Capítulo 4 "Sentimiento"

La cena empieza a las 8:30 de la noche aún teníamos tiempo, tendría que meter a bañar de forma rápida a Alexander, pero no habría problema ya que se ducho en la mañana para tener 6 años es muy cuidadoso e independiente con su aseo personal. Como es una cena de negocios y de etiqueta lo vestiré de manera casual, pero a la vez buscaría que este formal nada extravagante con ese pensamiento buscaba en su closet.

-Mami ya terminé –justo la voz de mi hijo hizo eco a mis oídos distrayéndome de mi tarea.

-Bien amor ven para que te arreglemos –no falto más para que apareciera a mi lado envuelto a una toalla.

-Mami hoy puedo vestirme diferente, quiero impresionar –mi niño quiere ¿Impresionar? A quien y desde cuando mi pequeño bebe creció tanto.

-Mmm no lo sé –no su pucherito no, a eso no puedo negarme –Mmm está bien dime que quieres ponerte –al parecer ya tenía en mente que ropa se pondría porque solo fue a su closet de donde saco una bolsa de regalo grande.

-Mami me puedo poner esto, me lo regalo la abuela Aida ayer.

-Bien hijo si es lo que quieres está bien siempre y cuando sea apropiado recuerda que no vamos a divertirnos mami tiene que trabajar, espera un momento cuando te entrego ese regalo que yo no estuve enterada.

-Estabas trabajando mami, ahora si me voy a arreglar ¿Podrías salir por favor? –mi niño cada día me sorprende más. A este paso ya no me necesitara en poco tiempo, que pesar.

-Está bien cielo, me voy a preparar entonces –retirándome de su habitación, me dirigí a la mía. Mientras mi pequeño Alex terminaba de arreglarse que sé que tardara un poco, decidí tomar una ducha bastante refrescante era momento de consentirme un poco. Hidrate mi cuerpo con esencias y cremas corporales necesitaba pensar que le diría a mi jefe en cuanto lo viera. Para la cena opte ponerme un vestido que se amoldaba bien a mi figura, era de encaje negro con escote corazón de un solo hombro llegándome hasta mis rodillas, lo combine con zapatos de tacón negros. Mi cabello fue un reto, el día de hoy estaba rebelde como no disponía de mucho tiempo lo amarre en un semi recogido dejando suelto parte de mi cabello con ondulaciones bien voluminosas que realice con ayuda de la planchita, mi maquillaje era sencillo sombra bien difuminada en mis parpados acompañado de un delicado delineado negro, un poco de mascara para pestaña, rubor, en los labios agregue un labial rojo. En poco tiempo estaba más que lista para enfrentar a mi jefe, suspirando agarre mi bolso donde coloque los papeles más importantes de la empresa por si los llegara a necesitar era mejor estar preparada, me coloque mi perfume favorito y mi gabardina blanca.

Salí de la habitación preocupada no encontraba las llaves del coche no sé dónde las deje quizás en la sala donde por cierto ya se encontraba mi pequeño, se veía increíble con su pantalón de mezclilla color vino, combinado con una camisa blanca y suéter azul oscuro, en sus pies unos tenis de color blanco, note que se había colocado una corbata del mismo tono que su pantalón, como accesorios en su muñeca descansaba el reloj que le regale para su cumpleaños número 6, era un reloj pulsera de color café, en el cuello de su suéter colgaban unas gafas de color negro. El resultado me encanto parecía un mini hombrecito de negocios, con su cabello perfectamente peinado hacia el costando dándole el toque elegante.

-Mi amor te ves hermoso, pero por qué las gafas de sol si es de noche –es gracioso verlo así siendo que ya no hay sol como para que las utilice.

-Mami las gafas son necesarias, como dicen las novelas que ve la abuela Aida le dan el toque único, aunque afuera no haya sol mami te dije quiero impresionar, no te reías de mi –me salió egocéntrico y chinchudo el nene eh.

-Bueno ya mi amor no me rio más, pero ya vámonos que nos tenemos que ir, llegaremos tarde y no eh encontrado las llaves del coche por lo que tendremos que coger un taxi no tenemos tiempo a propósito le diré a la abuela que no vea más novelas contigo presente–agarrando el papel con la información y dirección de restaurante salimos riéndonos por las ocurrencias de Alex, ojalá que no tengamos que esperar mucho por el taxi por favor.

