Astrid trago en seco ante sus palabras, ese hombre realmente estaba apunto de follarla, eso era abuso, no quería, no quería perder su virginidad de esa manera, con un desconocido y en ese lugar.
- ¡No quiero! – Grito ella dándole una bofetada\, pero ni así el rey se detuvo.
El rey sujeto ambas manos y las alzo sobre ella, su vista nublada apenas lograba ver su rostro, sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien, pero no podía controlarse, se acomodó entre sus piernas, rozando sus intimidades.
Astrid soltó un gemido involuntario ante el roce, su cuerpo ardía de una manera incontrolable.
El rey no se contuvo más y entró en ella de solo una estocada, aunque quería ser gentil su salvaje deseo se lo impedía, estar en ella, sentir como apretaba empezó a volverlo loco, se movió con brusquedad, los gemidos de Astrid eran de dolor, no estaba disfrutando para nada su primera vez.
- Estúpido…dijiste que serías gentil – Gruño ella.
- Lo intento – Gruño El rey tratando de controlar sus movimientos.
Astrid empezó a olvidarse del dolor, su cuerpo se acostumbraba al tamaño de ese desconocido y empezaba a disfrutarlo, sentir sus movimientos bruscos comenzaban a darle placer ardiente, queriendo desear más, sus gemidos ya no eran de dolor, la pasión se había abierto en aquel momento, ella no envolvió sus piernas alrededor de sus caderas y empezó a moverse a la misma manera que él.
El rey disfrutaba cada estocada, entrar y salir de ella se había vuelto en el mayor de los placeres que jamás antes había experimentado.
Esa noche la Luna fue testigo de aquel momento, Astrid había perdido su virginidad con aquel desconocido, que era su rey Lycan.
El rey no logro ver su rostro por completo, pero tenía la ligera sospecha de quien era, así que una vez que lograra saciarse de ella se haría responsable, ella, aunque no fuera su pareja destinada, se convertiría en su Luna, ya lo había decidido y al parecer a su licántropo no le molestaba, pues ella estaba dándole el mejor de los placeres y saciando su apetito sexual por completo.
Pero ninguno de los dos se imaginaba, que el destino tenía otros planes para ellos, y después de esa noche no se volverían a ver por un largo tiempo.
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Cuatro años después
Astrid despertó con un fuerte dolor de cabeza, había dormido muy pocas horas, pero eso no era importante, tenía mucho que hacer ese día, entre ellas trabajar necesitaba el dinero para pagar el alquiler y la comida, no por ella sino por alguien en especial.
- ¡Mami! – Grito un pequeño de unos cuatro años\, de cabellos negros y ojos color azul como los de ella.
- Buenos días\, mi cachorro – Dijo Astrid rodeando en sus brazos al pequeño\, el fruto de aquella intensa noche en ese lago. - ¿Qué quieres desayunar? – Preguntó dándole un par de besos en sus mejillas rosadas.
- Panqueques- Dijo entre risas- Mami\, te amo mucho – Volvió a decir el pequeño y la abrazo.
- Y yo te amo a ti – Respondió al abrazo.
Después de aquella noche, Astrid escapo de ese hombre sin siquiera ver su rostro, no le interesaba, al volver a casa sus padres pudieron sentir el aroma de un hombre en ella, todo fue peor al ver que Leandro estaba ahí, la rechazó y repudió, de inmediato la desterró de la manada.
Sus padres sin poder evitarlo, le dieron sus ahorros para que ella viajara a casa de una tía lejana, pero Astrid no hizo eso, decidió que lo mejor era alejarse de todos, así que se instalo en una ciudad pequeña con los humanos, tiempo después se dio cuenta de que estaba embarazada.
La noticia la tomo por sorpresa, los ahorros que sus padres le dieron no durarían para siempre, así que por un momento pensó en abortarlo, pero se arrepintió estando en el quirófano, ese pequeño no tenía la culpa de la manera en la que fue concebido y ahora no se arrepentía de nada, la llegada de su cachorro alegro sus días grises y se convirtió en su razón de ser.
- Mami\, ¿Puedo acompañarte a tu trabajo hoy? – Preguntó el pequeño sacándola de sus pensamientos.
- No\, mi amor\, tienes que ir a la escuela – Respondió mientras se levantaba con él en brazos.
- Mami\, no quiero ir\, no me gusta esa escuela – Susurro el pequeño.
- ¿Por qué? – Preguntó Astrid caminando con el pequeño a la cocina.
- No me agradan los niños de ahí\, dicen que soy raro…- Susurro con su mirada baja.
Astrid suspiró, sabía que la vida humana sería difícil para su pequeño algún día, pero aun era un cachorro por lo que sus poderes de lobo aun no habían despertado.
- Alain\, no eres raro y no hagas caso a lo que te dicen los demás – Dijo acariciando su cabello negro\, que sabía que lo había heredado de su padre\, ese bastardo que se atrevió a abusar de ella hace cuatro años.
- Bueno – Dijo el niño resignado\, sin revelarle un pequeño secreto a su madre\, no quería preocuparla sabía que ya tenía mucho en su mente.
