La primera vez que tuve un acercamiento con Leiah fue premeditado. Convenci a mi madre de que alguien deberia mostrarle la manada a Leiah... y quien mejor que yo.
Vi en primera fila la manera en que sus cejas se fruncieron cuando mi madre le dijo que yo le mostraria los alrededores. El disimulo, sonrio a mi madre y asintio educado. Sus ojos me miraron con una alegria fingida.
—Muchas gracias alteza, lo sigo.
Asenti y comence caminar. El venia a unos pasos mas atras de mi. Como si estuviera mal que caminara a mi lado. Me detuve y el en consecuencia tambien se detuvo. Voltee a mirarlo. Su mirada aburrida se clavo en la mia, sin ninguna intención de disimularlo
—Ya terminamos alteza?
Pero si acabamos de empezar.
—No, no lo hemos hecho... ¿Por que razon caminas detras de mi? Vamos juntos, camina a mi lado.
El nego.
—Usted es su alteza real el principe heredero, ¿como podria yo caminar a su lado? eso seria una falta de respeto.
¿Por que tanta formalidad?
—No tienes que ser tan formal conmigo, fingamos que soy un niño como cualquier otro miembro de esta manada.
El nego.
—No. No lo es, le debo respeto y se lo dare.
¿Por que era tan terco? Un gruñido exasperado escapo de mis labios pero el no se inmutó. Camine hacia el y tome su mano, el rapidamente se solto de mi agarre dando un paso hacia atras con el rostro serio.
—Le pido encarecidamente que no vuelva a tocarme alteza, usted y yo no somos amigos.
—Pero podriamos serlo.
Su ceño se fruncio.
—No deseo ser su amigo.
Auch
—Por que no podemos ser amigos?
—No vine aqui a hacer amigos alteza, solo deseo cuidar a mi madre y hermana, y en este momento ellas estan solas en casa, asi que le agradeceria que terminemos con esto rapidamente, asi puedo volver a casa.
Sus ojos me miraron con una seguridad aplastante. Leiah no era como los demas niños de la manada.
No.
Y ya venia aprendiendo. Leiah no parecia tener miedo de decir lo que pensaba, parecia serio, educado y formal, incluso mientras en pocas palabras me decia que no queria estar a mi lado en este momento.
—Tu madre y tu hermana estan seguras en casa, aqui en la manada nada va a pasarles. Tenemos buena seguridad.
Leiah bufo.
—Como lo sabe? Acaso esta usted alla para saber lo que sucede? usted no sabe nada—sus ojos me miraron con un frialdad que calo en mis huesos—le agradezco su hospitalidad Alteza, pero en vez de fingir que usted no es el principe de este territorio, mejor finjamos que usted me dio el recorrido y que yo quede muy satisfecho, asi yo volvere a casa y ninguno de los dos seguirá perdiendo el tiempo en esto—su cuerpo se inclino en una reverencia—Muchas gracias por enseñarme la manada alteza. Ahora me retiro.
Leiah se dio la vuelta caminando lejos de mi, ni siquiera me dio tiempo a decir nada.
El me habia dejado sin palabras.
****************
Leiah servia devotamente a su madre y hermana. Les hacia la comida. Lavaba sus ropas. Acunaba a su hermana y se levantaba en las noches a cuidarla para que su madre durmiera. Buscaba leña y mantenía su casa caliente. Mientras su madre servia a la mia diligentemente, Leiah cuidaba de su hermana como si fuera su propia hija. No salia de su casa al menos que fuera estrictamente necesario. Y cuando lo hacia parecia en completa alerta, miraba alrededor con aquellos ojos felinos, estudiando su alrededor como si en cualquier momento alguien fuera a saltar hacia el y atacarlo.
Y eso me llenaba de mas preguntas. ¿Que tanto habia sufrido Leiah para vivir de esa manera?
Mientras mas lo veia entendia la razon por la que no deseaba tener amigos. Leiah parecia incapaz de confiar en alguien que no fuera el mismo. No deseaba que nadie se acercara a su familia, e incluso cuando mi madre tomaba a su hermanita en sus brazos, Leiah parecia estar aguantando las ganas de arrancarla de su pecho.
¿Que tanto lo habian dañado?
Sabia que podia averiguarlo. Que podia entrar en su cabeza y mirar en su pasado sin que el lo supiera, pero ya era suficiente con sentirme como un imbecil acosador por estar espiandolo sin su consentimiento. Por pasar mas tiempo mirando a su alrededor que pendiente de mi propia vida y obligaciones.
Pero no podia evitarlo. No cuando se trataba de el. Mis instintos me pedían a gritos cuidarlo. Odiaba sentir que estaba desprotegido. Odiaba saber que aunque el lo escondía... Leiah tenia miedo.
Por mucho tiempo me conforme con mirarlo de lejos, con saber que a pesar de todo Leiah estaba seguro. Comprendía que el no me queria cerca, y aunque vivia observándolo a escondidas, nunca cruce aquella linea invisible que el no deseaba que cruzara.
Pero aquel dia cuando esos niños se acercaron a el. Ya no pude seguir aguantandolo, me movi hacia ellos sin dudarlo ni un segundo.
Habia algo que odiaba mas que las mentiras... Los abusadores. Y que creyeran que tenian el derecho de decir todas aquellas palabras hirientes a mi otra mitad. Desperto la oscuridad que guardaba muy bien en mi interior.
Y sabia que si mi madre no hubiera aparecido lo mas probable es que los hubiera asesinado.
Esa tarde por primera vez sus ojos me miraron sinceros. Agradecidos. Por primera vez Leiah me habia mirado. No como una amenaza, ni como un intruso. El me miro. A mi verdadero yo.
Y despues de ese dia un pacto silencioso se habia hecho entre los dos. Cada vez que Leiah salia a entrenar me sentaba a unos pasos de el a observarlo. Y el lo aceptaba, lo acompañaba de regreso a su casa en silencio, y el no se quejaba.
El habia aceptado mi compañia
Aunque no me dedicaba mas que un asentimiento de cabeza cada vez que aparecía en la puerta de su casa a acompañarlo y cada vez que fingía irme cuando lo acompañaba de vuelta a su casa. Era suficiente para mi, porque su compañia me calmaba. Su silencio me daba paz. El aroma que lo rodeaba me hacia sentir merecedor.
Leiah sin siquiera intentarlo... me hacia soñar con un futuro. Uno en donde yo mereciera su amor.
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Yenyfer Ospino
Y lo mereces mi hermoso Dark
2025-08-25
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