volver atrás no es fácil

Hay veces en que es mejor dejar el pasado donde lo dejamos, no es bueno desenterrar las penurias del corazón, fingiendo que jamás existió el dolor de una pérdida o un adiós. Papá es del tipo de personas que ignoran y evaden todo lo que tenga que ver con sus sentimientos o respecto a mamá.

En mis trece años de vida lo he visto llorar, gritar, odiar, embriagarse. Pero jamás lo he visto olvidar. y esa mañana de domingo lo vi distante, sabia de ante manos que no estaba bien desde la tarde anterior.

Sirvió mi desayuno, lo probé. Estaba más insípido que el agua, los huevos revueltos con tocino no me sabían a nada.

-. Papá, ¿estás bien?- silencio de su parte fue lo único que recibí, debía encontrar la manera de hacerlo hablar o intentaría cometer una estupidez otra vez.- oye pa, no tengo la menor idea de que fue lo que te dijo el abuelo ayer; pero nada importa de lo que salga de la boca de ese viejo idiota que solo quiere verte sucumbir para darle la granja a Francisco Cooper, sé que puedes con esto y con todo porque eres el mejor padre del mundo y sé que jamás me dejarías sola.

Volteo a verme y solo vi una sonrisa vacía en sus labios y unos ojos inundados en nostalgia.

-. ¡Papá, por favor dime algo!- en este punto, mi rostro ya se encontraba inundado en lágrimas que mojaban mi desayuno con tristeza.-. No solo te quedes ahí callado, dime algo por favor papá.

-. Tu mamá volví, mi niña.

Escuchar aquellas palabras salir de la boca de papá fue peor que verlo intentar ingerir alcohol con un montón de píldoras del baño.

-. No.- fue lo único que logro salir de mis labios, un nudo se comenzó a formar en mi garganta, impedía que el aire entrar a mis pulmones y no dejaba que terminara de procesar todo.

-. Hija, yo sé que es difícil para ti escuchar esto; pero es tu mamá y...-

-. ¡No te atrevas a terminar esa frase! ¡Ella no es nada en mi vida! Jamás fue parte de esta familia, porque familia significa pertenencia, no ausencia.- hay un punto del duelo que niegas las cosas, yo vivía constantemente en la primera y segunda etapa. Papá tuvo que darme un abrazo para poder calmar el dolor creciente en mi pecho. Me aferre a su camiseta y llore como una niñita por varios minutos. Él no paraba de acariciar mi cabello y a murmurar mimos sin sentido en la coronilla de mi cabeza.

-. Todo estará bien, pero tienes que calmarte; quiere que vayas hoy a las tres al restaurante las plazas con ella. Para poder hablar de todo el tiempo perdido.

-. ¿Quiere recuperar nueve años de ausencia en una tarde? Eso es realmente patético.

-. Lo sé.

-. ¿Tu estas bien con todo esto? Si quieres podemos decirle que fui con mis tíos a Zanistonia por un fin de semana.

-. Creo que es mejor que vayas, rompe este ciclo que no te ha dejado tranquila y así cada quien seguirá con sus vidas sin remordimiento y con la conciencia limpia. Solo hay que decir adiós.

Lo hacía sonar tan fácil, pero aún tenía miedo de lo que podría pasar y lo peor de todo es. ¿De que hablaría con ella?

-. Me gusta la idea.- intente sonreír para hacerle sentir mejor, pero simplemente no lo conseguí.

-. Sabes que nadie te está obligando, hija.

-. Yo lo sé, pero tienes razón en eso de romper ciclos. Dejemos ir sin remordimiento.

Pasamos abrazados un rato más, al contarme de mamá y ver mi reacción le quito un gran peso de encima; quizás tenía miedo a que me fuera de su lado y lo dejara solo o algo así.

Papá es muy temeroso, tiene miedo a terminar solo.

Se despidió de mí con un beso en la mejilla y se fue a trabajar con la promesa de volver temprano y ver películas hasta mi hora de dormir. Al verle salir por la puerta me convertí en un puñado de nervios que no paraba de temblar.

Subí a darme un baño a mi habitación, pensar bajo las gotas de agua en la regadera es mejor que pensar a secas sin saber cómo responder a todas mis incógnitas; pero la más importante ¿Por qué volvió?

Cerré la regadera después de largos minutos que pase sufriendo mis temblores por los nervios, Salí del baño goteando por todos lados, agradecía que la ventana estuviera cerrada o el pervertido de mi vecino me volvería a ver desnuda desde la ventada de su ático. Es un maldito cerdo.

Abrí mi closet buscando algo cómodo que vestir, no sabía qué pensaría mi madre si me viera con tacones o un pantalón holgado. Escogí un vestido veraniego naranja con blanco y unas sandalias cafés con tacón pequeño. Tarde demasiado en elegir el vestido que la hora estaba por llegar, anhelaba un milagro que evitara ir al tan bello rencuentro que tendría con la mujer que me abandono.

Suspire con resignación al ver que no llegaba mi esperado anhelo y marque rumbo al restaurante las plazas, lugar donde mis padres tuvieron su primera cita, su primer beso, la propuesta de matrimonio y la noticia de mi llegada a este mundo, hay veces en las que me detengo a pensar y digo. ¡Quiero un lugar así! Donde mis hijos vendrían y dirían – mis padres tuvieron una linda historia de amor en este mismísimo lugar- ojala algún dia pase.

Al estar enfrente de la puerta me detuve, tome una gran bocanada de aire y calme mis nervios.

Entre todos los comensales que había esa tarde comiendo y riendo, yo buscaba a mi reflejo futuro sentada en una mesa sola.

-. Piel morena, cabello negro.- repetía en mi cabeza una y otra vez buscando esas características en todos lados.

