El estudio de Darién olía a cuero, libros viejos y humo a leña, era su refugio, el único espacio en la casa donde no se permitían las risas, ni los comentarios de la manada, allí entre papeles y libros se refugiaba de todo lo que no podía controlar.
Ayelén entró despacio, cerrando la puerta con suavidad, llevaba puesta una bata de seda roja ligera como un suspiro, su cabello castaño caía en ondas sueltas sobre los hombros y en sus ojos ámbar brillaba una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
Darién levantó la vista de los documentos y se quedó mirándola, por un instante el alfa que siempre mostraba al mundo desapareció, dejando ver al hombre que dudaba de sí mismo.
Ella avanzó con pasos silenciosos, y al llegar al frente del escritorio, se inclinó un poco, posando la mano sobre los papeles que él intentaba leer.
--- Darién,--- murmuro Ayelén, en voz baja
Él la observó con la mandíbula tensa, se dilataron ante la cercanía, como si algo en su interior lo empujara a reaccionar, se puso de pie, rodeando el escritorio y sin pensar tomo los cordones de la bata desatándolos con brusquedad.
La tela cayó ligeramente, revelando la piel de su hombro y Darién la beso, un beso cargado de ansiedad, de deseo contenido, pero apenas duro unos segundos, de pronto se apartó, como si hubiera tocado fuego, su lobo interior rugió.
Retrocedió dos pasos, con el pecho agitado...
---¿Por qué insistes? Sabes que no puedo,--- su voz era áspera, cargada de frustración.
Ayelén lo miro con un nudo en la garganta,--- la manada exige un heredero y dicen que es mi culpa, todos me señalan, Darién, me llaman estéril, me miran con desprecio,--- su voz tembló, pero sus ojos no vacilaron.
Él apretó los puños con fuerza, los nudillos blanqueando, cerro los ojos y respiro hondo como si necesitara contener el rugido que amenazaba con salir.
-- No puedo,--- repitió Darién casi en un susurro con la vergüenza pesando en cada sílaba.
Un silencio denso se instaló entre ellos, solo el crepitar de la leña en la chimenea se atrevía a interrumpirlo.
Entonces Ayelén dio un paso al frente con la decisión marcada en el rostro,--- entonces solo queda un camino,---
Darién abrió los ojos y la miro con desconcierto, había dolor en sus facciones, pero también un atisbo de curiosidad. ---¿qué camino?,---
Ayelén se armó de valor,--- una inseminación artificial, solo tú y, yo lo sabremos,--- pronuncio cada palabra despacio como si fueran dagas lanzadas al aire.
L a idea quedo suspendida entre ellos como un eco que no se atrevía a morir.
Darién la miro incrédulo era un alfa, un líder, criado bajo tradiciones férreas, donde los hijos debían ser el fruto del vínculo carnal entre compañeros, la sola palabra inseminación era impensable en el mundo de los lobos.
---¿Estás escuchándote, Ayelén? Eso... eso es profanar la tradición,--- su voz era baja, pero temblaba de ira contenida.
Ayelén le sostuvo la mirada,--- ¿más profano que vivir un matrimonio vacío? ¿Más profano que cargar yo con la culpa de tu impotencia?,---
Darién dio un paso hacia ella fulminándola con la mirada,---¡basta!,--- bramo
Pero Ayelén no se inmutó, ya había pasado demasiado tiempo siendo la dócil luna, la esposa callada, ahora estaba acorralada y una loba acorralada podría volverse peligrosa.
--- No es ni por ti, ni por mí, es por la manada, necesitan un heredero, si lo consigo nadie volverá a señalarnos, nadie volverá a mirarme como si fuera una vergüenza,--- dijo Ayelén con firmeza
El alfa respiro con dificultad, como si cada palabra de ella fuera un golpe directo a su orgullo,---¿y de quién?, ¿de quién sería el esperma?,--- pregunto con la voz ronca.
