Después del incidente con la hija de los Durán, me obligué a enfocarme en mi propósito original. Había ido a la clínica para cobrar una deuda, y no descansaría hasta conseguirlo. Ver a Efraín Durán, el hombre que me debía, me recordó por qué estaba allí.
Cuando Efraín notó mi presencia, su rostro palideció. Se acercó a mí con un paso tembloroso, intentando mantener una fachada de control que se derrumbó en el mismo instante.
—Señor Estrada, ¿qué lo trae por aquí? —preguntó, con un cinismo que me hizo hervir la sangre.
—Es obvio a lo que vengo —dije, sin rodeos—. Quiero mi dinero hoy mismo.— mi voz cargada de ira.
Efraín tambaleó, demostrando ser el cobarde que siempre había sido.
—Señor Estrada, fíjese bien dónde estoy. Mi hija tuvo un accidente. En este momento no estoy en condiciones de pensar en la deuda.
Sonreí con una ironía helada. —Siento tu situación, pero a decir verdad, no es mi problema. Quiero mi dinero lo más pronto posible, o atente a las consecuencias.
—Señor Estrada, por favor, deme tiempo. Estoy tratando de juntar el pago, pero las cosas se me han complicado. Debe haber otra forma de llegar a un acuerdo.
Escuchar a Efraín pedir un acuerdo me llenó de un valor siniestro. Como siempre, fui directo a lo que quería, sin andarme con rodeos.
—¿Sabe qué? Sí podemos llegar a un acuerdo —dije con una sonrisa maliciosa.
—Usted solo diga qué necesita y con gusto lo ayudo.
Las palabras de Efraín fueron una hermosa melodía para mis oídos. Sin dar más vueltas, le expuse mi petición. Imaginé que se opondría, que se aferraría a lo poco que le quedaba, pero su respuesta me sorprendió por completo. No había duda: a ese hombre no le importaba ni su propia sombra.
Mi sonrisa se hizo más amplia. El hombre, desesperado, me dio la llave para tener lo que quería.
—Quiero a tu hija, Efraín —dije, y el aire en la sala pareció congelarse.
El rostro de Efraín se desfiguró por la sorpresa y el pánico.
—¡Estás loco! Eso jamás... —empezó a gritar, pero lo detuve con una mirada.
—Sé que te opondrás. Sé que me llamarás demente, pero, ¿qué opción tienes? —le recordé con un tono que no admitía réplicas—. Tu empresa está al borde de la bancarrota. La gente te odia. Si no me pagas, yo mismo me encargaré de que pierdas hasta tu sombra.
Efraín me miró, sus ojos llenos de miedo. Su silencio me dio la respuesta que esperaba.
—¿A cuál de mis hijas te refieres? —preguntó con la voz rota.
No pude evitar mi sorpresa. Ese hombre no tenía ni un gramo de amor por su familia. Le ofrecí una salida que muchos rechazarían, y él solo preguntaba por cuál de sus hijas iba a sacrificar. Su frialdad me llenó de asco, pero también de satisfacción.
—Quiero a la menor, Efraín —respondí, y la luz de la esperanza apareció de nuevo en sus ojos—. ¿Aceptas?
Un silencio sepulcral llenó el pasillo. Efraín bajó la mirada y asintió lentamente. Cerré los ojos por un instante y suspiré. Había conseguido lo que quería.
—Bienvenido al infierno, Efraín —murmuré antes de darme la vuelta y marcharme.
...********...
Cuando el demonio de Lorenzo Estrada pronunció esas palabras, el miedo se apoderó de mí. Mi corazón se detuvo. Jamás podría entregarle a mi Ángela. Ella era la luz de mis ojos, la razón de mi vida, y no permitiría que ese monstruo le hiciera daño.
Pero entonces, Lorenzo mencionó a mi hija menor, y un alivio vergonzoso me invadió. Alma era una rebelde, siempre causando problemas. Me convencí de que se merecía que alguien la pusiera en su lugar. Y si, por casualidad, la tonta lograba enamorar a Lorenzo, nuestra situación financiera cambiaría por completo. Seríamos salvos, y Alma sería la heroína. Por lo cual, sin dudarlo, acepté entregársela al demonio de Estrada.
—¿Qué está pasando? —la voz de Lucrecia me sacó de mis pensamientos. Sus ojos estaban fijos en los míos, buscando una respuesta. —¿Qué quería ese hombre?
La miré y una sonrisa se dibujó en mi rostro. No había duda de que Lucrecia aceptaría mi decisión. Después de todo, ella nunca había querido a Alma.
Tal y como lo pensé ella había aceptado encantada en entregarle a Alma a Lorenzo, al igual que yo pensé que sería la mejor manera de cubrir mis deudas y acabar con nuestros problemas financieros y si esa posible deshacernos del estorbo de Alma quien desde que llegó a nuestras vidas lo único que nos ha causado han sido problemas.
...********...
No pude llévame a la cama a la tonta de Alma, estaba harto de esta situación y lo peor es que ya no me quedaba casi tiempo para poder probar ese cuerpo sin estrenar, pero no lo quería a la fuerza si así fuera me hubiera aprovechado la noche anterior, quiero que ella se entregue por si sola y así hacer las cosas mucho mejor.
Había decidido que el fin de semana la haría mía de una manera o de otra, pues no iba a perder la oportunidad de divertirme antes de que mi vida cambie.
Estaba ensimismado cuando Lucrecia me interrumpió. — Hijo vete a descansar, ya no hay mucho que hacer aquí.
— Está bien señora, nos vemos mañana —. Respondí con hipocresía.
— Recuerda lo que hablamos, sabes que esto es muy importante para nosotros y no queremos que la gente empiece a hablar.
Le dediqué una sonrisa a la vieja bruja y salí de la clínica, tenía que arreglar las cosas con Alma, ya que me vi mal al no defenderla de su madre, pero si hacía eso quedaría expuesto y eso era algo que no me podía permitir.
Estaba por marcar el número de Alma cuando una llamada de mi madre me interrumpió, el día no podía ponerse peor, pensé.
—Madre, que milagro escuchar tu voz —. Dije con sarcasmo.
— Déjate de estupideces y escucha bien lo que te digo... Deja de andar jugando con la mocosa de Alma y enfócate en tu objetivo.
— Tengo claro lo que debo hacer, ahora déjame ir a descansar y más tarde hablamos.
Colgué la llamada para después subir a mi auto, mi madre era una mujer insoportable que no aceptaba un no como respuesta, así que por ahora debía dejar lo de Alma para después y así complacer a doña María.
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Comments
Nancy Parraga
Ese Camilo está jugando con las dos hermanas ahora van a vender a la pobre Alma y no será fácil para ella aceptar que la están vendiendo y estoy segura que Lorenzo le hará la vida infeliz y eso será aporte de esos malnacidos
2025-08-07
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Tatiana Aricapa
que miserable ese camilo bueno mal la.chica no se entrego a ese cucaracho
2025-08-05
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