-. Disculpe señorita.- una amable camarera se acercó a mí con una sonrisa afable en sus labios teñidos de rojo que resaltaban en su rostro pálido por el cansancio.- ¿está buscando a alguien?

-. Si, busco a mi madre.

-. ¿Podría darme su nombre por favor? Así buscare su reservación.

-. Muchas gracias, se llama Abby...

Quede congelada en ese instante, se llamaba Abby mi madre y lo sabía ciegamente porque mi padre se tatuó su nombre en el tobillo. Pero no sabía su apellido.

-. Abby ¿Qué? Nena tienes que darme el nombre completo para yo poder buscarle en el sistema.

¿Seguía siendo Amber? ¿Topher?

-. No lo sé.

¿Qué tan patética me veía es ese instante al no saber el apellido de mi propia madre?

-. ¡Valeria!.- ambas volteamos al escuchar una voz melosa detrás nuestro, alta, morena, ojos color miel y una cabellera tan negra como el anochecer. Si, ante mis ojos estaba mi reflejo futuro, mi madre. Aquel ser que debería amarme con cada fibra de su alma estaba enfrente de mí por primera vez en nueve años y, confunde mi nombre.

-. ¿Mamá?

-. Por supuesto cariño.- con su dedo índice toco la punta de mi nariz como cuando era niña.- vamos a la mesa que quiero que conozcas a unas personitas.

¿Personitas? ¿A quienes se refería? Caminamos entra las mesas hasta llegar a una donde había tres personas. Dos adolescentes y un adulto, los primeros dos se parecían demasiado al adulto que me saludo con la mano.

-. Valeria, ellos son Damián y David, tus hermanos.

Un enorme balde de agua fría cayó sobre mí al oír la palabra, hermanos. Se repetía en mi cabeza una y otra vez en cámara lenta.

-. Y él es mi esposo, Brett.

No sabía que decir, como actuar o que pensar de todo esto. Era más que claro que mi madre se convirtió en una esposa trofeo de este hombre que despide arrogancia y egocentrismo por cada poro de su piel. Me sentí abrumada, pero debía tomar las cosas con calma y fingir que no me afectaba la noticia.

-. Hola, encanta en conocerlos.

Mamá lucia complacida ante la manera que actué frente a su familia que mostrando sus perlas en una sonrisa de satisfacción.

-. Bueno Valeria, esperamos que no te sientas incomoda con nuestra presencia.- la voz carrasposa de Brett me saco de mis cavilaciones.

-. Para nada, es solo que me agarro de sorpresa saber que tengo dos hermanos y que mi madre se volvió a casar.- o que simplemente no recuerda como me llamo.

Sus hijos, mis hermanos. No dijeron nada con respecto a mí.

Pedimos la comida y mamá parecía querer charlar de algo, y así lo hizo.

-. Hija, ¿Cómo ha ido todo?

¿Eso es lo que le preguntarías a tu hija después de no verla con casi una década?

-. Muy bien, no hay de que quejarme.

-. ¿Tu padre te ha cuidado bien?

-. Más que bien diría yo, me ha dado todo el amor que un padre le puede dar a su única hija.

Eso le afecto a mi madre, su rostro se volvió sombrío.

-. Me alegro por él, tu padre siempre fue un hombre que amaba complacer a otros. Quizás lo hizo por lastima.

-. Madre, ¿Por qué volviste? ¿Cuál es el propósito de tu visita? ¿Meter cizaña en la relación que tengo con mi papá? ¿O simple remordimiento?

-. No debo tener un motivo para visitar a mi única hija, y yo solo quiero que te des cuenta de quién es tu padre.

Sonreía con arrogancia mientras veía sus uñas perfectamente arregladas y llenas de lo que parecían ser diamantes. Esta mujer no traería nada bueno en mi vida. A que venía eso de – quiero que te des cuenta de quién es tu padre – yo sabía quién era y eso bastaba.

-. Sé quién es mi padre, no hay necesidad que tú me lo digas. Se de antemano que es un hombre amoroso y de lo más maravilloso que pueda haber. Pero tú te atreviste a romper su frágil alma.

-. ¡Yo no hice nada! ¡El estúpido de tu padre fue quien se enamoró de mí!.- se levantó de su silla haciendo una escena enfrente de todos los comensales que se le quedaron viendo.

-. Abby, por favor cálmate que estás haciendo una escena.

Su esposo logro calmarla y que volviera a su lugar, sus hijos no dejaban de burlarse de ella.

Fue realmente incomodo verla perder los estribos de esa manera, yo recordaba a mi madre como una mujer dulce pero indiferente a su vez, ¿Qué ocurrió con ella? Terminamos de comer en silencio, un silencio escalofriante e incómodo; nadie dijo nada de lo ocurrido ni volvieron a preguntar.

Deseaba que ya terminara y poderme ir a casa, tenía tarea que terminar.

-. Bueno niños, ¿Qué les parece si vamos chesseplay  y juegan un rato como los hermanos que son?-

Chesseplay  es una sala llena de videojuegos donde puedes ir a comer pizza y pasar el rato con tus amigos; no con tus nuevos hermanos.

-. Me gustaría mucho, pero tengo que ir a casa a terminar una tarea que deje pendiente.-

-. No te preocupes Valeria, podremos hablar con tu profesor y decirle que tuviste un inconveniente y por ellos tú falta.

Suspire resignada, hubiera sido muy grosero de mi parte negarme a la oferta del esposo de mi madre. De todas formas, parecía que esa no sería la última visita de mi madre al pueblo.

-. Está bien.

Jamás accedan a algo que no estén del todo seguros, es doloroso sufrir las consecuencias. 

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Comments

Sol Morelos

Sol Morelos

Me acordé de la vez que mi papá dijo, hola yo soy su padre jajaja

2021-12-25

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