Lo que algún día fue un amor inconmensurable poco a poco se convirtió en un odio implacable.
El corazón aún le dolía pero por si misma, por haber permitido dejarse humillar y subestimar. Por ese hombre que ahora ante sus ojos no era más que una basura.
Para su desafortunada suerte, ese hombre tenía el apoyo de sus padres, o al menos eso creía Miranda.
Cuando fueron llamados para la cena, Miranda ya había platicado por cerca de una hora con su hermano, le platico una a una los sinsabores de su matrimonio.
Una a una las veces que fue ignorada en la calle por el hombre con el que compartía una casa e hijos.
El rencor en el corazón de Enrique aumentaba, y también el enojo con sus padres que si bien no sabían todo si tenían idea de lo que le pasaba a su hija.
Entonces hicieron un plan, ella tendría que investigar sobre propiedades, cuentas bancarias, todo los recursos que Eduardo había adquirido durante el matrimonio.
No dejarían que él tuviera beneficios de un matrimonio que repudiaba.
Enrique conseguiría al mejor abogado, sería una lucha legal difícil dado que Eduardo es abogado y los mejores abogados de la ciudad trabajan con él y los que no trabajan con él son amigos suyos, en la barra de abogados todos se conocen y tienen ciertas lealtades.
Si tan solo tuvieran la ayuda de su padre todo sería más sencillo.
Enrique y Miranda dejaron de hablar del tema, ambos bajarlo al comedor con su mejor actitud.
Cuando Miranda iba bajando se quedó sorprendida al ver al amigo de Miguel, era impresionantemente atractivo.
Es alto, de piel morena clara, una perfecta mandíbula cuadrada, tenía un suéter de cachemira en color negro, unos jeans en azul índigo y zapatos tenis ducati, un aspecto casual y despreocupado.
El clavo su mirada en Miranda, ella se sonrojo al instante.
Las piernas le temblaron, pero continuó bajando, ahora más lento y deteniéndose del barandal.
-¿Hija, estas bien?
-Si mamá, tuve un mareo, creo que estoy cansada.
-Bien baja con cuidado, que tu hermano te ayude.
Pero quien se dio prisa y dio ayuda a Miranda fue el desconocido, que se apresuró a subir las escaleras y tomó a Miranda por la cintura.
-Apóyate en mí
-Gracias - Miranda se sonrojo aún más, las manos le comenzaron a sudar. El dulce aroma del hombre llegó a su olfato, realmente se sentía hipnotizada.
-Si te sientes mal, deberías subir a tu habitación - Se apresuró a decir su madre
-No, no, es solo un mareo, con un poco de agua se me pasará.
-Bien, entonces descansa un poco en lo que sirven la comida.
El extraño la llevo a un sillón donde se sentó a su lado, la chica del servicio le acercó un vaso de agua, ella lo bebió con pequeños sorbos.
-¿Ya te sientes mejor? - Pregunto el extraño
Miranda asintió con la cabeza, realmente no se sentía mejor, todo lo contrario tener a ese hombre tan cerca y sentir su cuerpo tan cerca hizo que ella tuviera una reacción orgánica pero trataba de tranquilizarse.
Bebió toda el agua y pidió más, después de 5 minutos ya se sentía mejor.
El hombre la dejó en el sillón y se acercó a saludar a Enrique.
-Amigo, ¿cómo estás? , mucho tiempo sin verte.
- ¿Ustedes se conocen? - pregunto Miranda
-Si, nos conocemos, lo conocí en la escuela de negocios de Luxemburgo pero el estaba estudiando otra cosa.
En ese momento recordó que el recién llegado era abogado, el mejor de su país.
-¿Por qué estas aquí? - preguntó Enrique
-Miguel es un buen amigo mío y decidió tomar una vacaciones, y como el venía a su país pensé que sería buena idea conocer aquí.
-Ya veo, quiero que salgamos a comer, me gustaría consultar un asunto contigo.
-¡Oye, tu padre es Abogado por que no consultas conmigo! - Se apresuró a decir su padre.
-Padre, este es un asunto de la empresa tu sabes que el área de comercio internacional no son asuntos que tu bufete trate.
-Bueno, en eso tienes razón. - Admitió su padre - Miranda si ya te sientes mejor pasemos a la mesa.
-Si, ya me siento mejor.
- Miranda supe que ayer fue tu cumpleaños número 28, pero aún te ves tan joven y guapa y ya tienes dos niños, ¡waw!, el tiempo si que se va volando. - Dijo Miguel para entablar conversación con Miranda.
-Si, que rápido pasa el tiempo, pero me siento feliz de ser una madre joven así puedo disfrutar a mis hijos.
-¿Cómo te organizas con el trabajo y tus hijos?, tu esposo te debe de ayudar mucho.
Miranda realmente no sabía que contestar al respecto, su marido sólo era como un Tigre de papel.
Sin nada que decir sólo asintió y sonrió con una sonrisa incomoda.
No tuvo que decir mucho, todos los presentes sabían la situación de Miranda, los padres de Miranda no podían defender a su yerno, ni hacer algún comentario al respecto pues Enrique les lanzó una mirada desafiante.
Si ellos se atrevían a hablar bien de ese imbecil, Enrique estaría furioso y destaparía la verdad frente a su vecino y un extraño.
Por otra parte, Miguel siendo conocido de Miranda había escuchado muchos rumores sobre ella y el matrimonio que sus padres le impusieron, mientras que el extraño había visto a Miranda en alguna conferencia médica que se había transmitido en el extranjero.
Desde ese instante él quería conocer a la mujer, le tomó tiempo rastrearla pero cuando supo que su amigo era su vecino no dudo ni un segundo para hacer sus maletas e ir de viaje.
No esperaba que una mujer tan joven estuviera casada y tuviera hijos, de alguna forma se desánimo demasiado, pero al pláticar con Miguel y este hacerle saber sobre la situación real de Miranda el estaba decidido a buscar una oportunidad con ella.
-Disculpa no me he presentado mi nombre es Nicolas Bernhoeft, Miguel me comentó de tu cumpleaños, espero que no ser grosero traje esto para ti.
Nicolas saco de su bolsillo una caja pequeña que le entregó a Miranda.
-Anda ábrelo Miranda y agradece a nuestro invitado - Se apresuró a decir la madre de Miranda.
Ella abrió la pequeña caja, en su interior había unos pequeños aretes de diamante.
-Esto es mucho, no puedo recibirlos - Miranda regresaba la pequeña caja a Nicolas-Le agradezco pero son muy caros, no puedo tomarlos.
-Por favor aceptarlos, de no hacerlo no sé que haré con ellos.
Los padres de Miranda le lanzaban una mirada para que recibiera el obsequio, pues sería una grosería no recibirlos.
-Está bien, muchas gracias.
-Anda pontelos - Le dijo Nicolas.
Miranda coloco los aretes en su pequeñas orejas, los aretes le quedaban muy bien.
- Ahora una selfie con mi nueva amiga - Nicolas puso su rostro muy cerca del de Miranda, sacó su móvil y tomó la selfie, que posteriormente tendría como portada en su celular.
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Comments
Rosario Rojas
Hasta el momento se ve bien la novela
2023-11-16
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JOGXANDY BELLO
Oye porque en la vida real no pasa asi ?? uno termina con un papanatas y para encontrarse un principe es mision imposible 😒
2023-06-28
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Maria Correa Olaya
siempre hay alguien que desea amar a una mujer mientras que el otro imbécil la lastima
2023-03-20
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