Desapareció en combate

Todos se pusieron de pie y realizaron los correspondientes saludos.

— General Al–Hamdan, ¿ qué esta pasando?, pregunto ella tomando asiento en la cabecera de la mesa.

— Excelencia como bien sabe en el último año hemos estado trabajando en conjunto con el Servicio Secreto de Raleigh, controlando la actividad en Wadi Al-Rimal. Nuestro hombre lleva más de setenta y seis horas desaparecido.

Mariana frunció el ceño, Raleigh era un país moderno y había avanzado mucho, ella al igual que su padre tenían la firmeconvicción de que no podían construir un futuro destruyendo la tradición pero el problema radicaba en que en Wadi Al-Rimal se había transformado en la cuna de todo aquel que estaba encontrá de los avances y en los últimos cinco años desde que ella había sido nombrada como heredera todo había empeorado. En particular para Mariana, Wadi Al-Rimal era sinónimo de pérdida, su abuela Zulema había muerto ahi torturada por un grupo extremista.

— Como su consejero creo que es hora de tomar decisiones más drásticas exclamó Mahmoud Al– Thani líder del consejo.

— ¿Alguna prueba de que estén planeando una rebelión?, pregunto Mariana.

— Oficialmente ninguna solo rumores, exclamó el general Al–Hamdan.

— Creo que es hora de que el rey envíe al ejército exclamó el jefe del servicio secreto.

Mariana sopeso la idea unos minutos —Enviaremos un contingente de médicos, a realizar una campaña de vacunación y salud, tengo entendido que están a unos kilómetros de ahí, instruya a su personal General Al–Hamdan para que se unan a ellos, la misión será encontrar a nuestro hombre. Si no hay pruebas del complot no iniciaré un conflicto solo porque piensen diferente.

El silencio se instaló en la sala, los jefes se miraban unos a otros con cautela, conscientes de que no solo estaba en juego la desaparición de un hombre, sino la paz de Raleigh

— Con el debido respeto, Alteza, dijo el general Al–Hamdan, inclinando la cabeza.— Wadi Al-Rimal no es un enemigo extranjero. Es nuestro propio pueblo, pero rehúsan aceptar la autoridad del rey, sobre todo el hecho de que una mujer herede el trono.

Mariana mantuvo la mirada firme mientras apoyaba la mano sobre la mesa.

— Por eso mismo debemos actuar con cautela, general. Si enviamos al ejército confirmaremos sus temores, de qué queremos aplastarlos solo por pensar diferente y si por algo siempre me he caracterizado es por entender al que piensa diferente y respetar nuestras tradiciones.

Mahmoud Al—Thani, intervino desde la otra punta de la mesa.

— Excelencia, su visión es noble, pero mucho me temo que en Wadi Al-Rimal no verán nobleza en su decisión, verán debilidad. Su oposición ya no es solo contra las leyes de Raleigh, sino contra usted. Cada dia que se retrasa una acción contundente, ganan mas adeptos.

— De momento solo enviaremos a los médicos y asistencia, demostraremos que Raleigh no solo impone, sino que además protege al pueblo aunque piense diferente y mientras obtenemos información, intentaremos encontrar a nuestro hombre.

El jefe del servicio secreto se inclinó hacia adelante con un tono más áspero.

— Alteza, con el respeto que su investidura se merece, nuestro agente no tiene el lujo del tiempo. Si su desaparición se prolonga, no lo recuperaremos con vida.

Mariana se puso de pie lentamente .

— Entonces no perderemos mas tiempo, General organice de inmediato un convoy, el grupo de médicos ya se encuentra a unos kilómetros. Mientras los médicos atienden a la población, los médicos del ejército buscarán a nuestro agente, esta de mas decirle que quiero a sus mejores hombres, si estan entrenados en combate mucho mejor. — Mariana frunció el ceño.— Envíe al menos tres mujeres, al ver la expresión de los jefes.— Mariana sonrió.— Las mujeres suelen ser mas accesibles y no suelen desconfiar de otras mujeres.

El general asintió, en otras palabras la mujer solía ser mas cotilla.

La expresión de Mariana se endureció.—Wadi Al-Rimal es Raleigh. Son mi pueblo, no mi enemigo. Pero que quede claro; si alguien osa levantar la mano contra nuestros hombres, la respuesta será tan firme que nadie volverá a dudar de la fuerza de su gobernante.

Un murmullo de aprobación recorrió la mesa, y los oficiales inclinaron la cabeza en señal de respeto. La decisión estaba tomada.

 — Si bien no hay pruebas por el momento de una posible rebelión, comento el jefe del servicio secreto.

