten– me ofreció la copa que sirvió poniéndola enfrente de mi y luego abrió una gabeta para sacar otra copa.
Le observe llenarla hasta que por fin me miró de vuelta.
–Pensé que eras lo suficientemente madura como compartir una copa conmigo–
¿Se había estado burlando de mi todo este tiempo?
–No suelo beber, pero la tomaré porque ya está servida y porque supongo que el vino es tan fino como para desperdiciarlo– tomé la copa y le dí un sorbo para volver con lo mío.
Pensé que al conseguir destapar la botella y llenar su copa se iría a su "trabajo que no da espera" pero no, se sentó en un taburete de la cocina frente a mi con la copa entre sus dedos.
Me preguntaba que tan pequeña podía verme desde allí.
–¿Se mantiene usted misma?– me pareció que su interés subía.
Era evidente lo apuesto que era, más aún con la camisa negra manga larga semi recogida que lucía, si no fuera porque en el trabajo ya me veo rodeada de bellezas que salen de todas partes como hormigas en ese instante podría casualmente temblarme las piernas como cosa natural.
Ese tipo era divinamente impecable por donde se le viera.
–Trabajo desde los 15, es simplemente divertido– solté viéndole.
–Vive usted sola desde esas edad?– tomó otro trago de su copa.
–No, pero ahora si–
En eso le escuché la voz a Henry llamarme desde la entrada del patio preguntando si ya había terminado.
–Me lavo las manos y salgo– me asomé en la puerta de la cocina para responderle.
–Le quedó muy bien la ensalada– cuando dí la vuelta le vi saboreando, al parecer había metido sus manos allí.
–No veo que haya usado un tenedor o si?– le juzgué. Dandole un sorbo a mi copa la cual Alexander no había llenado tanto, pero aún así quedaba líquido.
–Tú tenías las manos en ella también– contestó.
–Pero las mías estaban limpias, Sr. Lombardi— dije para que se percatara de la forma informal en al que había hablado tan sólo para reírme.
–Una última pregunta antes de irse–
–Adelante–
—¿Por qué cree que incomoda y molesta en este lugar?– Sonreí.
–Es la manera formal de aceptar los ofrecimientos– respondí. –"si no es mucha molestia ni incomodamos..."– repetí. –¿Lo vé?– tomé la refractaria.
Él no añadió nada más.
–Le agradezco la copa de vino, una pena que no pueda terminarla pero de igual manera gracias, Sr. Lombardi–
–No es nada, señorita– le sonreí por última vez y le dejé tomándose lo último de su copa de vino.
Caminé rápido para salir de allí pero luego me tomé un momento pequeño para darme a calmar mi pobre corazón.
(…)
La verdad el tipo era una figura deseable, un rubio alto, de espalda ancha y con buen físico. Cada vez que le veía parecía un poco más atractivo, superaba mi recuerdo anterior, y eso le hacía más intimidante y me encantaba, pero el único detalle era que creía que el trabajo era algo así como su dios, de resto toda estaba perfecto.
Di una vuelta en mi cama.
Pero el tipo tiene 23 años, mi madre pondría el grito en el cielo y mi padre, que justamente no me hablaba seguro que con eso me negaría a la gente.
Me eché a reír en la oscuridad de habitación.
¿Le seré realmente de agrado a la vista como dice Erica?
Era poseedor de una mirada terriblemente abrumadora pero aún así era encantadora, me estaré volviendo masoquista o algo parecido? Me detuve a mi misma de golpe sentandome en la cama y levantándome a tomar agua.
Estoy segura que el estúpido quiso burlarse de mi en aquella conversación, pero incluso yo también lo hice así que suponía que estabamos a mano.
Su intento de sonrisa de super yo, no era tan mala. Recordé su acción en la cocina.
¿Cómo seria verle reír en serio?
Tal vez tenía que molestarle un poco más a ese tonto hombre.
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Comments
Olivia Torres
Muy buena, me gusta!!
2021-02-04
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