Capítulo 2: La noche es joven
Salvarme de un despido casi seguro no había despajado de mi pecho la sensación de impotencia. Sentía que me habían clavado una espina y no había tenido oportunidad de sacarla. Como el señor Pepe me conocía, me pidió que dejara todo como estaba y que simplemente ignorara la actitud de Alcántara. Me explicó que, a pesar de ser bastante joven, era muy serio en su trabajo y detestaba los errores.
—Claro, soy un error —repliqué molesta.
—Marisela —habló él mostrando su faceta seria —sabes que no, pero no todos son tan pacientes como yo.
—Nadie reemplazaría a mi viejito favorito —respondí dedicándole una sonrisa. ¿Cómo no querer al señor Pepe si era una fuente de ternura? Era un hombre mayor regordete y con el cabello blanco. Parecía un San Nicolás de baja estatura. —Pensé que ibas a echarme —añadí cruzando los brazos.
El negó.
—Sabes que a pesar de que tienes poco tiempo aquí, te has convertido en una hija para mí.
Me acerqué hasta él y tomé una de sus manos con las mías. Tenía ganas de abrazarlo, pero sentía que no era el momento ni la ocasión para eso. Luego de nuestro momento tierno, me despedí para marcharme a casa. Cuando iba saliendo del restaurante me percaté de que el señor Alcántara le había dado la llave de su auto al del valet parking y se encontraba esperando.
—Señor —dije colocándome detrás de él y apretando mi bolso con fuerza. El acaudalado chef se giró y me dedicó una mueca que parecía de todo, menos de cordialidad. —Le pido disculpas por lo que dije, a pesar de que usted no fue el más amable, eso no me da el derecho a hablar a sus espaldas.
Y ahí estaba yo, intentando ser una mujer hecha y derecha y desobedeciendo la orden de mi jefe.
—Que te quejes porque alguien te hace ver tus errores habla muy mal de ti —respondió mirándome desde las alturas, se veía más alto una vez que ambos estábamos más cerca.
—Ok, tiene usted razón. Pero, dejando eso de lado, usted no se ganaría el premio a la persona más amable del planeta.
—No me interesa ganarme ese premio —replicó con desdén.
—Me lo suponía —respondí a mi vez —En fin, eso era lo único que quería decirle. A partir de ahora podemos ignorarnos mutuamente si eso desea.
El parecía tener ganas de sonreír, pero se mantuvo serio y asintió. Me di la vuelta sin comprender su actitud y caminé maldiciendo por lo bajo hasta la parada de autobuses. Egocéntrico, malhumorado, maleducado, inmaduro, intolerante, creído… Repasaba la lista de malas cualidades para atribuirle a aquella persona en todo el camino.
Cuando luego de mi viaje de 15 minutos llegué a mi casa, me lancé en la cama agotada. El día siguiente iba a tener que trabajar en la tarde y todo por culpa del chef más afamado del país. ¡Que se meta su fama por donde le quepa! Mi mamá llegó a eso de las cinco de la tarde y venía en compañía de mi mejor amiga Rocío.
La primera, me dio un beso en la frente, cuando ingresé a la sala y siguió de largo a su habitación y la segunda se sentó en el mueble de la estancia. Rocío era mi mejor amiga pelirroja y a diferencia de mí, parecía una súper modelo. Era alta y con curvas estilizadas, sin dejar de lado, su largo cabello rojo. ¿Su mayor complejo? Las pecas que adornaban su frente y gran parte de su cuerpo. A decir verdad, eran tantas, que ni el maquillaje era capaz de ocultarlas.
—¿Hoy nos vamos de fiesta o te toca trabajar mañana? —preguntó acostándose en el mueble.
Bufé.
—Me cambiaron el horario a la tarde.
Ella sonrió.
—¿Eso es excelente no? Ya así no podrás usar excusas para salir con tu mejor amiga.
Quité sus piernas del mueble para sentarme a su lado.
—La verdad no, todo fue por culpa del nuevo chef “más afamado del país” —repliqué haciendo comillas con las manos. —Un idiota es lo que es.
Rocío no se asombraba cuando hablaba mal de la gente, porque era bastante normal que yo me metiese en problemas con todo el mundo. Además, también tenía una tendencia excesiva a quejarme.
—Por eso, salgamos esta noche… Así me cuentas de ese chef y nos tomamos unos tragos. ¡Lo necesitas!
Suspiré.
—Sabes que desde lo de la otra vez, he evitado salir —dije cabizbaja recordando el incidente de hace un año.