Y efectivamente no demoramos mucho en conseguir un taxi, le di la dirección que me proporciono mi jefe, aquella que nos condujo al restaurante “La Rotonda” en el The Westin Palace un hotel de lujo que está ubicado en el centro a 25 minutos de nuestro departamento, mi niño al verlo quedo tan sorprendido que apenas aparco el coche bajo corriendo tuve que pagar a las apuradas no quería que empecemos mal la cena, regañe a Alex en cuanto lo tuve entre mis brazos, dejando de lado ese tema nos dirigimos a la entrada donde amablemente me preguntaron si tenía reservación utilice el nombre del señor Lombardo, mientras nos guiaban a la mesa me informaron que el señor ya encontraba aquí. Caminando pude ver como mi niño saludaba amablemente a todos los comensales cosa que me lleno de orgullo, que hice para tener un hijo tan hermoso, educado y galán. Sin duda será un rompe corazones, ya lo presiento.

El lugar era hermoso todo lo que se espera de un restaurante cinco estrellas, la arquitectura era sorprendente, la elegancia y etiqueta resaltaba por todo el lugar. Aproximándome a la mesa lo pude ver, se veía guapísimo su presencia no pasaba de percibida para nadie. Me sorprendí bastante al verlo de manera casual, estaba tan acostumbrada a verlo con sus elegantes trajes hecho a la medida, que ahora verlo de manera casual era impresionante.

Portaba un pantalón de vestir azul oscuro, con una camisa blanca, un suéter color vino, en sus pies pude apreciar que portaba unos zapatos de color café, del cuello de su suéter colgaban unas gafas de color negro y como nunca podía faltar en su mano derecha se veía su costoso reloj Diésel color café. Era algo casual, pero aun así en él se veía tan elegante a la vez, sin duda era un hombre para admirar de cualquier perfil. Si me ponía a analizarlo bien diría que su sola presencia desprendía poder, dinero y sofisticación. Al llegar a la mesa, nuestras miradas se cruzaron, provocando un extraño escalofrió en mí que recorrió toda mi espalda. Su mirada paso rápidamente de mí, a Alexander en su rostro pude ver la confusión en todo su esplendor.

-Buenas noches Srta. Thompson, caballero buenas noches para usted también –bien era momento de explicar el porqué de la presencia de Alex, pero antes de que pudiera hablar fui interrumpida por mi hijo.

-Muy buenas noches señor, un placer conocerlo – su cara al escuchar a Alexander fue de absoluta sorpresa y confusión.

-Buenas noches Sr. Lombardo, disculpe no haber avisado antes, pero con esta repentina junta, no tuve oportunidad de buscar una niñera, tuve que traerlo conmigo le aseguro que es un niño bien portado, no causara problemas eso se lo puedo prometer –bien quizás mentí un poco, pero no iba a decirle que no busque una niñera por estar chismeando sobre su vida con mi abuela, no era muy profesional decirle eso, aparte era vergonzoso me tomaría como una loca chismosa con poca ética.

-Bien Srta. Thompson, creo que no estoy en posición de reclamar nada cuando yo mismo le he informado tarde sobre la junta –alivio eso es lo que siento en estos momentos. Vi que se agacho hasta quedar a la altura de Alex –Si te portas bien en todo el transcurro de la cena prometo recompensarte pequeño… -esta faceta de mi jefe no la conocía nunca lo había visto ser tan amable y ¿cariñoso? Con personas que no fueran más que su madre y hermana, claro olvide decirle el nombre de mi hijo.

-No hace falta, prometo portarme bien y soy Alexander Christopher Thompson señor –se presentó mientras le extendía su pequeña mano.

-Vaya estoy impresionado que bien educado estas pequeño Alex, yo soy Alessandro Amadeo Lombardo –respondió el saludo de mi hijo, agarrando su mano dándose un leve apretón –Por cierto, me encanta tu etilo, ¿Puedo tutearte? –dudo que mi pequeño sepa que significa esa palabra.

