Capitulo 5:Caceria de brujas

Amigos. Si, eso era lo que éramos.

Con el paso del tiempo Leiah parecía estar más cómodo a mi alrededor, parecía abrirse hacia mí, así como yo a él.

Estábamos juntos todos los días, he incluso me dejaba ayudarlo a cuidar de su hermanita, lo cual era un gran avance. Leiah confiaba en mí, estaba bajando la guardia, estaba comenzando a ver este lugar como lo que era.

Su hogar.

Leiah cumplió 17 años y aunque el se habia negado, habia construido un anexo detras de su casa para que el pudiera desarrollar su magia como regalo. Leiah era un gran mago, alguien con un potencial poderoso. Uno que no podia desarrollar con libertad en su pequeña casa. Y aunque mi madre les habia ofrecido mudarse a una casa mas grande con jardin trasero. Ellos se habian negado.

Leiah se había negado una y otra vez a que me tomara tantas molestias por él. No quería ser una carga. El no podía comprenderlo. Él jamás sería una carga para mí. Ya no era solo porque fuera mi compañero. Porque su olor me hipnotizara. O por la calidez que exclusivamente sentía a su lado.

Era simplemente porque era él.

Por su manera tan testaruda de querer hacerse cargo de todo. Por lo astuto que era al leer a las personas. Por aquel instinto de supervivencia. Por su manera de amar a su familia. Porque jamas rompía una promesa.

Porque cuando lo veia. Podia verme a mi mismo. Porque el era yo, y yo era el.

Eramos tan iguales y a la vez tan diferentes.

Todo parecía ir en calma, hasta aquella tarde.

La noticia de que una carta habia llegado a manos de mi madre con un sello maldito llego a nuestros oidos. Era evidente de donde venia y mas aun cuando fuimos consientes de lo poseía.

...Sabemos donde estan y lo que esconden. El asesino de nuestro dios recibirá una muerte prematura. Lo cazaremos y enviaremos al inframundo a recibir su castigo. Si no lo entregan, la ira del dios del inframundo caerá sobre ustedes. No descansaremos hasta acabar con el....

Esas personas eran estúpidas. Se atrevían a hablar en mi nombre. Tenían el descaro de llamar dios al pedazo de escoria que había torturado a su familia por años. Estos imbéciles me recordaron porque los odiaba. Porque había pasado tanto tiempo torturándolos.

Tomaban mi magia por deseos egoístas, incluso ofreciendo sus propias vidas para dañar las de otros.

Se habian metido con la persona equivocada.

Mis ojos se clavaron en Leiah de pie detrás del mueble con su hermana en sus brazos. Mi padre Azuma se detuvo a su lado y palmeo su hombro suavemente, le sonrió y susurro palabras de aliento, estiro sus manos hacia él y Leiah sin dudarlo dejo que tomara a la niña.

Eso definitivamente era una mala señal.

Mi madre seguia enfrascada en una conversacion con mar, pero toda mi atencion estaba en Leiah. En la forma en que sus hombros se encorvaban, su rostro hacia el suelo, la oscuridad que lo rodeaba como un tormento. Y de repente se dio la vuelta y abandono la habitacion en completo silencio.

Lo segui sin dudarlo. Salimos al jardin, tome su mano rapidamente deteniendo su caminar, pero el nunca volteo hacia mi. Su cabello ya largo tapando su rostro.

—A donde crees que vas, Leiah?

—Yo... déjeme ir, alteza.

—A donde?... ¿ A donde iras, Leiah?

—Voy a entregarme a ellos.

Sus palabras incendiaron mi interior. Lo jale del brazo, su cuerpo se inclino hacia mi y entonces aquellos ojos violetas me miraron humedecidos por sus lagrimas.

—No iras a ningun maldito lado.

El nego—Lo hare... no voy a arrastrarlos con esto, ellos solo me quieren a mi. Es el castigo que tengo que recibir, ustedes no tienen nada que ver en esto. Voy a entregarme y ellos los dejaran en paz, dejaran de perseguir a mi madre y nadie saldrá dañado.

—No te dejare hacerlo.

—No necesito su permiso, alteza—sus ojos me miraron desafiantes.

