Ya sentados en la cafetería, comenzaron a comer el menú del día. Se sentaron exactamente como estaban en clase, Emma en el medio, Travis a su izquierda y Luke a su derecha.
Un chico de rasgos asiáticos, junto con otro rubio de ojos verdes, se acercaron a la mesa, dejaron caer sus bandejas y se sentaron frente a ellos.
—¿Qué hacen con el chico nuevo? —preguntó el de rasgos asiáticos.
—Pregúntale a ella —masculló Travis.
—Se llama Luke y le estoy mostrando la escuela —dijo
Emma sin despegar los ojos de la comida.
—Es un gusto Luke, soy Alex —dijo el chico rubio—. Y él es Baek. Soy su familiar. Me imagino que todavía no tienes dueño.
Luke negó con la cabeza.
—No eres de hablar mucho, ¿eh? —dijo Baek.
—Es tímido, pero ya se soltará —dijo Emma.
—Me resulta raro que estés con alguien que no sea Travis o nosotros, ¿lo conoces de algún lado?
Ella le dedicó una mirada a Luke que le heló la sangre.
—No, solo quería ayudarlo. ¿Tan raro es?
—Sí —dijeron Baek, Alex y Travis al mismo tiempo.
Revoleó los ojos y siguió comiendo.
Cuatro chicas pelirrojas y bellísimas se acercaron a su mesa. Sus faldas eran cortas por demás y estaban escoltadas por varios chicos y chicas.
—Hola preciosura, ¿por qué no vienes con nosotras? —le dijo a Luke una de ellas.
—Primero Travis y ahora él, eh. ¿Acaso ya no tienen suficientes familiares? —dijo Emma.
—Yo sigo prefiriendo a Travis —dijo otra— me enloquece su estilo bad boy.
—Siempre tienes a los mejores —le dijo a Emma otra.
—¿Quiénes son ellas? —le susurró Luke a Emma.
—Alice, Ally, Ani y Abi. Cuatrillizas. Son hechiceras y cazadoras, como yo, son algo pesadas, pero te acostumbrarás.
—Como decía —continuó Alice—, ven con nosotras. Te divertirás mucho.
Luke miró tímidamente a Emma, como pidiendo ayuda. Emma suspiró y volvió la mirada a las brujas.
—Por ahora estará con nosotros, si él después quiere jugar con ustedes, se los daré.
—Está bien —dijo Alice—, te lo dejaremos por ahora. Pero volveremos por él.
Se fueron sin decir más.
Luke quedó nervioso. Después de todo, había sido un intenso encuentro. Emma lo notó.
—No dejaré que te lleven a ningún lado, así que no te preocupes —dijo seriamente.
El alma le volvió el cuerpo.
—Así que hoy tienen una misión en el bosque infernal —dijo Alex.
—¿En serio? —preguntó desconcertado Travis.
—Te lo dije ayer —dijo Emma sin mirarlo.
—No lo recuerdo —dijo Travis.
—¡Como no vas a recordar algo tan importante! Vale una fortuna ese trabajo. Ojalá no los hubieran dado a nosotros —exclamó Baek.
Las misiones en la Academia eran como trabajos, los alumnos recibían dinero por cada misión, mientras más complicada, mayor era el premio. Ese dinero les ayudaba a mantenerse y comprar cualquier material que necesitasen para las clases.
—¿Cuándo irán? —preguntó Alex.
—Cuando baje el sol —respondió Emma—. Será más fácil atraparlo cuando salga de su escondite.
—¿Irán por un demonio? —preguntó Luke tímidamente.
—De eso se tratan las misiones —respondió Travis desafiante.
Emma le dedicó una severa mirada y Travis simplemente guardó silencio, sabiendo que ella no sería misericordiosa con él. Sabía qué le pasaría si no cerraba la boca rápido.
—Irás a entrenar ahora mismo. No quiero verte hasta dentro de cuatro horas, mínimo —dijo Emma con severidad.
—¿¡Cuatro horas!? —exclamó Travis.
—¿Tengo que repetírtelo? —dijo entre dientes.
Travis lanzó su bandeja, con rabia, haciendo que vuele toda su comida restante. Se levantó golpeando la mesa, y se fue con dirección al gimnasio.
Todos veían el escándalo, estupefactos, algunos ya acostumbrados a su temperamento. Emma ni siquiera lo miró y terminó su almuerzo. Los chicos la miraban, preguntándose cómo podía estar tan tranquila.
—¿No eres un poco dura con él? —le preguntó Baek algo asustado.
Emma lo miró y él tragó saliva, nervioso.
—¿Acaso no viste cómo reaccionó? Cuando empiece a tranquilizarse seré más suave. Por ahora entrenará hasta que le sangren las manos y no pueda respirar.
