La mañana llegó, Miranda despertó a la misma hora de siempre, preparo a sus hijos para el colegio, ella se preparo para ir al hospital, la familia de tres se sento en el comedor, tomaron el desayuno y después salieron de su casa en dirección de el colegio.
Los pequeños hijos de Miranda son su alegría, sus pilares para no darse por vencida.
Cuando José nació era muy feliz creyó que la felicidad que el llevaba a su hogar haría que ella y su esposo fueran más unidos, pero Eduardo se fue alejando cada día más de ella.
Tontamente creyó que con la llegada de Lily las cosas mejorarían, pero no fue así, para Eduardo embarazar por segunda vez a Miranda fue algo así como un error. Se acostó con su esposa por error, que gran maldita ironía.
Cuando Miranda escucho de los labios de su hermano donde estaba Eduardo mientras ella tenía un parto difícil le partió el corazón.
Si le hubieran dicho ese mismo día, ella no hubiera permanecido con Eduardo tres años más de su vida.
Pero no quería pensar más en él, algo en su interior de novia de un amor tan grande y fuerte al rencor que inundaba sus recuerdos.
Cuando hizo los trámites de cambio de apellido de sus hijos ella sentía un hoyo en el estómago, pero como iban destellador los recuerdos dolorosos iba tomando fuerza.
El día que tuvo audiencia con el juez después de platicar con él por largo tiempo, el juez pregunto, ¿por qué aguanto tanto señora?
Esa pregunta retumbaba en su mente...
En ese momento guardó silencio y bajo la vista, ahora lo sabe. Aguanto tanto "por idiota", solo alguien mal de la cabeza soporta que la maltraten como lo hizo Eduardo.
Después de un rato Miranda regreso a la realidad, el sonido de las risas que provenían de atrás del auto la hacían feliz, le daban fortaleza y le hacían ver un futuro brillante.
Miranda iba manejando tranquilamente, llegó al colegio, se estacionó en el lugar habitual, siempre llegaba antes para evitar el tráfico y poder despedir a sus hijos con calma, les deseaba buen día y les daba un beso, ellos hacían lo mismo.
Así como siempre Miranda los llevo a sus pequeños a la puerta de la escuela, se despidió de ellos y volvió a su auto.
Cuando estaba frente a su auto se sorprendió de ver a Eduardo recargado sobre la portezuela del conductor.
Se veía furioso, Miranda sintió un poco de temor, pero aún así lo disimulo y siguió dando pasos firmez.
La sorpresa de Miranda era enorme, cuando estuvo a un metro de Eduardo con voz firme y fuerte le hablo
-¡Quítate!
-No lo haré, te exijo una explicación.
-Tengo trabajo, tengo una familia que mantener, no me puedo dar el lujo de dejar mi trabajo tan casualmente como usted Licenciado Torre Blanca.
-¡Te dije que quiero una explicación y no me iré sin ella!
-¿Explicación?, ¿sobre qué?, no tengo nada que decir y nada más que tratar con usted, lo que le tenía que decir lo dije en el restaurante.
-¿Por qué te divorciarte de mi?
Miranda ya estaba irritada pues el tiempo pasaba y ella aún tenía cosas que hacer antes de llegar al hospital.
-Jajajaja -una risa estruendosa y algo exagerada salió de la boca de Miranda- sobre eso, no es obvio...
Eduardo se levantó del vehículo y se acercó a ella, la tomo de ambos hombros y con cara irritada gruño nuevamente.
-¿¡Por qué te divorciarte de mi!?
-No es obvio - repitio Miranda -¡por que deje de amarte!
Esas palabras resonaron en los oídos de Eduardo, no crea haber escuchado correctamente.Nuevamente gruño
-¿Qué acabas de decir?
-Lo que haz escuchado, ya no te amo y no quiero permanecer a tu lado ni un segundo más.
Miranda lucho para safarse del fuerte agarre de Eduardo, pero no podía, ella recordó que siempre llevaba conmigo una pequeña arma de defensa personal. Rebusco en el compartimento secreto de su bolso y le dijo nuevamente a Eduardo.
-No quiero permanecer tu lado ni un segundo más. ¡Sueltame!
Eduardo no podía contener su irá no podía soportar las palabras de Miranda y como un reflejo la atrajo a su cuerpo, la envolvió entre sus brazos y la beso en los labios apasionadamente.
Miranda abrió muy grande los ojos, no podía creer está muestra de dominación por parte de Eduardo.
Ella sintió latidos muy fuertes de su corazón, comenzaba a disfrutar el beso, era una muestra de afecto tan esperada por ella que su cuerpo no podía resistirse, como un flash recordó la última vez en el estacionamiento de la pastelería, así estaba besando a su amante, ella sintió náuseas y mordió el labio de Eduardo tan fuerte que lo hizo sangrar.
Eduardo la soltó y dio dos pasos atrás, sus ojos eran aún más destellantes que antes.
-¡Tu eres mi esposa!, ¿cómo te haz atrevido a lastimarme?, ¿estas loca?
Miranda conservaba el orgullo lastimado por el recuerdo de tantas infidelidades, urgo en su bolso y pudo abrir el compartimento, donde guardaba su gas pimienta.
Eduardo se limpio la boca con el dedo gordo de la mano, tenía un poco de sangre mezclada con saliva.
-¿Crees que por estar en un lugar público no te lastimaré?, tu eres mi mujer y regresarás a la casa conmigo, así te lleva arrastrando.
-Deberias guardar esa energía para tus amantes, que me toques con las mismas manos, que me beses con los mismos labios me asquea.¡Aléjate de mí para siempre! - grito Miranda.
Poco a poco la calle se había comenzado a llenar de padres de familia que llevaban a sus hijos al colegio, Miranda se sentía molesta y avergonzada.
Tenía las llaves de su auto en la mano, mientras Eduardo estaba a unos pasos de ella, abrió la portezuela y se suponía a subir al auto, fue en ese momento que el la halo del brazo, Miranda sintió dolor por la fuerza que Eduardo puso.
En la otra mano ella ya tenía la pequeña botella de gas pimienta, antes había dudado en usarla, pero al sentir dolor y ver que Eduardo no la soltaría por voluntad propia ella rocio el gas en el rostro de Eduardo que de inmediato la soltó.
Él dio unos pasos atrás frotándose la cara y maldiciendo, Miranda no espero no un segundo más y monto su auto y se fue de ese lugar, dejando a Eduardo gritando y maldiciendo.
Miranda llamo de inmediato a Nicolás, su voz se escuchaba nerviosa.
-Miranda ¿qué te paso?, ¡¿estas herida?! -respondio Nicolás preocupado al escucharla agitada.
-Estoy bien, Eduardo a venido a la escuela de los niños y me ha dado un gran susto.
-¿Te hizo algo?, ¿te lastimó?
-Realmente estoy buen, solo tiró de mi brazo y me duele un poco.
-Estoy no puede volver a pasar, te veo en la cafetería "Dulban" para ver tu brazo, ya voy saliendo estaré ahí en 15 minutos.
-Esta bien, ahí te veo.
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Updated 138 Episodes
Comments
julia ninoska lugo gonzalez
La dra es ella y él la va a revisar Jajajajjajajaja
2024-02-29
1
Rosario Rojas
Bien ella tiene que defenderse
2023-11-16
0
Patricia Jiménez Narváez
Este cimuando nacio lo dejaron golpear en la cabeza
2023-07-01
0