Ahora la impresionada soy yo, mi cabeza hizo un clic en este momento que los veo detalladamente a ambos, mi hijo y mi jefe están vestidos de manera casi similar, con los mismos colores, los mismos accesorios, No puedes ser tan imbécil, Emma como pasaste ese detalle zopenca conciencia ahora no, no ayudas esto tiene que ser una coincidencia verdad, quiero creer que si, como paso esto. Mi cara debió decir todo ya que hablo nuevamente

-Que les parece si tomemos asiento mientas esperamos a Michael, a propósito Srta. Thomson se ve muy linda esta noche –acaba de decirme que estoy linda, no tarde en sentir mis mejillas calientes, es más que obvio que me sonroje, evite mirarlo mucho, mientras tomamos asiento. Alexander tomo asiento del lado derecho de mi jefe mientras que yo ocupe el lugar que quedaba en frente de él. En cuanto estábamos terminando de acomodarnos llego el mesero con una botella de vino blanco listo para tomar nuestra orden, en vista de que el señor Lombardo no esperaba a Alex mando pedir una copa con refresco, así como también se tomó la libertad de pedir nuestra cena.

-Disculpen la demora, se me presento un problema en la fábrica que no podía esperar necesitaba solucionarlo de manera rápida, espero que no hayan esperado mucho –esa fue la voz del señor Michael supongo.

-No te preocupes no hemos esperado mucho, te presento a mi economista y mano derecha la Srta. Thompson y él es su pequeño hijo Alexander Thompson –nos presentó con formalidad mientras nos levantamos de nuestros asientos para saludarlo –Srta. Thompson le presento a Michael Johnson, mi socio.

Mucho gusto señor Johnson –lo salude mientras extendía mi mano.

-El gusto es mío hermosa joven –por su cercanía pude ver que más que tomar mi mano, iba por algo más.

-No –un ceñudo Alex se colocó en frente de mi –Es mi mamá, aléjese –la voz de mi niño salió fría y recelosa.

-Vaya tenemos un pequeño guardián, es un placer conocerte pequeño Alexander –a él si le extendió la mano. Mano que Alex solo tomo por cortesía lo notaba en su mirada, no entendía que había sucedido, él no es de tener esa actitud normalmente es muy sociable y eso se podía probar por el hecho de con el señor Lombardo tuvo una amena platica fluida, y ahora verlo de esa manera me sorprende. Por un momento mire a mi jefe, este tenía una pequeña sonrisa de lado mientras asentía con la cabeza mirando fijamente a mi hijo, parecía que había hecho un gran descubrimiento porque miraba atento la escena.

-Bien, tomemos haciendo espero que no te moleste que haya pedido la comida –el señor Johnson solo negó con una sonrisa –Bien entonces Michael a lo que vinimos, vamos a los negocios –en cuanto esa oración abandono los labios de Alessandro sus rostros pasaron a seriedad absoluta mientras asentían, aun no me acostumbro a la pose que toman cuando se trata de negociar. Antes de que pudiéramos iniciar la junta fuimos interrumpidos nuevamente por el camarero que nos atendió antes, pero esta vez volvió acompañado de otra señorita entre ambos traían nuestra cena, la mirada que le dedicaba la camarera a mi jefe no me pasó desapercibida, aunque este no se inmutara a mirarla siquiera.

La cena transcurrió de manera tranquila, discutimos y revisamos la situación económica, financiera, administrativa y contable del último proyecto que realizaron ambas empresas en sociedad. Proyecto que fue un éxito total, con un porcentaje de ganancia mayor a lo que se estimaba y esperada. Los negocios no fueron únicamente el tema de conversación, porque de un momento a otro la atención fue dirigida a mi hijo quedando el como centro de atención, se veía que con cada expresión y respuesta lograba sorprenderlos un poco más, en el aire se respiraba tranquilidad mientras charlábamos, tranquilidad que duro poco ya que el teléfono del señor Johnson timbro distrayéndonos a todos. Este mismo se disculpó para atender su llamado.

-Bien creo que es todo lo que teníamos que tratar Alessandro lamento no poderme quedar más tiempo, pero tengo un asunto que resolver fue una agradable cena espero se repita –mientras hablaba se despedía de mi jefe y de Alex con un apretón de mano –Caballero fue un justo haberlo conocido, hasta pronto Srta. Thompson –iba a acercarse, pero nuevamente mi pequeño se interpuso en medio. Este solo asintió con una sonrisa mientras se marchaba.