Queda claro que la resistencia a la autoridad de Su Excelencia, es muy grande. Informes previos hablan de reuniones clandestinas, sermones en contra de Su Excelencia y habladurías que intentan desacreditarla y mellar su autoridad.

Mahmoud Al–Thani, el consejero del Rey, y lider del consejo frunció el ceño.

—Esa es una de las mayores preocupaciones de Su Majestad, Alteza. Que, a su muerte, usted quede en una posición frágil, rodeada de enemigos internos que no reconocerán su legitimidad.

Mariana respiró hondo, consciente de que la herida que se abría en aquella mesa no era militar, sino política.

—Mi legitimidad no dependerá de quienes me acepten o me rechacen, sino de cómo gobierne Raleigh. Mi deber es con el pueblo entero, no con quienes aplauden o murmuran a mis espaldas.

El general Al–Hamdan golpeó la mesa suavemente con los nudillos.

—Tal vez lo que necesitamos es un nuevo espía. Alguien que pueda infiltrarse donde nuestro hombre cayó, alguien con menos riesgos de ser detectado.

Mariana lo miró con severidad.

—Si nuestro espía fue descubierto, estarán más alerta. Enviar otro sería entregar otra vida al enemigo. No sumaré un conflicto a los que ya tenemos.

El jefe del servicio secreto asintió, con resignación.

—Entonces, ¿qué propone, Alteza?

—De momento solo irán los médicos —replicó Mariana, sin dudar. La misión principal será llevar ayuda, pero las instrucciones secundarias están claras, buscar a nuestro agente o indicios de lo que pasó con él.

Recogió los documentos frente a ella.

—Mientras tanto, analizaré posibles candidatos para futuras misiones de inteligencia. Con calma, con estrategia, y sin dar un paso que pueda poner en duda la estabilidad de Raleigh. Es claro que si algo se está gestando estaran mas alerta.

Los jefes inclinaron la cabeza, en señal de respeto...

Mientras el coche avanzaba sobre las calles iluminadas de Rhaydan, una idea se repetía en la cabeza de Mariana, el trono nunca había estado destinado para ella, pero era el destino trazado.

Malek su hermano mayor, durante años había instruido para ser el rey. Era disciplinado, íntegro, amado por su pueblo, pero las malas decisiones sobre su vida personal lo hicieron dudar, tras un año sabático, Malek descubrió que por mas amor que tenia por su pueblo, mas amor tenía por su familia. Malek adoraba ser padre, enseñarles a montar en bicicleta o a caballo, acompañarlos dia a dia. Y si bien Khalil Hazbun había sido un excelente padre, Raleigh siempre estuvo por encima de todo. Y por eso Malek renunció, gobernar significaba sacrificar lo que más amaba.

Entonces la corona recayó en Jalil, su libertino hermano, quien acepto mas por obligación que por sentirlo. El príncipe soñador siguió con sus juegos de caprichos y excesos, al final decidió sincerarse consigo mismo, haciéndose a un lado.

 Y la corona terminó sobre su cabeza.

Mariana suspiró, hoy el peso del legado recaía sobre ella, ni su hermana gemela Constanza ni su hermana menor Rosse se habían interesados en los asuntos de Raleigh. Asi que tras la sanción de una ley, ahi estaba ella. Mariana Hazbun la heredera legítima, no había vuelta atras, durante los últimos cinco años comenzó a formarse para lo inevitable, ingreso al ejército aunque como médico ya había estado en el. Hoy se formaba en táctica y estrategia, porque algún día sería la comandante en jefe y Raleigh la miraría a los ojos no como mujer sino como soberana.

El coche se detuvo frente al palacio, Mariana apartó todo pensamiento y peso de quien carga el futuro de una nación sobre sus hombros.

Apenas cruzó la puerta el sonido del piano la hizo sonreír. Su bella y dulce Zuleyka estaba tocando suavemente para deleite de sus abuelos, Khalil y Amira escuchaban embelesados las melodías mientras cuidaban de sus nietos.

El primero en notar la presencia de Mariana fue Henry, su hijo menor de casi tres años. Mariana lo tomo en brazos, el pequeño tenía los ojos negros de su padre, Asher y un cabello castaño claro atravesado por mechones mas claros, sin duda era igual a su marido.

— ¿Cómo te has portado hoy?, pregunto mientras lo besaba en la frente.

—¡Horrible!, exclamó Khalil, su hijo poniéndose de pie para abrazarla. Con apenas cuatro años aquel pequeño príncipe ya mostraba su porte natural; ojos celeste como el cielo que resaltaban mas contrastando con su pelo negro azabache y el dorado de sus piel, sin duda heredado de ella. Mariana sonrió y besó la frente de su heredero.