Astrid llevó al pequeño al colegio y después se fue a trabajar, su trabajo era de secretaria en una compañía que se dedicaba a la construcción, había entendido fácilmente sus funciones por lo que era muy eficaz en sus labores, además de que gracias a los beneficios es que el pequeño Alain podía estudiar en una escuela de paga, pues tenía una beca dada por la compañía.
- Señorita Cameron\, venga a mi oficina – Dijo su jefe\, un hombre de algunos treinta y tantos\, había cortejado a Astrid al inicio\, pero ella lo rechazo y se calmo al enterarse de que tenía un hijo.
Astrid se levanto y dirigió a su oficina, llevaba puesta una falda tipo tubo que hacía resaltar su figura.
- Dígame\, Señor – dijo con una sonrisa preparándose para tomar notas en su tablet.
- Esta despedida- Dijo de la nada.
Astrid lo miró incrédula, no podía decirle eso, no ahora que necesitaba tanto el trabajo.
- ¿Por qué? – Preguntó nerviosa.
- Recorte de personal- Respondió sin más- Pase a recursos humanos por su liquidación. Lo siento\, pero realmente estamos pasando por una crisis y solo podemos quedarnos con el personal con disponibilidad – Comentó al ver su rostro de asombro.
- Tengo disponibilidad…
- No la tienes- La interrumpió- Tienes un hijo y dado a eso no puedes dar horas extras\, así que bueno\, lo siento\, Astrid\, pero encontraras algo mejor – Sonrió y después se concentró en su laptop.
Astrid salió devastada después de recibir el cheque de su liquidación, podría cubrir algunas deudas y unos pagos de renta por adelantado, pero no podía costear el colegio de paga de Alain, por lo que tendría que cambiarlo a una pública.
Llego hasta el colegio para hacer todo el tramite de baja, ya no tenía caso seguir teniéndolo ahí más tiempo, también decidió llevárselo.
Ella esperaba tranquilamente a que su hijo llegara, cuando lo vio caminar hacía a ella, detrás de él venía la profesora, pero lo extraño fue que su pequeño venía murmurando algo, como si estuviera hablando solo.
- ¿Alain? – Lo llamó.
El pequeño levantó su mirada y sonrió, corrió a sus brazos y ella lo recibió con mucho amor.
- Te extrañe\, mami – Dijo emocionado el pequeño en brazos de su madre.
- Y yo a ti- Lo cargo y miro a la profesora\, se despidió de ella y se marchó con Alain en brazos que no dejaba de darle besos.
- ¿Mami saliste temprano del trabajo? – Pregunto Alain\, pues sabía que su madre iba por él hasta la tarde cuando ya no había ningún otro niño.
- Bueno\, digamos que tengo vacaciones- Mintió\, no quería que su pequeño se atormentara con los problemas – Por cierto\, Alain ¿Por qué estabas hablando solo? – Pregunto con curiosidad.
Alain la miro con sorpresa y tristeza, su pequeño cuerpo comenzó a temblar en sus brazos.
- Mami…no hablaba solo – Susurró con la mirada baja.
- ¿Qué quieres decir? – Pregunto Astrid con cierto temor en su pregunta.
- Hay alguien en mi mente\, dice que es mi amigo – Volvió a susurrar el pequeño Alain.
Astrid se detuvo en seco, eso no podía ser posible, hacía tantos años que ningún lobo tenía contacto con su lobo interior, así que su hijo no podría ser la excepción.
- ¿Qué te dice exactamente? – Preguntó ella tratando de ocultar sus nervios.
- Que es mi amigo y me va a cuidar…- El pequeño levanto la mirada con esperanza en sus ojos al ver que su madre le creía. – Mami\, no estoy loco\, en serio\, puedo escucharlo y él dice que tu debes creerme – Dijo el pequeño antes de que su madre dijera algo más.
- Si\, claro que te creo…ay por la Diosa – Dijo Astrid agobiada.
Ahora después de cuatro años, empezaba a preocuparse por la identidad del padre de su hijo, porque debía ser alguien con genes tan fuertes como para que su pequeño haya despertado a su lobo a temprana edad y sobre todo eso, que tenga comunicación con él.
Tenía que regresar al reino Greven y obtener respuestas, encontrar al padre de su pequeño cachorro, antes de que su lobo empezara a perder el control y lo lastimara.
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Comments
Mitsuki G
Oh qué perro el si puedo estarla engañando con su disque amiga pero ella llegando oliendo a alguien más y la expulsa sin saber que le pasó solo espero que el rey que tiene la sospecha de quién es al saber que la hecho lo haya castigado a el y a su zorra lo quitará del mando así esa zorra no logro ser luna con sus trampas y a ver si lo encuentra pronto ya que me imagino que ese cachorro los va a unir para tener a sus padres juntos solo espero que su regreso vea que esos dos les fue mal
2025-10-23
7
Lisbeth Gutierrez
que desgraciado es Leandro haciéndose el digno cuando el estaba con Catalina aún así todavia desterró a Astrid,.. que bueno que tuvo al bebé por lo visto tiene como súper poderes 🤭 debido a los genes del rey lycan
2025-10-24
3
Sary Mora
baia baia ya hay un cachorro 🙊
el fruto de una noche de pasión jejejeje aunque digas Astrid que te violo pero lo disfrutaste y eso que no sabes que a quien te comiste fue nadamás que el rey 👑
2025-10-24
3