-Bien jovencito ahora sí, porque esa actitud tan déspota con el señor Johnson –lo reprendí, aunque el solo bajaba la mirada mientras veía de manera intensa la vajilla de la mesa.

-Lo siento mami, es solo que ese señor te iba a abrazar y yo no podía permitir que se te acercara además tenía otras intenciones contigo, no me agrada para que sea mi papá –decir que no me sorprendió su respuesta es mentir porque en realidad me dejo perpleja.

-Alex, yo… porque no me dijiste que querías… -no me dejo continuar con mi pregunta porque fui callada al instante.

-Mami no pasa nada es solo que avecés me gustaría tener un papá como lo tienen mis amigos, así como el papá de Sophie. Mami yo te amo eres la mejor mamá del mundo no quería que te sintieras mal por eso, tú me das todo el amor que puedes igual que la abuela, pero también quiero un papá para poder hacer cosas que contigo no puedo –cómo es que nunca vi esta situación, que clase de madre soy para no darme cuenta de los sentimientos de mi hijo –Ya mami no me gusta ver tu carita llena de lágrimas, dice la abuela que si lloras te puedes arrugar además de que te ves feo –cuanta inocencia tiene mi pequeño. Soy consciente de que en algún momento debería decirle la verdad sobre lo que ocurrió con su padre, aunque para mi fuese un borroso recuerdo.

-Yo no sabía que tu sintieras eso, te prometo estar contigo más tiempo mi niño bello perdóname por ser tan descuidada, pero prométeme que todo lo que sientas a partir de hoy me lo harás saber si –no podía culparlo, aún era un niño.

-Si mami te lo prometo –me abrazo, lo sentí temblar quería llorar lo presentía y al parecer no fui la única ya que el señor Lombardo hablo. Dios lo habíamos olvidado, y lo peor presencio toda nuestra conversación. ¡Qué pena!!!!

-Bien que les parece si comemos postre, Alex pequeño tu elijes que comeremos, y si quieres luego por portarte bien te regado un pastel ¿Te parece? –palabras mágicas porque mi pequeño se liberó del abrazo que manteníamos, mientras levantaba el menú de postres. Mire agradecida a mi jefe, a lo que este solo asintió con la cabeza. Debía ser honesta quizás no era tan exigente, refunfuñón y frio hombre que pensé.

Pedimos el postre, que comimos entre risas de parte de ellos, debo decir que encajaron a la perfección hablaron de muchas cosas hasta sonrieron por tener los mismos gustos al vestir, ambos coincidían que las gafas les agregaban el toque único a sus atuendos. Lo que quedo de la cena, no participe mucho, mi cabeza era un lio, tenía sentimientos encontrados, aun no asimilaba las palabras de mi hijo, saber que se sintió de esa manera tanto tiempo me preocupa, necesito solucionar esto no quiero que mi hijo crezca con sentimientos negativos. Definitivamente tendría que hablar urgentemente con Alexander sobre su padre, decirle la verdad por más dura que sea. Buscaría ayuda profesional para decírselo de la mejor manera.

Salimos de restaurante tranquilos, ellos seguían hablando por lo que aproveche para alejarme unos centímetros, necesitaba buscar un taxi para volver a casa.

-Srta. Thomson que hace? –fue la pregunta del señor Lombardo, voltee a verlo y la imagen que vi me impresiono, mi jefe y mi hijo tomados de la mano, era una imagen bastante linda de presenciar, Son iguales no lo crees parecen padre e hijo verdad zoqueta, cállate conciencia, pero si tienes razón si no los conociera diría lo mismo.

-Yo... yo estoy buscando un taxi señor –me recompuse de la impresión rápidamente.

- ¿Un taxi? Como cree, permítame llevarlos hasta su hogar, después de todo les debo un pastel, no es así Alex –mi hijo asintió con una sonrisa, mientras yo lo miraba un poco de desconfianza y pena.

-No lo sé señor, no quiero causar molestia de verdad –no quiero malos entendidos.