— Es cierto, mamá, la abuela ha tenido que regañarlo, exclamó Zuleyka con la madurez de sus nueve años, mientras dejaba el piano.

Mariana beso a su hija.— Cada dia tocas mejor mi adorada Zuzu...

El comedor del palacio, habia quedado sumido en el silencio. Las copas de cristales reflejaban la tenue luz del techo, y el aroma a cafe cardamomo flotaba aún en el aire.

Los niños ya dormían en sus habitaciones, bajo el cuidado de las niñeras, Mariana aprovechó que estaba sola junto a su padre.

Khalil, ya mayor pero con la misma firmeza en la mirada que lo había convertido en un Emir respetado dentro y fuera de Raleigh, permanecía en silencio escuchando a su hija mientras repasaban los asuntos del reino.

—Padre, debemos hablar de Wadi Al-Rimal.

El rey levantó la vista y la observó con atención.

—El informe que recibí es preocupante, comento él —. La resistencia allí no se disfraza más de simple descontento. La desaparición de nuestro agente podria confirmar que no solo se trata de palabras.

Mariana asintió despacio.

— Si bien decidi el envío del convoy médico, se que puede ser interpretado como un gesto de buena voluntad… o como una muestra de debilidad.

El rey suspiró y se recostó en su silla.

—Supongo tu cuñado, ira al frente, el marido de Constanza era medico. Sabrá manejar la situación.

Mariana apretó las manos sobre su regazo. Recordaba bien sus años en la facultad de medicina, los largos turnos en el hospital junto a Kamal, el respeto que siempre había sentido por su vocación. Pero ahora, la medicina estaba cruzándose con la política y la guerra.

—No cuestiono su capacidad, padre —dijo con firmeza—, mucho me temo que el problema en Wadi Al-Rimal es más profundo. No se trat de tradición, sino de rebeldes . Ellos jamás aceptarán que algún día una mujer sea su reina.

El silencio cayó entre ambos, pesado como el mármol del palacio.

Khalil la miró en silencio unos instantes, con el orgullo y la preocupación mezclados en sus ojos.

—Entonces, hija mía, es hora de que demuestres que puedes reinar incluso con los que más te rechazan.

— Los jefes sugieren dejar el asunto en manos del ejército, pero aun no hay pruebas de que se esté gestando una rebelión, exclamó Mariana.

 — Yo tampoco quiero que Raleigh se desgarre en una guerra interna. Por eso, he tomado una decisión. Tu coronación será en dos meses. El anuncio oficial se hará mañana.

Mariana contuvo el aliento, consciente de que ese paso cambiaría para siempre la vida de Raleigh y la suya propia.

—Me retiraré para disfrutar de mis nietos —continuó Khalil, con una serenidad que ocultaba la nostalgia—. Pero mientras tanto, tendré margen para maniobrar. Si algo llegara a suceder, no estarás sola.

Aunque en su corazón sabía que su hija tenía la fortaleza suficiente para cargar con todo, el rey no quería abandonarla sin respaldo. Esa certeza se reflejaba en la mirada orgullosa con la que la observaba.

Esa noche, después de ducharse, Mariana se metió a la cama. Encendió su laptop y tras unos segundos, el rostro de su esposo apareció en la pantalla, Asher se encontraba en su lujosa mansión en Moscú, por asuntos de negocios.

—¡Princesa! —saludó él con una sonrisa arrogante.

Mariana respondió con una sonrisa enorme. Conversaron algunos minutos sobre sus hijos, el mal comportamiento de Henry a quien su padre regañaría en cuanto regresara, y de asuntos familiares, liego del adios el silencio volvió a envolver la habitación.

Entonces, con gesto decidido, Mariana tomó las carpetas de los distintos candidatos para la misión encubierta en Wadi Al-Rimal. La noche sería larga, y ella sabía que cada nombre sobre esas hojas podía marcar el destino de Raleigh, pero Mariana no se decidia por ninguno.

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Comments

PATUBELA

PATUBELA

Mariana no solo tendrá el trono por herencia, sino que, tiene que ganarlo demostrando su valor y determinación hasta que al pueblo no le quede ninguna duda

2025-09-29

15

PATUBELA

PATUBELA

y entre chisme y chisme alguna suelta la sopa 🤭

2025-09-29

11

PATUBELA

PATUBELA

A un grupo radical hay que tratarlo en consecuencia, no con paños de agua tibia. Mano dura!!

2025-09-29

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