—Nunca dije que lo necesitaras. Eres libre de tomar la decision que quieras... asi mismo yo soy libre de evitarlo—lo tome de las mejillas acercando su rostro al mio, un suspiro escapo de sus labios, sus ojos se cerraron casi por inercia, como si el tambien pudiera sentir la explosión de sensaciones que tenia cada vez que mi piel rozaba la suya—es que no lo entiendes? No estas solo, nunca mas estaras solo, porque estoy contigo, soy capaz de quemar el mundo entero por hacerte feliz, por traer paz a tu vida. No dejare que sigan atormentando tu mente.

El negó, sus ojos se abrieron y por primera vez me miraron indefensos, temerosos.

—No quiero que lo lastimen, ellos poseen magia negra—sus manos tomaron las mias aferrándose a mi—no puedo ponerlo en peligro alteza.

—Ellos no son los unicos que poseen magia negra. Y yo no solo la poseo... yo la cree.

Sus ojos me miraron confundidos, me aleje de su rostro y tome su mano. Caminamos de nuevo dentro de la casa. Nos detuvimos en el salon de la mansion, podia escuchar las voces de mis padres en la oficina. Mark seguia ahi de pie en el salon, sus ojos me miraron y asintio. Mark lo sabia, haria lo que fuera por mantener a mi pareja segura.

—Quedate aqui cariño—mis manos tomaron las suyas y lo ayude a sentarse—hablare con mi madre y volvere—Leiah asintio en silencio—mark, quedate con el por favor, no lo pierdas de vista—el asintio.

—No necesitas vigilarme alteza, te esperare—sus manos acariciaron las mias y sonrio—confio en usted.

Mi mano acaricio su mejilla con dulzura. El no sabia lo que aquellas palabras causaban en mi interior.

—No te vigilo cariño, te cuido... volvere.

Solte sus manos, le di una ultima mirada a mark y sali de la habitacion. Camine por el pasillo hasta detenerme en la puerta de la oficina, tome la perilla y la gire. Todas las miradas se clavaron en mi. Mis padres, mi madre, mar.

Entre a la habitacion directo hacia mi madre, me detuve a solo unos pasos de ella, nos miramos a los ojos.

—Madre... tengo una peticion.

Ella asintio—Claro cariño, dime.

—Deja que me encargue.

sus ojos se abrieron en sorpresa—Que?

—Deja que me haga cargo de los brujos.

El lugar se quedo en silencio. Mi madre miro a mis padres, sus ojos vidriosos, estaban comunicándose en la soledad de sus cabezas.

Mar se acerco a mi con una sonrisa triste.

—Alteza, le agradezco su consideración y su constante cuidado a mis hijos, pero creo que esto es un problema que deberia resolver yo. No quiero meterlos en mas problemas, y menos en uno donde ustedes no tienen culpa, no deberian pagar por algo que es solo mi culpa.

La mire y una sonrisa se poso en mis labios.

—Es usted igual a su hijo. Pero debo aclararle algo. Cada problema que tenga que ver con Leiah me concierne. Y no se imagina cuanto.

Ella me miro en silencio confundida y entonces mi madre se aproximo a mi, me miro seria.

—Por que?

Si. Dea Ashnot no era tonta. No era la Reina alfa solo porque selene asi lo decidio, Ella habia nacido para esto. A ella no se le escapaba nada.

—Lo sabes no?

Mi madre asintio.

—Lo se, pero prefiero que seas tu quien lo diga.

Lo sabia

—Leiah... es mi compañero destinado.

Mar me miro sorprendida.

—Que?

—Su hijo es mi compañero destinado, y cada cosa que pasa con el me concierne. Nadie en este mundo va a dañarlo, no dejare que ningun imbecil quiera atormentarlo en mi nombre... Asi que esto es lo que pasara, el y yo, iremos a aquel lugar... y quemaremos el pasado que lo atormento por años.

Mar sollozaba temblando con fuerza, me acerque a ella y tome sus manos.

—No es su culpa, tampoco de Leiah. Todos los culpables recibirán su castigo. No se preocupe. No se puede maldecir al Dios que maldice a los desafortunados. Esos imbeciles ya me entregaron sus vidas antes de siquiera saber lo que hacían.

Solte sus manos y me aleje de ella, mire a mi madre y ella asintio.

—Esta bien, puedes ir.

—Perfecto, entonces me retiro, con su permiso.

Hoy recordáramos los viejos. Hoy habría caceria de brujas.

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