Ayelén bajo la mirada,--- Eso no importa, nadie lo sabrá, solo necesitamos un donante... anónimo, un procedimiento discreto, para la manada el hijo será tuyo,---
Darién la miro largo rato, como si luchara consigo mismo, su rostro se endureció, pero en sus ojos brillaba el dolor de un hombre, un lobo que sabía que había perdido.
Esa noche Darién no durmió, vago por la casa, con el ceño fruncido y el alma desgarrada, se detuvo frente al espejo y golpeo el vidrio con rabia,---¡maldita sea!,---
No podía negar la verdad, su cuerpo lo traicionaba y la manada no esperaría para siempre, ya había rumores, dudas que se extendían como fuego en la pradera, si Ayelén no quedaba embarazada pronto, su liderazgo se vería cuestionado.
Y, sin embargo, la idea de que otro lobo, aunque fuera anónimo, diera su esperma para engendrar al heredero lo desgarraba por dentro.
Al día siguiente Ayelén se levantó temprano, preparo café, se vistió con una sobriedad distinta y lo espero en la sala, cuando Darién entro, con el rostro ojeroso y la mirada perdida, ella lo recibió con calma que ocultaba su nerviosismo.
--- Ya lo he arreglado,--- dijo Ayelén sin rodeos
Él la miró confundido,---¿qué has hecho?,---
--- Conozco a una doctora del clan vecino, discreta, confiable, ella puede ayudarnos, nadie sabrá la verdad,--- respondió Ayelén
Darién apretó la mandíbula,---¿y si alguien o descubre?,---
--- No lo harán, yo cargare con el secreto, yo protegeré tu nombre, Darién,--- respondió Ayelén con convicción.
Por primera vez en mucho tiempo él se sintió derrotado, la luna que había creído sumisa lo estaba guiando a un abismo donde él ya no tenía control.
Los días siguientes fueron un torbellino de nervios, Ayelén viajo en secreto, amparada en excusas de tratamientos medicinales, la doctora la recibió en una cabaña apartada, con mano firmes y mirada comprensiva.
--- He visto muchas lunas pasar por lo mismo, la manada exige hijos, pero nunca entienden que a veces los problemas no son de las lobas,--- le dijo mientras preparaba los instrumentos
Ayelén cerro los ojos mientras el procedimiento comenzaba, su corazón latía con fuerza, estaba cruzando un límite invisible, desafiando la tradición de los lobos, pero al mismo tiempo sentía que recuperaba un poco de poder sobre su destino.
Cuando termino la doctora le sonrió con suavidad,--- ahora lo demás queda en manos de la luna,---
Al volver, Darién la miro, pasaban los días en silencio, cada uno atrapado en su propio infierno, él temiendo que todo saliera a la luz, ella esperando con ansias y miedo cualquier señal de vida en su vientre.
Y entonces una mañana, mientras se vestía frente al espejo, sintió una punzada distinta en su interior, un calor, una certeza, llevo una mano a su abdomen y una sonrisa temblorosa se escapó de sus labios.
--- Lo, logre,--- susurro
´´lo logramos´´, dijo Irem su loba interna
Ayelén estaba embarazada...
Y aunque el mundo entero pensara que era el hijo del alfa, solo ella sabía que la verdad estaba escrita en la sangre de un desconocido.
Lo que aún ignoraba era que ese ´´desconocido´´ no lo era tanto y que aquel secreto transformaría su vida y la de la manada para siempre.
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Comments
Kim Nava
omg el verdadero padre quien será
entonces el Alfa no pude dar hijos estéril
o sólo no quiera tenerlos con Ayelen
2025-08-26
4
Lucia Feliciano Falcao
Al parecer Darién nunca tuvo relaciones sexuales, Ayelen no es su loba,y el de el la rechaza 🐺🐺.😏😏
2025-09-28
1
Melisuga
A este alfa no le gustan las hembras. No tengo pruebas pero creo que ese es su gran conflicto.
2025-09-03
0