MANSIÓN HARRIS
Oliver se levantó de improviso maldiciendo, otra vez tuvo la misma pesadilla que lo agobiaba desde la infancia, se frotó el rostro con ambas manos, era tarde, pero su amigo Henrry le había pedido acompañarlo a un club esa misma noche, se había quedado dormido un rato, ya que batallaba para dormir siempre. Ya eran las siete de la tarde no entendía porque no le dijo que no.
Se metió a la ducha, se vistió con calma, pero el sonido del teléfono lo desesperó, era Henrry le contestó que llegaba en 20 minutos, estaba fastidiado no tenía ganas de asistir a ningún lado, pero era mejor que meterse a su despacho, salió sin despedirse de nadie, llegando en el tiempo indicado, su amigo había reservado una exclusiva zona VIP, sabía que a Oliver no le gustaba verse con nadie.
Ordenó una botella con dos copas, mientras que Oliver miraba a su alrededor por los ventanales polarizados el ambiente que había en la planta baja, le llamó la atención una chica que se movía y cantaba con otra chica de acompañante, se le quedó viendo por unos segundos más, para después tomar un largo trago, ya que sentía la garganta seca, volvió a mirar hacia donde estaba la chica, pero ya no la encontró.
Katia estaba con dos copas encima, no era de tomar, ya se sentía un poco mareada por lo que decidió irse a mojarse el rostro, le preguntó a Mirna que si quería ir la cual estaba entretenida bailando, con otra copa encima la mano, sonriendo empezó a buscar por donde podía pasar esta lleno por todos lados, unos tomaban otros besaban a su pareja.
Oliver ya tenía un fuerte dolor de cabeza, pero Henrry sabía a qué se debía, vete a la habitación te mando tu medicina, Oliver sabía a qué se refería, aceptó pues tenía días sin follar y no le pareció mal, no te preocupes mandaré lo que te gusta Oliver asintió levantándose para ir a la habitación que preparaban para el.
Katia no encontró fácil lo que buscaba, le preguntó a uno de las chicas que llevaban las bebidas, que tenía nececidad de ir al baño, la joven le dijo que estaba inundado de personas por ahí, por lo que le sugirió ir a la planta VIP, le dijo por dónde podía llegar sin ser manoteada por tanta gente, Katia tomó el camino qué la chica le dijo.
Pero antes ni siquiera de llegar alguien la tomó echándosela en el hombro, se asustó pero después la bajó en lo que supuso era una habitación no pudo ver más ya que el hombre la arrinconó después de cerrar la puerta besándola como si fuera a devorarla, de tal forma que Katia la dejó sin aliento, la llevó a la cama, Katia alcanzó a ver los rasgos de ese enorme hombre, era bello sintió sus pectorales duros pero más duro tenía su erección.
Era un desconocido pero lo que le estaba haciendo sentir, el estúpido de su ex jamás pudo, se dejó llevar, al fin jamás se volverían a ver, el dolor que sentía por la grandeza de su falo era remplazada por un delicioso placer, el la miró un poco se dio cuenta que era la misma mujer que había observado en la planta baja, no podía dejar de moverse dentro de su pequeño coño, arremetió una y otra vez contra sus paredes que lo apretaban deliciosamente.
Katia no recuerda haber gozado con su ex así y el desconocido se lo estaba haciendo, después de una noche sin parar, lo vio respirar con calma estaba profundamente dormido, lo observó por unos instantes miró qué en su cuello tenía un pequeño tatuaje de una lágrima, era un hombre hermoso, se vistió saliendo del lugar.
Oliver despertó desorientado por unos segundos, volvió su rostro hacia su costado, la chica se había ido, una leve sonrisa se dibujó en su rostro, esa chica era especial nunca había sentido tanto placer con ninguna mujer antes.
Pero llamó su atención su descuido y descaro, estaba uno de los preservativos tirado en la alfombra, lo iba a levantar pero su rostro y sus ojos se abrieron se dio cuenta que se había roto por lo que suponía que toda su descarga ella la había recibido.
CUATRO AÑOS DESPUÉS:
>>¡Anda Floja el desayuno se te va a enfriar! Apúrate vas a llegar tarde al trabajo!<< Un rato más, contestó Katia envolviéndose con la manta hasta la cabeza, Mirna la descubrió, ¿mira quien dice que debemos traer la comida a casa? ¿verdad mi tesoro? le dijo con un mimo al pequeño que sonreía por los cariños que su tía le hacía.
>>¡Eso es chantaje!<< Se quejó fingiendo agravio mientras se levantaba, lo tomó en brazos estrujandolo contra su pecho sin hacer daño, le dió un tronado beso mientras el bebé sonreía, ¡Come Tu avena te dará energía, Le dijo Mirna trayendo consigo una mochila hay suficientes teteros, aquí está la fórmula pañales toallas húmedas y hasta sus dos juguetes preferidos.
Katia sonrió agradecida, no sabía cómo le hubiera hecho sin su amiga, ahora ella tenía que terminar sus estudios ya estaba a punto de graduarse, por eso se llevaba a su hijo con ella, gracias al dueño que al parecer su hijo le cayó muy bien, y dejó se lo llevara con ella, el pequeño era tranquilo, recordó como el señor Edward se le quedó mirando, diciendo que era igual a su hijo cuando estaba de esa edad.
Katia llegó a la Mansión, donde estaba trabajando hacia tres semanas, decorando toda la Mansión, el señor Edward había decidido modificar toda la casa, antes que llegara su hijo mayor del extranjero, y también ella quería terminar antes que llegara, según don Edward venía con su prometida.
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