Baek asintió, entendiendo a lo que se refería, y continuó comiendo. Alex suspiró, agradecido de que su cazador no fuese tan cruel y exigente con él como Emma lo era con Travis. Pero nadie sabía la verdadera relación que tenían ellos dos. No era amor, no era odio, iba más allá de esos sentimientos. Ellos eran uno, compartían un vínculo que no era fácil de explicar.
—Voy a dormir, necesitaré estar descansada antes de irnos. Nos vemos luego —dijo Emma mientras se levantaba para irse.
Sintió un tirón en su codo y se giró, era Luke, nervioso.
—¿Te vas? —dijo Luke causándole a Emma ternura.
—Sí, dormiré unas horas. Si necesitas algo, puedes venir a buscarme a mi habitación. Es la 98. En el tercer piso.
—Gracias Emma —sonrió dulcemente Luke.
Emma le devolvió la sonrisa y se retiró. Caminó por los pasillos de la gigantesca y antigua Academia Gehena. Por fuera parecía una inmensa iglesia milenaria.
Entró en su habitación de decoración francesa, que contenía una danza de colores oscuros, del bordo al azul marino. Era muy grande por dentro. Tenía dos camas de dos plazas y media, pero Emma y Travis preferían dormir juntos la mayoría del tiempo, debido a las horribles pesadillas que tenía Travis, casi siempre relacionadas con su desgarrador pasado. Emma lo entendía, ya que ella misma había pasado por esa terrible etapa; noches sin dormir, demonios de su pasado acechándola constantemente sin descanso. Eso era su día a día. La diferencia entre ellos en ese tema era que ella no tenía a nadie que la calmase una vez que se despertaba horrorizada, Travis por lo menos la tenía a ella. Se acostó en su cama y se tapó hasta la cabeza. Estaba exhausta. Programó la alarma en su celular y se dejó llevar por el cansancio hasta quedar dormida.
***
Sintió el espantoso sonido de su alarma y la apagó. Se sentó en la cama y comenzó a estirarse. Tanteó el colchón, Travis no había vuelto.
Se levantó lentamente y se tambaleó hasta el baño. Se duchó, se lavó los dientes, se puso desodorante, perfume y luego comenzó a prepararse. Se vistió como siempre lo hacía para las misiones; pantalones gruesos color verde musgo, musculosa blanca, botas negras, un abrigo negro de invierno y cinturón especial para colocar sus armas. Las escondía detrás del armario. De ahí tomó varios cuchillos, que aseguró bien en su cinturón, y un arco con varias flechas. Se ató una firme coleta alta y salió, preparada.
Su celular marcaba las cinco y media. Ya estaba bajando el sol. Debía encontrar rápido a Travis para irse antes de que anocheciera. Como si él le hubiese leído la mente, apareció en el pasillo. Se veía listo para partir. Su ropa era igual a la de ella. Se miraron. Emma fue la primera en hablar.
—¿Ya estás tranquilo?
Travis ladeó la cabeza y asintió.
—Entonces vamos.
Salieron de la Academia y se dirigieron hacia el estacionamiento externo. Allí estaba la motocicleta de Travis, una Honda CBR 500 R negra. Subieron y él condujo a la velocidad extrema con la que solía hacerlo.
Al costado de la carretera había una entrada hacia el bosque, no tenía pavimento, así que él condujo con el mayor cuidado que pudo. Emma le indicó la dirección donde parar.
—Seguiremos a pie —dijo Emma.
Travis no la contradijo. Escondieron la motocicleta entre los arbustos para que nadie notara que ellos estaban allí.
Él se quitó toda la ropa y la escondió en el baúl de la motocicleta. Se colocó en cuatro patas y el vapor empezó a salir a su alrededor, su cuerpo se cubrió de pelo negro. Comenzó a crecer, unas enormes garras salieron de lo que antes eran sus pies y manos, que ahora eran patas. Los dientes se convirtieron en afilados colmillos y la boca, en un hocico. Se transformó en un animal alto y grande, como un caballo, tal vez más grande. Era un gigantesco lobo negro.
—Ven aquí —le indicó Emma.
La bestia, que antes era un humano, se acercó, y ella tomo su hocico y colocó su mequilla sobre él.
—No quise ser tan dura contigo, lo siento. Solo quiero ayudarte con tu temperamento, que descargues tu ira de alguna forma. No puedo quedarme callada viéndote sufrir.
El animal calmó su respiración y cerró sus ojos.
—Sí, lo sé. Somos solo tú y yo, siempre ha sido así y siempre lo será. No voy a abandonarte, lo juré, y tú hiciste lo mismo. Estamos conectados de por vida.
—Por siempre —escuchó Emma en su mente. Era Travis. Esa era la forma en la que se comunicaban cuando él se transformaba.
Él se recostó y ella subió encima de él. El lobo se puso de pie.
