Juegos peligrosos IX

¿Qué está pasando?

Al día siguiente en la escuela le pasé mi número a Benja y a un par de compañeros con los que me llevaba bien. Teniendo celular podía llamar a mis abuelos para pedir permiso para volver más tarde a casa. Benja me contó que tenía un nuevo videojuego y le pregunté si podía mostrármelo. Llamé a mi abuelo y después de que me autorizó volver para la hora de la cena fuimos a su casa. Máximo venía con nosotros en el colectivo y con unos compañeros de la escuela. Desde lo que había pasado en el cuarto de Benja no habíamos tenido la oportunidad de estar solos.

Ellos empezaron a hablarme, parecían muy curiosos. Había dos chicos que eran hermanos y que eran muy parecidos. Uno de ellos usaba lentes y se llamaba Jeremías y el otro Cristóbal, los dos tenían cabello corto, pero se peinaban diferente. También estaban Juan y Laura, al parecer eran novios. Porque ella se la pasaba llenándolo de caricias y mimos.

Laura era simpática, aunque a simple vista parecía la típica rubia carilinda. Cabello largo de color dorado y ojos azules como el cielo en un día despejado. Juan era parecido a mi amigo Miguel, usaba el pelo en la cara, pero sus cejas eran más prolijas

—Así que eres la famosa Any. Te imaginaba más alta —dijo el tal Cristóbal y todos rieron. Le pregunté por qué decía eso de “famosa” —. Benja y Maxí hablan mucho de ti y hasta ahora no había tenido el placer de conocerte pese a que vamos a la misma escuela —me explicó.

—Espero que digan cosas buenas de mí —les reclame mirándolos a ambos.

—A mí no se me ocurre nada malo de ti. Igual Cris lo hace para molestarte —dijo Máximo.

Benja iba escuchando su música, por lo que no prestaba atención a la conversación.

Ellos me llenaron de preguntas. Encima, al estar sentada al lado de Máximo, me ponía muy nerviosa. Por lo que, al llegar a la casa de Benja, trate de que él y yo fuéramos rápido a su dormitorio. Mi corazón parecía que iba a explotar al sentir todavía en mí el perfume de Máximo por el roce de nuestros cuerpos en el colectivo.

Mientras Benja y yo nos encerramos a jugar videojuegos, él y sus amigos se quedaron escuchando música en el comedor. Saber que estábamos tan cerca hacía que no pudiera concentrarme.

Benja estaba conectando las cosas para jugar cuando recibí una llamada de Miguel y aproveché a añadirlo a mis contactos. Me gustaba mucho tener teléfono celular. Igual, mis abuelos me llamaban a cada rato lo que me volvía en poco loca. La amiga de Máximo me había pedido mi número y me preguntó si había problema de que se lo pasara a él. Le dije que no y volví con Benja. Saber que Máximo iba a tener mi número me ponía nerviosa y me costaba aún más el concentrarme.

—Ves que no sabes jugar. No tienes que saltar así —dijo Benja, mientras que en el juego un conguito me comía.

—Entiendo lo que decís, pero no sé cómo hacer ese movimiento —dije tratando de seguir sus indicaciones con el joystick.

Me siguió molestando hasta que me hizo enojar. Le pedí que pasara él esa parte y me levanté de su cama. En ese momento, sin mirarme, me preguntó a donde iba.

—Voy al baño. ¿O también me vas a enseñar a hacer pis? —le pregunté un poco molesta.

—No digas pavadas. Si no supieras ir al baño usarías pañales —dijo y volvió al juego.

Me enojé y salí de la habitación refunfuñando. Al llegar al baño la amiga de Máximo, Laura, estaba pasando. Me vio hablar sola y me preguntó que me pasaba. Le conté que a veces Benja me sacaba de quicio y ella me hizo un comentario sobre lo normal que era eso en cualquier pareja.

—No somos novios, solamente somos amigos. Creo habérselos mencionado en el interrogatorio —dije corrigiéndola y haciendo alusión al colectivo.

—Huy… perdón. Maxí me había dicho que…–dijo y luego se cayó.

Pregunté molesta que era lo que Máximo le había dicho. Y pareció ponerse nerviosa. Lo trató de reparar diciendo que era probable que ella hubiera entendido mal y se fue.

Entré al baño pensando en eso. Máximo sabía que Benja y yo éramos amigos. ¿Entonces porque le había dicho que su hermano era mi novio a su amiga?

Al salir del baño vi a Máximo parado en la puerta esperando. Le indiqué que ya podía pasar.

—En realidad estaba esperando que salieras —dijo un poco inquieto.

Apoyó su mano en mi rostro y corrió un mechón de mi cabello. Empecé a temblar de solo sentir su piel rozando la mía.

—¿Ah, sí, y que necesitas? —dije intentando sonar interesante, pero creo que no lo logré por lo nerviosa que estaba.

—Me dijo Lau que le dijiste que Benja y vos son únicamente amigos —me afirmó medio nervioso.

—¿Qué? Sí, pero eso ya te lo había dicho —le contesté sorprendida.

—Me dijiste que no sabías si te gustaba —dijo y quité su mano de mi rostro. Su contacto no me dejaba pensar con claridad. Además, no me estaba gustando este jueguitos. ¿Qué era lo que pretendía? ¿Quería que me pusiera de novia con Benja?

—Maxí, te pregunto. ¿A ti que te importa si yo salgo con alguien o no? —le pregunté.

Él abrió grande los ojos y se puso serio.

—¿Te molesté de alguna manera? —me preguntó dándose cuenta de que me estaba enojando.

—Me molesta porque no me gustan las habladurías. Yo no tengo novio y no ando interesada en nadie. Así que no pongas palabras en mi boca que yo no dije. Por qué no te preocupas más por tu novia —le dije furiosa.

Parte de lo que había dicho era mentira. Era obvio que me gustaba él, pero no podía decirle eso, no ahora. Estar así hablando con él me hacía mal. Sentía una fuerte presión en mi pecho como si me faltara el aire.