CAPITULO UNO: EL COMIENZO DEL FIN

Mire mis manos ensangrentadas y solté el cuchillo que traía en mis manos, logrando hacer un sonido metálico por toda la habitación mis mejillas estaban mojadas por las lágrimas que había estado derramando, mi cabeza dolía y mis piernas flaqueaban, sabia que no faltaba mucho tiempo para desmayarme así que me acerque rápidamente al rostro ensangrentado de el tipo ese.

- esto no terminará aquí, te voy a encontrar desgraciado y te juro que la próxima no vivirás para contarlo... - le escupi el rostro y el parecía no estar en este planeta, seguramente estaría borracho, estaba segura que perdería la conciencia en cualquier momento, esperaba desde el fondo de mi corazón que no muriera, de esa forma no debía morir, él debía sufrir por haberle hecho daño a mi hermana.

Le pateé el estomago con la poca fuerza que me quedaba y de su boca salió más sangre.

Salí de ahí rápidamente hasta la otra habitación y tome a mi hermana entre mis brazos, ella lloraba.

- todo estará bien, te lo prometo - dije acariciando su cabello rubio.

Tan solo lloraba y asentía.

- debía hacerte.. hacerte caso - tartamudeó entre sollozos.

- no pequeña no te culpes - le dije llorando - ahora vámonos de aquí.

La tome de los brazos para ayudarla a caminar aunque seguramente yo estaba mas débil que ella.

Salimos a la calle dejando que el sucio y contaminado aire nos envolviera, pedí un taxi hasta el hospital y lo pagué con el poco dinero que tenía en los bolsillos de mi pantalón, el pago del día.

El taxi dobló en esquinas evitando el trafico, mi pequeña hermana ya había dejado de llorar y yo acariciaba su rostro.

Era aún una niña, acababa de cumplir los 14 y yo pronto cumpliría los 20.

En ese momento quise encerrarla en un burbuja donde nadie le hiciera daño, no quería que sufriera más, ella no se merecía esto, ella merecía algo mejor y yo se lo daría.

Lágrimas corrían por mi rostro a pesar de que pensé que ya no me quedaban mas fuerzas, las seque con furia y dolor.

El taxi estacionó en la entrada de emergencia, seguramente porque había notado la gravedad en la que nos encontrábamos.

Agradecí y baje junto con mi hermana, no había dado ni dos pasos cuando dos paramedicos se acercaron para ayudarnos.

Subieron a mi hermana a una camilla y hasta ese momento noté la sangre que corría por sus piernas.

Seguí la camilla rápidamente y los enfermeros me preguntaron que había pasado.

- alguien...la violó - al escuchar salir esas palabras de mi boca mi corazón se encogió, sentía cono si estrujaran mi alma y cada órgano de mi cuerpo.

Hubo silencio por parte de ellos, inconscientemente las lágrimas salieron de mis ojos nuevamente, y los sollozos hacían eco por los pasillos del hospital, mi pecho comenzó a doler con fuerza y un enfermero me ayudó a sentarme mientras se llevaban a mi hermana en la camilla, pero antes de poder decirle algo, mi vista se nubló.