—Vamos —dijo Emma.
Y él obedeció.
Recorrieron el bosque en el silencioso atardecer. Se infiltraron en lo profundo de los árboles. Antes de que se dieran cuenta, la noche había caído y estaban iluminados por la luz de la luna y las estrellas. Era algo maravilloso de ver, lástima que estaban demasiados ocupados como para notarlo.
—Para —dijo Emma.
Y Travis se detuvo.
Ella saltó para bajar de él y se agachó. Tocó el suelo con las manos y acarició una marca en la tierra.
—Es la pisada de un tigre.
—¿Hay tigres en Hades City?
—No. Es el demonio, tomó forma de un mamífero. Los rastros son muy profundos y claros, no debe estar muy lejos. ¿Puedes rastrearlo?
Travis acercó el hocico a las pisadas y las olfateó.
—Es leve, pero puedo sentir su esencia. Es suficiente para seguirlo.
—Perfecto. Vamos.
Volvió a montarlo y él aceleró el paso para no perder el rastro. Emma tuvo que sostenerse bien del pelaje de la nuca de Travis para no caerse.
Llegaron hasta donde terminaban las pisadas. Había una gran bajada desde donde podían visualizar al animal. Era un tigre de bengala blanco, enorme, podía decirse que del tamaño de Travis. Se estaba alimentando de un cuerpo humano que seguramente él mismo había asesinado.
Emma sacó el arco de la espalda y una flecha con un tranquilizante. La colocó en posición y estiró la cuerda. Apuntó y, como un suspiro, la soltó. La flecha voló rápidamente por el aire y se clavó en el torso del tigre, que lentamente cayó desmayado.
La joven cayó en el suelo de un salto y bajó con cuidado. Travis hizo lo mismo. Al acercarse, notaron que se estaba alimentando de una persona, era un hombre mayor, de unos 70 años. Ellos estaban al tanto de las desapariciones y ataques de un animal salvaje que había en el pueblo, por lo que habían asumido que se trataba de un demonio que había tomado forma de animal. El cadáver tenía el estómago abierto y sus entrañas estaban por el suelo. Habían llegado demasiado tarde. Emma se acercó.
—Lamento que no llegáramos a tiempo, señor —le dijo al cuerpo mientras dibujaba una cruz en su frente con la sangre que salía de su estómago.
Sacó un cuchillo de su cinturón y degolló al tigre, que se convirtió en una bola de fuego flotante de color azul.
—Hazlo —le indicó a Travis.
Él se acercó lentamente y abrió su prominente mandíbula para devorar la llama. De un solo trago se lo comió. Esa era el alma de un demonio, de las cuales los familiares se alimentaban. Mientras más fuerte fuese el demonio, más fuerza absorbían los familiares.
—Delicioso —dijo Travis.
—Qué asco —agregó Emma—. Ve por las cosas, yo esperaré aquí.
—¿Por qué?
—No quiero dejarlo solo.
—¿Al anciano? Pero si es un cadáver, Emma.
—Voy a enterrarlo como es debido. No puedo dejarlo así. Además, no deben quedar pruebas.
—Como sea. Entonces pasaré a buscarte cuando termine — dijo Travis y salió trotando.
Emma estiró ambos brazos hacia el suelo y abrió sus manos.
—Solo surgere —recitó.
La tierra comenzó a elevarse hasta formar un profundo agujero, suficientemente grande y profundo para que cupiera el hombre. Hizo que la tierra flotante se posara a un costado del agujero. Volvió a acercarse al cuerpo y se agachó cerca de su cara. Lo miró detenidamente, los ojos eran negros y la piel estaba arrugada, el cabello, blanco, seguramente por el pasar de los años.
—Siento mucho que murieras de esta manera, espero que hayas tenido una vida plena y placentera —tomó aire—. Hodie facti sunt unius naturae —recitó, lo cual significaba «hoy te vuelves uno con la naturaleza».
Se alejó de él y elevó los brazos.
—Elevare —dijo, y el cuerpo yaciente en el suelo comenzó a elevarse.
Ella caminó y el cuerpo la seguía, lo guio hasta depositarlo suavemente en el agujero. Una vez que terminó de colocarlo correctamente, hizo que la tierra lo tapase.
Ya estaba hecho, lo había enterrado, pero aun así Emma sentía un enorme vacío en el pecho. Escuchó unos pasos detrás de ella y al darse vuelta una persona la golpeó en la cabeza con un bate. Lo siguiente que vio fue... oscuridad.
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Updated 20 Episodes
Comments
Maria Hernandez
hay Carajos quien sería el que la golpeoy
2022-07-06
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Marina Hinostroza
Nooo, la desmayaron...es que Travis no se dió cuenta o ella misma de esa presencia?
2021-07-29
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