—Por Dios Marisela. ¿Cuánto ha pasado ya? Ya te dije que ese hombre se fue de la zona. No te lo toparás ni de milagro.
Inhalé y asentí. Ella tenía razón, necesitaba un par de tragos y despejarme un poco. Bailar era una de mis pasiones y no tenía reparos en romper la pista. Sin embargo, luego del suceso que me había traumatizado, había dejado de salir tanto como antes.
*-*-*-*-*-*
Rocío, mi mamá y yo comimos mientras platicábamos. Ana María, mi mamá, contaba que en el trabajo le dieron una buena cantidad de dinero por la limpieza. Se veía bastante contenta, aunque comenzaba a quejarse por el dolor de brazos. Mi progenitora tan solo tenía 46 años y si algo deseaba, era poder darle la vida que ella se merecía. Así, podría dejar de trabajar.
Cuando terminamos de comer, Rocío lavó los platos y nos sentamos en la sala a ver una película. Era una costumbre que teníamos todos los viernes. Las tres nos llevábamos muy bien y podíamos pasar hablando mucho rato. Lo mejor era que, a pesar de que mi mamá era “una mujer mayor”, no era de juzgar, ni de meterse en nuestras vidas. Por ejemplo, en mi caso, ella respetaba mis decisiones.
Me aconsejaba sí, pero no tenía tabúes en hablar del sexo o de las relaciones. Ella y yo teníamos una relación de complicidad. En fin, cuando empezó a oscurecer me fui con mi amiga hasta su casa, la cual quedaba a unas cuentas cuadras. Ya Ana María, sabía que nos íbamos de fiesta así que solo me dijo que me cuidara y no regresara tan tarde.
Mi amiga me iba a prestar uno de sus vestidos. Solo accedí porque un vestido de ella, debido a mi estatura me iba a quedar como un gran camisón. Rocío era alta y yo, bastante baja o digámosle, diminuta.
Me prestó un atuendo negro que me quedaba más que aceptable. Era ceñido al cuerpo y a pesar de ser de tirantes me cubría la mayor parte del cuerpo. Me llegaba a media pierna, así que podía sentirme sexi, pero no vulgar. Y no es que no me gustara sentirme de vez en cuando vulgar, pero aquel día, no estaba de humor.
Una vez estuvimos listas, nuestra amiga Teresa, pasó a recogernos en su coche. La noche era joven y las tres, estábamos listas para la aventura. Tere y Rocío iban hablando de forma animada, mientras mi cabeza divagaba en los acontecimientos del día. Mi mente no podía parar de recordar al tal Carlos Alcántara de cuando en cuando.
Tanto así, que me estaba preguntando si acaso yo era masoquista. Porque, si al caso vamos el hombre podía estar muy bueno y todo, pero no era nada cordial y mucho menos simpático. Una vez llegamos al establecimiento nocturno, abrí la boca con sorpresa porque la verdad es que no lo conocía.
Se veía bastante elegante y “nice” a pesar de ser una discoteca más del montón. Como llegamos a eso de las doce de la noche, no había muchas personas. Por lo general, todos empezaban a llegar a eso de las dos de la mañana. Mis amigas y yo fuimos directo a la barra y pedimos unas cervezas. Queríamos refrescarnos y si no queríamos terminar borrachas rápido debíamos empezar por algo leve.
Estábamos conversando y riéndonos cuando apareció un mesonero con tres vasos pequeños y una botella de whisky.
—Se los envía el señor de allá arriba —dijo el hombre señalando al susodicho que estaba en el segundo piso y nos observaba desde una especie de balcón. Aquella era la zona vip, solo los que estaban dispuestos a pagar por una mesa allá podían subir.
—La rechazaremos gracias— dije elevando la voz, pero ya mis amigas habían tomado la botella y le dedicaban al moreno sonrisas de alegría.
El que nos regaló la bebida, miraba con especial atención a Rocío e iba vestido de forma elegante. Me quedé un rato observándolo en silencio para decidir si era o no un acosador cuando a su lado se paró la persona a la que #1 menos quería ver y #2 era el causante de mis desgracias. Bueno, solo de que estuviese de malhumor y que me hubiesen cambiado al turno de la tarde.
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Comments
Jaqueline Cofre Flores
porque no terminan las historias
2023-03-22
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Raquel Melgar Arauz
más capitulos x favor
2022-12-14
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Raquel Melgar Arauz
me está interesada la novela diga adelanté srta escritora más capitulos x favor
2022-12-14
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