Andrew
El peso en mi cuerpo era abrumador al despertar. Era como si algo me estuviera reteniendo en la cama, una fuerza invisible que no podía explicar. Abrí los ojos lentamente, y la luz tenue de la mañana se filtró por las cortinas, haciéndome parpadear.
Mi lobo estaba inquieto desde el amanecer; lo sentía moverse, gruñir bajo la superficie de mi conciencia, como si estuviera en alerta por algo que yo aún no lograba percibir.
Sacudí la cabeza, tratando de despejar la niebla de mi mente. No podía permitirme el lujo de quedarme acostado todo el día, no con las responsabilidades que tenía.
Ser alfa no era un privilegio, era una carga constante.
Mi manada dependía de mí, y cualquier cosa que mi lobo percibiera, debía ser evaluada con seriedad. Aun así, no quería alarmarme sin motivos.
Tal vez solo estaba cansado.
Tal vez la luna llena de hace unos días aún tenía efectos residuales en mí.
Me levanté y me dirigí al baño. El agua fría contra mi rostro ayudó a despejar mis pensamientos, pero no logró calmar por completo la sensación de incomodidad en mi pecho.
Bajé las escaleras hacia la cocina, donde el aroma del café recién hecho me golpeó como un bálsamo momentáneo.
Mi beta, Luke, estaba sentado en la barra, tomando un sorbo de su taza mientras hojeaba unos papeles.
Mis padres, ambos pilares fundamentales de la manada, estaban sentados en la mesa, discutiendo algo en voz baja. Sus miradas se alzaron cuando entré, y una sonrisa apareció en el rostro de mi madre, aunque sus ojos parecían preocupados.
—Andrew, buenos días —dijo mi padre con su voz grave, siempre autoritaria, pero no carente de calidez.
—Buenos días —respondí mientras servía una taza de café y me unía a ellos.
Luke levantó la vista de los papeles y me lanzó una mirada curiosa.
—Te ves cansado —comentó.
—Lo estoy. Mi lobo está extraño esta mañana. No sé por qué, pero tengo una sensación... no sé, inquietante —respondí, restándole importancia con un movimiento de la mano. No quería preocuparlos sin pruebas concretas.
—Puede que tenga razón para estarlo —dijo mi padre mientras intercambiaba una mirada con mi madre. Ella asintió, y mi padre continuó—. Los humanos están acercándose más al bosque. Cada vez hay más exploradores, cazadores y turistas merodeando por las áreas cercanas. No podemos permitir que encuentren los límites de nuestro territorio.
—¿Alguna señal de que estén cerca? —pregunté, mi tono volviéndose más firme, el alfa en mí tomando el control.
—Aún no han cruzado los límites, pero cada vez están más cerca. Ayer encontramos huellas frescas en el sendero sur. Un grupo de leñadores, probablemente —respondió Luke.
Gruñí en silencio, apretando los dientes. Los humanos nunca sabían cuándo detenerse. Aunque no tuvieran idea de nuestra existencia, sus acciones eran una amenaza constante para nuestra seguridad. No podíamos permitirnos el lujo de ser descubiertos.
—Entonces vamos a asegurarnos de que se mantengan alejados —dije, mi voz cargada de decisión.
Terminamos el café y nos dirigimos al bosque. Luke y yo encabezamos la pequeña patrulla mientras mis padres se quedaban en la casa para coordinar cualquier emergencia. Caminamos en silencio entre los árboles, atentos a cualquier rastro humano.
El bosque era nuestro hogar, nuestro refugio, y aunque los humanos lo consideraran simplemente un paisaje pintoresco, para nosotros era mucho más.
El sendero sur estaba tranquilo, al menos en apariencia. Encontramos algunas huellas frescas, tal como Luke había dicho, y eso me hizo apretar los puños. ¿Cuánto tiempo más antes de que alguien decidiera explorar demasiado?
Mientras inspeccionábamos el área, un olor extraño me golpeó de repente, era como una explosión en mi cabeza, algo tan poderoso y desconcertante que me hizo detenerme en seco.
Mi lobo reaccionó de inmediato, lanzándose hacia la superficie como un torrente indomable. Mis manos comenzaron a temblar, y mi visión se volvió borrosa por un instante.
—¿Andrew? —preguntó Luke, deteniéndose a mi lado. Su tono era cauteloso, preocupado.
Respiré hondo, luchando por controlar mi transformación, mi lobo estaba furioso, desesperado, y no tenía idea de por qué. Era como si estuviera respondiendo a algo que mi mente aún no podía procesar.
—Estoy bien —dije finalmente, aunque mi voz sonaba tensa. Mi beta no parecía convencido, pero no insistió.
—¿Qué fue eso? —preguntó, frunciendo el ceño.
—No lo sé. Mi lobo ha estado raro desde esta mañana, quizás es solo el estrés —mentí. No quería admitir que no tenía idea de lo que estaba pasando.
Después de unos minutos, logré calmarme lo suficiente como para continuar, pero el olor persistía, débil pero inconfundible, como un eco en mi mente.
Terminamos nuestra patrulla sin más incidentes y regresamos a la manada, pero mientras caminábamos de vuelta, mi mente seguía atrapada en ese aroma, en la reacción salvaje de mi lobo.
Algo estaba cambiando, algo que aún no lograba entender y aunque intenté restarle importancia, una pequeña voz en mi interior me decía que nada volvería a ser igual.
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Updated 25 Episodes
Comments
tamaky
Ciertamente
2025-10-08
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