No se preocupe, usted solo suba –me indico mientras frente nuestro se aparcaba una hermosa camioneta Cadillac negra, con vidrios polarizados. De ella bajo un hombre con uniforme para abriéndonos la puerta trasera para que subiéramos. La cara del chofer también fue de absoluta impresión al ver a su “patrón” y a mi hijo, aunque le duro poco porque rápidamente se recompuso para volver a su cara seria. Subí con cautela acomodándome para subir a mi pequeño, pero este ya estaba subido igual que el señor Lombardo y en frente ya estaba ubicado el chofer aguardando órdenes.

-Robert llévanos a la confitería Budapest –esa fue la orden, enserio aún seguía con el tema del pastel. Robert solo respondió con un “Si señor” mientras ponía en marcha la camioneta.

-Señor Lombardo de verdad insisto no es necesario el pastel –me apena que piense que nos aprovechamos de él.

-No se preocupe, lo hago con gusto –ojalá no piense de mala manera, no quiero malos entendidos.

-Alessandro cuántos años tienes? –esa fue la pregunta de mi pequeño, no puede ser lo está tuteando, en toda la cena se dirigió a él como señor, al parecer la confianza va floreciendo entre ellos.

-Tengo 27 años y tú? –y así fue como fui excluida de la conversación, ya que ninguno me prestó atención, hablaban entre ellos. Por momentos notaba como el señor Robert miraba por el espejo retrovisor a su jefe, hasta creí ver una diminuta sonrisa en su rostro, aunque solo fue un segundo.

-Llegamos señor –el trayecto fue algo corto, no me di cuenta de cuando llegamos si no hubiera sido porque Robert abrió la puerta del vehículo. Primero bajo Alessandro, luego bajo mi pequeño y por ultimo yo, que baje con ayuda de mi jefe. La confitería era inmensa, su cartel era muy llamativo y la arquitectura era tradicional, de estilo barroco con un toque del estilo moderno, dándole al lugar a una apariencia hermosa.

-Pequeño vamos por tu pastel –ambos se encaminaron de prisa a la entrada de la confitería parecían dos niños pequeños, ni siquiera me esperaron. El pastel que nos llevamos a casa era de chocolate y vainilla con frutos rojos. Decisión de ambos hombres, que por cierto no les tomo mucho decidir, en cuanto dijeron que este pastel tenía el gusto favorito de cada uno (mi jefe Vainilla y Alex chocolate) lo amaron.

Ahora nos encontrábamos aparcando en la puerta de mi edifico, habíamos llegado a mi departamento.

-Muchas gracias por traernos y gracias por el pastel –un agradecimiento era lo menos que podía darle, hizo a Alex muy feliz.

-No por favor no agradezca es lo menos que pude hacer por ustedes bueno creo que es momento que me valla –lo entiendo se hace tarde y mañana hay que trabajar.

-Alessandro te volveré a ver? –como se le ocurre preguntar tal cosa.

-Claro, cuando quieras puedes ir a verme Alex, me agradaste mucho –todo esto lo dijo de cuclillas a la altura de mi hijo, ambos se extendieron la mano y por último se abrazaron, una opresión en el pecho me invadió, ya cálmate Emma la conversación en el restáurate te dejo conmocionada solo es eso.

-Hasta luego Srta. Thompson, que pase buenas noches, la veré mañana –esa fue su despedida, lo vimos hasta que se perdió al doblar en la siguiente avenida. Mire a mi hijo, este se veía contento.

Subimos hasta nuestro departamento necesitábamos dormir nos cambiamos, mi bebe con su pijama de Mickey Mouse y yo con mi pijama de raso liviano.

En cuanto entre a la habitación de Alex lo encontré dormido en su cama, lo arropé de manera que no se despertara, le di un pequeño beso y salí de ahí aún sigo pensativa por todo lo que sucedió, como estaba sola me permití derramar un par de lágrimas, el llanto no me duro mucho sabía que tenía que ser fuerte por mi hijo. Antes de dormirme, lave mis dientes y busque las llaves del coche las necesitaba, no tarde mucho encontrándolas estaban debajo del sofá como llegaron hay no lo sé, guarde el pastel en la nevera y listo. Ahora si estaba lista para dormir, y así como me acosté caí rendida a los brazos de Morfeo…

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play